Los pasillos del supermercado están cargados de productos con llamativas etiquetas, de esos que prometen milagros como el de saciar antojos con sustitutos para engañar nuestro paladar. Pero la Dra. Gabriela Muñoz, endocrinóloga y especialista en nutrición, lanza una advertencia clara al respecto: el problema no es el azúcar. El verdadero enemigo está en los alimentos ultraprocesados y los sustitutos artificiales que alteran la microbiota, afectan la memoria y confunden al cuerpo.

“Hemos enfocado mal las baterías. El azúcar no es nuestro enemigo. El verdadero daño viene de los ultraprocesados y los edulcorantes artificiales”. Con décadas de experiencia clínica, y una mirada crítica sobre las tendencias de la nutrición contemporánea, la especialista invita a revisar lo que estamos poniendo en el plato.
El engaño de los sustitutos
Edulcorantes como el aspartame, la sucralosa, el eritritol o el xilitol se han instalado como “alternativas saludables” al azúcar, pero según la doctora, representan una amenaza silenciosa.
“Al cuerpo no se le puede engañar. Cuando comés un edulcorante, tus papilas gustativas detectan el sabor dulce y el cuerpo se prepara para recibir azúcar. Libera insulina… pero no llega la glucosa. Entonces te pide azúcar real. Por eso muchas personas terminan comiendo más, se toman un café con sustituto de azúcar, pero al final andan buscando una galleta o algo dulce, sería mejor que endulzaran su cafecito con una cucharadita de azúcar”, explica la especialista.
Y lo más grave no es solo el desequilibrio metabólico. Muñoz recalca que estudios recientes han vinculado el consumo de estos productos con alteraciones en la microbiota intestinal, aumento del apetito, trastornos en la memoria e incluso con mayor riesgo de trombosis.
Microbiota bajo ataque
La microbiota intestinal —ese ecosistema de bacterias que viven en nuestro intestino— cumple un papel clave en la digestión, el sistema inmune y hasta en nuestra salud emocional.
“Si usted no tiene una microbiota saludable, no tiene un sistema inmunológico saludable. Y eso es crítico. La destrucción de esa flora intestinal genera inflamación, baja absorción de nutrientes y altera la producción de serotonina. Hoy más que nunca necesitamos protegerla,” insiste la doctora.
En lugar de eso, muchas personas consumen edulcorantes que alteran profundamente ese equilibrio. ¿La consecuencia? Fatiga, depresión, baja defensa inmunológica, ansiedad, trastornos digestivos… y más visitas al médico de las que imaginamos.
El verdadero villano
Si hay algo que la Dra. Muñoz repite con fuerza es que la verdadera amenaza no está en una cucharadita de azúcar ni en el café, sino en el consumo diario y desmedido de productos ultraprocesados.
“Hoy muchas personas le tienen miedo al azúcar, pero no al pan de paquete industrial, a las galletas llenas de químicos o a las bebidas light que alteran su sistema digestivo. ¿Qué pasó con el sentido común?”.
— Dra. Gabriela Muñoz.
Lo que propone es simple: volver a lo básico. Cocinar en casa. Leer etiquetas. Evitar alimentos con más ingredientes artificiales que naturales. Y, si vamos a endulzar, que sea con azúcar real y en su justa medida.
La Dra. Muñoz defiende el derecho al disfrute. “El azúcar da felicidad. Y eso también es salud. No se trata de comer pasteles todos los días, pero sí de recuperar el placer sin culpa. Comer equilibradamente, sin extremos, es la mejor medicina.”

La salud no está en el sobrecito light ni en la prohibición total. Está en el conocimiento, en la moderación y en el respeto por el cuerpo. Porque como bien lo resume la doctora: “El cuerpo tiene una sabiduría natural. No lo engañemos. Alimentémoslo con conciencia.”