
Las mascotas forman parte de un núcleo familiar y cuando fallecen, es inevitable que su muerte afecte emocionalmente a los miembros de la familia, especialmente si el vínculo fue significativo. Perder a una mascota no es poca cosa. Para muchas personas, se trata de decir adiós a un ser que estuvo ahí en los días difíciles, que celebró las pequeñas alegrías con un movimiento de cola o un ronroneo, que acompañó en silencio cuando no había palabras.
La psicóloga Melissa Céspedes, especialista en duelo y tanatología, asegura que estas pérdidas merecen espacio, contención y, sobre todo, validación. Se trata de transitar las emociones, no evitarlas, porque el vínculo no se reemplaza.
“Siempre es recomendable hacer un duelo luego de una pérdida. No importa si es una persona, un trabajo, una pareja o una mascota. Eso significa atravesar la pérdida con sus emociones y validarlas. No evitarlas. Estar conscientes que no podemos sustituir vínculos ni personas”.
El dolor que no siempre se entiende
A diferencia del luto por una persona, muchas veces el dolor por la muerte de una mascota no es comprendido por el entorno. Frases como “pero era solo un perrito” pueden resultar profundamente hirientes.
La psicóloga recuerda a las personas que atraviesan esta pérdida, que nadie va a experimentar el duelo de la misma manera. “Se trata de un proceso natural. El luto no es patológico ni es una depresión. Pero sí es uno de los temas más dolorosos del ser humano. Además, el duelo se resuelve cuando la persona esté lista. No se aconseja asignar tiempos, pero sí hacer la diferencia entre el tiempo cronológico y el emocional. Por eso no podemos decirle a una persona que ha pasado mucho tiempo y que ya debería dejar de llorar. Hay que permitir que la persona avance su propio proceso”, explica Céspedes.

¿Es recomendable llevar a casa otra mascota? Sí, pero cuando ya se sepa de manera consiente que ha avanzado con su proceso de pérdida.
¿Se pasa por las mismas etapas que en el luto por una persona?
“Hay una teoría que dice que se pasa por etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Es importante tomar en cuenta que son etapas no lineales (puede brincar de un sentimiento a otro) y que se usa como referencia para entender un duelo. Identificar estas etapas ha sido muy útil para muchísimas personas”.
¿Y si hay niños en casa?
Hablar de la muerte con niños puede ser complejo, pero no debe evitarse. Céspedes aconseja tener cuidado con el lenguaje, especialmente con los menores de siete años, quienes aún no comprenden que la muerte es irreversible. A esa edad, los niños conceptualizan la muerte de manera diferente. Ellos creen que la muerte es reversible como le sucede a los personajes de videojuegos o caricaturas. Después de esta etapa, ya entienden que la muerte es definitiva.
“Siempre hay que hablar con la verdad, sin entrar en detalles innecesarios. Se puede decir, por ejemplo, que el animalito murió por una enfermedad y que no regresará.”
Duelo en pareja, sin hijos
Para muchas parejas, sus mascotas son sus hijos. En estos casos, el duelo puede ser tan profundo como el de una pérdida familiar. La recomendación de la especialista es clara: acompañarse, hablarlo, vivir los rituales.
Guardar, donar o despedirse de los objetos del animalito puede ser parte del proceso. Lo importante es que estas decisiones se tomen desde la conciencia emocional, no desde la urgencia.
“Las cosas de la mascota, como la casita, la camita, los platitos de comida... son objetos que con el tiempo se decide qué hacer con ellos: guardarlos, donarlos, etc. Sin duda se debe hablar de esto y expresar en pareja las emociones y sentimientos”.
Cuando el dolor es de un adulto mayor
En personas mayores, la pérdida de una mascota puede significar la pérdida de su mayor fuente de compañía, rutina y afecto y se debe validad su pérdida. “La familia puede ayudar al adulto mayor con rituales de despedida para que tenga un espacio y expresar lo que siente. Que llore y que hable de lo que le preocupa y de lo que le asusta. Eventualmente cuando ya el duelo avance se podría considerar en otra mascota de compañía”.
La especialista concluye asegurando que en el duelo sano, el dolor disminuye gradualmente con el tiempo, pero si esto afecta de manera significativa la vida cotidiana, es mejor buscar apoyo profesional, siendo esto muy común hoy en día.
¿Y los reemplazos?
Ante la pregunta de si es buena idea adoptar otra mascota, la respuesta es sí… pero no de inmediato.
“Debe ser una decisión consciente, tomada desde la aceptación de la pérdida y no como una forma de evadir el dolor.”
Tiempo, compasión y, si se necesita, ayuda
Un duelo sano disminuye con el tiempo, pero si interfiere significativamente con la vida diaria, buscar apoyo psicológico puede ser muy útil. Hoy más que nunca, reconocer el impacto emocional de estas pérdidas es un acto de amor, no solo hacia nuestras mascotas, sino hacia nosotros mismos.
“No importa qué tipo de mascota era: un perrito, un gatito o una tortuga… lo que trasciende es el vínculo que se tenía con ese ser.” —Dra. Melissa Céspedes, psicóloga especialista en duelo.
Fuente: Melissa Céspedes.
Psicóloga especialista en tanatología
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