¿Y si Saprissa no hubiera jugado la gran final de la Copa Interamericana contra la Universidad Católica de Chile? ¿Y si los morados no hubieran visitado ese país sudamericano el 1.° de noviembre de 1994? ¿Y si en lugar de llamarse Ultra Morada, se hubiera llamado “La 12 morada”? Cientos de factores se conjugaron para que, 30 años después, la barra organizada más antigua de Concacaf perdure con una colección de grandes glorias y noches bochornosas.
Sí, la Ultra Morada pudo haberse denominado con el nombre que posteriormente adoptaría la barra de su archirrival, Alajuelense. Sin embargo, un directivo tibaseño eligió el nombre que hoy identifica a la hinchada de aproximadamente 2.000 integrantes.
Pero, ¿por qué a principios de 1995 un chileno de 1,67 metros y 37 años apodado “Lalo” visitó Costa Rica para ayudar a fundar la barra organizada más longeva de Centroamérica? Publicaciones de la época y entrevistas con algunos de los protagonistas pintan lo que comenzó con 35 jóvenes aficionados con edades entre la adolescencia y los primeros años de universidad.
El 1.° de noviembre de 1994 la “U Católica” le ganó con global de 6-4 la Copa Interamericana al Deportivo Saprissa. Dos goles en la prórroga, con dos jugadores expulsados, hicieron añicos la esperanza del Monstruo de ser campeón continental. Tras el encuentro, Eduardo González Tapia, conocido como “Lalo”, buscó al entonces presidente del Saprissa, Enrique Artiñano, en el hotel de concentración.
“Fernando Castro se me acercó y me dijo ‘mirá, hay un muchacho ahí que quiere hablar con vos y dice que no se va hasta que no lo recibás’. Yo pensaba que era un periodista y yo no estaba de ánimo. Fernando me repitió ‘dice que se espera lo que tenga que esperarse’. Bueno, decidí ir a ver qué era la cosa. Era el famoso Lalo”, recordó Artiñado en entrevista con Revista Dominical.
Eduardo González Tapia se presentó: “Yo soy el coordinador de la barra de la Universidad Católica de Chile. Yo fui al estadio de ustedes en septiembre (partido de ida), nos ganaron 3-1 y a mí me sorprendió que el estadio no estuviera eufórico, que no se sintiera. Si ustedes nos pagan los pasajes y los viáticos a un compañero y a mí, nosotros les formamos la barra gratuitamente".
Se trataba de una época en la que la pasión por el fútbol estaba en auge. Apenas 5 años antes, la Selección de Costa Rica asistió al Mundial de Italia 1990. Saprissa vivía una época próspera en el fútbol internacional, tras ganar la Copa de Campeones de Concacaf en dos ocasiones (1993 y 1995). La televisión a color, el cable y el debut del internet masificaron el acceso a la información. La población joven era grande y pujante. En síntesis, había un caldo de cultivo perfecto para fundar una barra.

La fecha de fundación de la Ultra Morada es el 21 de abril de 1995, cuando se realizó la primera reunión. Sin embargo, el primer partido en el que participó la hinchada fue en el estadio Carlos Ugalde, en San Carlos, el 23 de abril.
Ese día, el Monstruo se impuso 0-1 a los Toros del Norte con gol de Mauricio Wright. Una publicación realizada por La Nación el 30 de abril de 1995 muestra el nivel de influencia de Lalo González.
“Con cánticos y sincronizaciones de palmadas y brinquitos, muy al estilo a las barras bravas de América del Sur o las europeas, la afición saprissista está afinada. (...) La orquesta morada está lista. El responsable de que los aficionados no desentonen es el mismo presidente de la hinchada de la Universidad Católica de Chile, un hombre con la garganta y el empuje propios de un Goliath”, reseña la primera publicación de La Nación sobre la Ultra Morada.
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Marco Sánchez es el líder actual de la Ultra de Saprissa; aunque no fue fundador estrictamente hablando, se sumó desde el segundo partido, y fue uno de los jovencísimos aficionados entrenados por Lalo González.
Apenas dos años después, mientras estaba en la universidad, se convirtió en líder y coordinador de la hinchada. Desde entonces pasaron 28 años, hoy tiene casi 50 años de edad y una familia.
“Quedamos unos tres o cuatro chavalos de esa época. Desde antes del 95 había un movimiento parecido en la gradería este, tenían banderas, algunas camisitas, cantaban dos o tres canciones. Muy artesanal, no se notaba mucho. Pero cuando ellos (los directivos) vieron la barra a la Universidad Católica, decidieron traer a unos muchachos que ayudaran a formar una barra acá”, recuerda Sánchez, que tenía apenas 19 años cuando se sumó al “tablón”.

