Dice el refrán que: “Las visitas son muy bonitas cuando llegan, pero son más bonitas cuando se van”, algo que en lo personal no comparto mucho, porque, si la experiencia de recibir en casa no ha sido grata para los anfitriones, algo malo pasó o definitivamente, no se supo planear bien dicha reunión con la familia o amigos.
Veamos algunos detalles que siempre son importante recordar, y que nos permitirán estar preparados tanto para recibir en el hogar, como para asistir a las diferentes actividades a las que nos inviten.
- Seamos puntuales. Es muy poco delicado, absurdo e impertinente decir: “llegaré elegantemente tarde para hacerme esperar”.
- ¿Qué llevo? Si bien es cierto, hoy se acostumbra a hacer esta pregunta, la misma debe hacerse en ambientes familiares o de mucha confianza. En todo caso, de llevar algún platillo para compartir, preséntelo de manera agradable y no ponga a los dueños de casa a que lo terminen de preparar.
- Cuando somos invitadas por primera vez a un hogar, siempre será de buen gusto llevar algún detalle para los anfitriones. En estos casos se estila, flores, vino, plantas en maceta, un postre hecho en casa, etc.
- Si por casualidad llegó tarde, ofrezca las disculpas del caso con discreción y no de excesivas justificaciones de lo que sucedió para que se diera dicho retraso.
- Para que luzca descansada y tranquila, ofrezca platillos que usted conozca y pueda preparar con antelación.
- En caso de que ya estén en medio de la cena, se le servirá el platillo en el que se encuentran el resto de los invitados, sin esperar a que le coloquen los que ya se degustaron previamente.
- La hora de la despedida a veces se torna complicada porque no siempre las visitas saben cuál es el momento oportuno de retirarse.
Como anfitrionas o como invitadas no insistamos en prolongar demasiado una velada, así que el momento de irse es cuando la mayoría lo esté haciendo.
- Si por casualidad, se quedan por ahí esos amigos “que no se van hasta que la botella se acabe”, puede solucionar eliminando todo rastro de licor, refrescos, hielo, limones, etc, y ofrecer café, indicando con esto, que la actividad concluyó y que fue un placer tenerles en casa.
- Y por supuesto, si alguno de los invitados se “pasó de copitas”, haga lo posible para que alguien más le lleve a casa, o llámele un taxi, pero hágale saber el interés y responsabilidad que tiene usted por el cuido y seguridad de esa persona.
El fin último de recibir en casa, es tener el gusto de compartir con familiares y amigos, celebrar el encuentro y pasarla bien, por lo que los anfitriones tienen el reto de saber organizar todo y disfrutar, como si fueran un invitado más.
¡Qué disfruten sus visitas!
Recuerda:
“Que tu Imagen te ayude a triunfar”.
Irene Jara Ocampo
Con más de 12 años de experiencia en la gestión de la Imagen Pública y la Marca Personal, trabaja con empresarios, profesionales independientes, ejecutivos en ascenso, políticos y deportistas élite.
Conferencista y columnista internacional.