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Recientemente salió a la venta un libro que llama la atención por la sinceridad de su título: “Cómo mandar a la mierda de forma educada” y, es básicamente una guía en la que su autora, la psicóloga y neurocientífica Alba Cardalda enseña a decir “basta” con asertividad y empatía para conseguir relaciones más plenas y honestas.
A lo largo de este libro, la autora desarrolla la importancia de poner límites a quienes nos rodean, pero, hacerlo de forma correcta. Decir “no” muchas veces representa un acto de amor propio, y también, una herramienta esencial para construir vínculos sanos y equilibrados. Sin embargo, muchas personas tienen dificultades para establecerlos, ya sea por miedo al rechazo, al conflicto o por creencias erróneas acerca de lo que implica decir “no”.
Para la autora poner límites no es sinónimo de ser egoísta, sino una manera de priorizar el bienestar personal y mantener relaciones respetuosas. Este artículo explora la importancia de establecer límites en las relaciones de pareja, con amigos y familia, las razones por las que tantas personas los evitan y cómo hacerlo de manera efectiva.
¿Por qué es importante poner límites?
Los límites actúan como una especie de “manual de instrucciones” para que los demás sepan cómo queremos ser tratados. Establecerlos es esencial porque:
- Protegen el bienestar emocional: Sin límites, es fácil sentirse sobrecargado, explotado o desvalorizado.
- Fomentan el respeto mutuo: Ayudan a que las relaciones sean más equilibradas y respetuosas.
- Evitan el resentimiento: La incapacidad de poner límites a menudo genera frustración, que puede convertirse en resentimiento.
- Promueven la autoestima: Decir “no” cuando es necesario refuerza la sensación de control y respeto hacia uno mismo.
Razones por las que las personas no ponen límites
A pesar de los beneficios, muchas personas encuentran difícil poner límites. Entre las razones más comunes están:
Miedo al rechazo: Temor a que los demás se molesten o los abandonen.
Culpa: Sentir que establecer límites es ser egoísta o insensible.
Deseo de aprobación: Querer ser aceptado a toda costa, incluso a expensas de su bienestar.
Falta de práctica: No haber aprendido a expresar necesidades o deseos en su entorno familiar o social.
Como explica Alba Cardalda, muchas veces el problema radica en la creencia de que para ser “buenas personas” debemos aceptar todo lo que los demás nos piden, olvidando que el respeto hacia nosotros mismos es igual de importante.
¿Por dónde empezar?
Al principio podría ser intimidante, pero es una habilidad que se desarrolla. Aquí algunas recomendaciones:
Reconozca sus necesidades: Reflexione sobre lo que le hace sentir incómodo o invadido.
Sea claro y directo: Use frases simples como “prefiero no hablar de este tema” o “necesito tiempo para mí”.
No se justifique demasiado: No es necesario explicar en exceso sus razones; un “no” respetuoso es suficiente.
Practique la asertividad: Exprese sus límites con firmeza, pero también con respeto hacia la otra persona.
Aprenda a tolerar el malestar inicial: Es posible que las primeras veces se sienta culpable o incómodo, pero esto es normal y disminuirá con el tiempo.
Guía para identificar si tiene problemas para poner límites
Responda las siguientes preguntas:
· ¿Suele decir “sí” aunque en realidad quiera decir “no”?
· ¿Se siente agotado o frustrado después de interactuar con ciertas personas?
· ¿Cree que establecer límites puede causar conflictos o que los demás lo rechacen?
· ¿Evita expresar lo que necesita o siente por miedo a incomodar a otros?
· ¿Se siente culpable cuando decide priorizarse?
Si respondió “sí” a la mayoría de las preguntas, es probable que tenga dificultades para establecer límites.
Si respondió “no” a la mayoría, ya está en camino de construir relaciones más sanas.
Fuente: Maritza Oconitrillo, sicóloga y coach.
Establecer límites no significa alejarse de los demás, sino acercarse a uno mismo. Es una forma de comunicar quién es usted, qué necesita y cómo desea ser tratado. Como dice Alba Cardalda, el arte de “mandar a la mierda de forma educada” radica en hacerlo con respeto y amor, tanto hacia los demás como hacia uno mismo. Aprender a poner límites es un proceso liberador que permite construir relaciones más auténticas y mantener un equilibrio saludable entre dar y recibir. Así que no lo dude: el primer paso para mejorar sus relaciones comienza con el valor de decir “esto es lo que necesito”.