¿La 12 morada?
¿De verdad existió la posibilidad de que la Ultra Morada se hubiera llamado “La doce morada” (o un nombre similar)? Sí, eso pudo pasar.
Según explicó Lalo González en una entrevista del 27 de abril de 1995 con Al Día, el primer nombre de la hinchada tibaseña fue “Ultra Sur”, por la gradería en que se han ubicado desde sus albores.
“Le íbamos a llamar ‘Los Morados del Tablón’”, declaró González al periodista Esteban Cuvardic. El tablón, en la jerga sudamericana, es el lugar donde los aficionados se sientan a ver el partido.
Aunque al primer partido contra San Carlos, el 23 de abril, asistieron 30 miembros, apenas cuatro días después González contabilizó más asociados.
“En Costa Rica la gente es más fría, callada. Tenemos ochenta miembros en la Ultra Morada, la idea es llegar a mil. La mayoría son adolescentes pero se pueden incorporar adultos. (...) Nuestra meta es animar y cantar los 90 minutos, nunca lanzaríamos objetos o buscaríamos agredir al rival. Somos cultos, pero no estúpidos, jamás defenderemos la violencia ni usaremos banderas con la esvástica de Hitler″, aclaró Lalo a Al Día.
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Aunque González lideró la barra en sus inicios, fue el presidente Enrique Artiñano el encargado de bautizar a la comunidad.
“Teníamos dos o tres alternativas de nombre, a mí me pusieron a escoger y yo escogí la Ultra”, explicó Artiñano a Revista Dominical. Cuando se le consultó cuál fue el nombre descartado respondió: “Mejor no le digo... La 12. Pero dejémoslo en la Ultra, mejor no embarrialar la cancha″, aclaró el exdirectivo.

Según reseñas de los periódicos de la época, La 12 de la Liga Deportiva Alajuelense aún no existía. Aunque una cimarrona amenizaba el ambiente en el estadio Alejandro Morera Soto, no había una barra organizada, sino solamente hinchas fervientes que se ubicaban en la gradería popular.
El periodista y especialista en estadísticas, Gerardo Coto Cover, confirmó que la Ultra Morada fue la primera barra organizada del país. Además, recordó que Alajuelense, antes que La 12 que conocemos hoy, tuvo a “La Turba Rojinegra”. Tras convivir ambas hinchadas, decidieron unir fuerzas.
“Es claro que la primer barra organizada fue la Ultra. Ahora bien, antes de la barra del Saprissa sí hubo algunas cosas. Por ejemplo, cuando estuvo Valdeir ‘Badú’ Vieira en la Liga, existía un grupo que se llamaba ‘El combo de Badú’, pero era más tipo comparsa. Puntarenas también tuvo comparsa toda la vida. Cartago había traído a Manolo el del Bombo en algún momento”, rememoró Coto Cover.
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Ultra nació dentro de la estructura de Saprissa
Hoy en día es difícil imaginarlo, debido a las grandes temporadas de distanciamiento entre la Ultra Morada y la administración de Saprissa. Sin embargo, Enrique Artiñano y Marco Sánchez confirman que la barra nació dentro de la estructura morada.
“Desde 1993, el día siguiente de la elección, nosotros nos reunimos, hicimos un plan de trabajo, lo de hacer un barra para que el estadio cantara era uno de los objetivos de la Comisión de Mercadeo. Le dijimos a Lalo que sí, y él vino con otro muchacho, Sergio Silva”, recordó Artiñado.
El expresidente destacó que las primeras canciones de la Ultra Morada fueron escritas por directivos y miembros de la Comisión de Mercadeo y la Comisión de Socios del Deportivo Saprissa. Muchas de ellas inspiradas en líricas sudamericanas.
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“La idea era darle la oportunidad al aficionado saprissista, que se sienta identificado con el club, que aportara, que se sintiera parte de lo que Saprissa estaba logrando. Lo que queríamos era que el estadio entero cantara, y la Ultra era la guía para eso. La gente que se siente, es lo que ahora llaman el ADN Morado. Es una unión que da fuerza en dos sentidos, amedrentando al rival y motivando al equipo”, confirmó Artiñano.
Marco Sánchez confirmó que la Ultra Morada se conformó dentro de la estructura organizacional del club: “La barra se formó como Comisión de la directiva, la directiva estaba conformada por comisiones”.
Incluso, según el líder de la hinchada, la administración morada ayudó a conseguir patrocinadores que colaboraron para sacar camisas, banderas, gorras y más mercadería relacionada con la Ultra.
Parte de esta mercadería fue la grabación del famoso cassette con las canciones más recordadas de la hinchada tibaseña, como “Olé olé, monstruo, monstruo”, “Aquí estoy, morado soy”, o la aún vigente “Vamos morados”.
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Enrique Artiñano lo recuerda: “Hicimos un cassette donde Pigo Maffioli que nos ayudó. Fuimos unos cuantos de la barra, gente de la directiva, familiares, unas 20 personas fuimos al estudio de grabación. Fue más musical de lo que nosotros queríamos, pero ayudaba a aprenderse las letras de las canciones”, puntualizó.

