A pesar de los avances logrados, 1 de cada 5 niños menores de cinco años en América Latina y el Caribe está desnutrido o con sobrepeso, resultado de diferentes factores y malas prácticas alimentarias que comienzan en una etapa temprana de la vida del pequeño, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Esto deja en evidencia que la mala nutrición sigue siendo una problemática global que puede provocar efectos negativos en la salud tanto en el corto como en el largo plazo.
El documento ‘Estado Mundial de la Infancia’, publicado por la UNICEF en el 2019, detalla que cada vez más las comunidades se enfrentan a la malnutrición. “A pesar de los progresos, 149 millones de niños menores de 5 años siguen sufriendo de retraso en el crecimiento y casi 50 millones de emaciación; cientos de millones de niños y mujeres sufren el hambre oculta, la carencia de vitaminas y minerales; y las tasas de sobrepeso están aumentando rápidamente”, dice el informe.
La carencia de una dieta suficiente, variada y nutritiva puede afectar el desarrollo cognitivo de los niños, interferir en el aprendizaje y debilitar su sistema inmune. Las consecuencias son en gran medida irreversibles si no se corrigen durante los primeros años de vida.
Este desafío sólo puede superarse abordando la malnutrición en todas las etapas de la vida del niño y dando prioridad a las necesidades nutricionales específicas de los niños en los sistemas alimentarios y en los sistemas de apoyo de salud, agua y saneamiento, educación y protección social.
Si bien la genética determina el potencial de crecimiento de los huesos, los factores ambientales, especialmente la nutrición, ayudan a los niños a alcanzar su máximo potencial de altura sin importar las diferencias geográficas o culturales.
“Una revisión temprana de la nutrición ayudará a reactivar el crecimiento de los niños para que puedan alcanzar su potencial genético, porque el 60% de la estatura adulta se alcanza en los primeros 5 años”
— Dr. Mauro Fisberg, pediatra, nutricionista y coordinador del Centro de Excelencia en Nutrición y Dificultades Alimentarias del Instituto PENSI
“Es especialmente importante que en las primeras etapas de la vida se priorice la nutrición para maximizar el potencial futuro de un niño”, destaca el especialista.
Dos sustancias clave
Mejorar la nutrición infantil requiere que los sistemas alimentarios proporcionen alimentos nutritivos, seguros, asequibles y sostenibles para todos los niños.
Incorporar en la alimentación productos que hayan sido complementados con micronutrientes es una herramienta efectiva para combatir las deficiencias nutricionales (conocida también como hambre oculta) en la infancia. En este sentido, la arginina y la Vitamina K2 juegan un papel fundamental.
“La Arginina es un aminoácido importante que juega un papel clave en el crecimiento al promover la multiplicación de células en la placa de crecimiento de los huesos para ayudarlos a crecer más rápido cuando hay un retraso en el crecimiento”
— Dra. Yumaira Chacón, Gerente Médico de Abbott en Centroamérica
Por su parte, “la Vitamina K2 natural ayuda a transportar y absorber el calcio en los huesos y, en última instancia, a desarrollar huesos más fuertes. Por lo tanto, el nuevo PediaSure con Arginina y Vitamina K2 está científicamente diseñado para apoyar a que los huesos crezcan más largos y fuertes, convirtiéndose en un aliado para que los niños recuperen el crecimiento perdido”, detalla la doctora Chacón.