Ultra Morada inspiró la primera barra de México: la Ultra Tuza
La trascendencia de la Ultra Morada superó las fronteras costarricenses. La hinchada tibaseña es la “madre” de la Ultra Tuza, barra brava del club Pachuca de México. Enrique Arguiñano confirmó esa influencia.
“Cuando vino Pachuca a negociar el traspaso de Rolando Fonseca, nosotros vimos una cuadrangular de Concacaf con don Jesús Martínez y Andrés Fassi. Le ganamos al Municipal de Guatemala con nueve jugadores, y la Ultra fue fundamental ese día”, recordó el expresidente morado.
Antes de pactar el precio por Fonseca, los directivos del Pachuca pidieron a sus homólogos de Saprissa “prestar dos muchachos para copiarles la barra”. La venta de Fonseca se firmó, el préstamo de la Ultra también, y los barristas ticos viajaron a tierras aztecas en 1996.

“La barra Ultra Tuza es hija de la Ultra Morada, así como la Ultra Morada es hija de la barra de la Universidad Católica. La semillita de la barra de Pachuca es nuestra”, acotó Argiñano.
Fassi ha confirmado esta historia en entrevistas con medios mexicanos. De hecho, los dos personeros enviados por Saprissa para formar la primera barra de México fueron el chileno Lalo González y el tico Jorge “Chino” Díaz.

Capítulos de violencia
La Ultra Morada tiene dos caras, como una moneda. Por un lado, está la organización de incidencia social, que organiza campañas para la niñez en riesgo o en pobreza, que recolecta dinero para la Teletón y la Fiesta Morada. Pero, por otro lado, está la barra brava responsable de sonados actos de violencia y vandalismo.
Por ejemplo, en 2011 la Fuerza Pública le decomisó tres armas de fuego a integrantes de la Ultra y detuvo a 22 de sus miembros, luego de altercados en el juego entre Limón y el Monstruo. Durante el enfrentamiento entre policías y barristas hubo varios disparos, aunque no se reportó ningún herido.

Uno de los incidentes más recientes, ocurrido en febrero del 2020, provocó que un clásico ante la Liga Deportiva Alajuelense se suspendiera durante el primer tiempo por un pleito. Para más ironía, la gresca fue entre los mismo miembros de la barra. Como saldo, 15 personas detenidas, de las cuales 11 tenían antecedentes penales y policiales.
Todo seguidor del fútbol costarricense recuerda algún enfrentamiento entre la Ultra y La 12 alajuelense, o La Garra herediana. En algunas ocasiones, niños y mujeres tuvieron que salir corriendo de un zafarrancho desatado en las gradas.
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El bochornoso acto de febrero del 2020 superó la paciencia de la directiva tibaseña, que al día siguiente decidió vetar por tiempo indefinido a la Ultra. Además, el club anunció que la gradería sur se convertiría en un espacio familiar.
“Ya es suficiente. Esto es inaceptable y va totalmente en contra de nuestros esfuerzos y valores de tener el estadio más familiar de la región. Nos debemos a las familias, niños y jóvenes que quieren ir a Saprissa a disfrutar de manera cómoda y segura un partido de fútbol. Vamos a ser muy firmes en luchar por esta visión y hoy damos un paso histórico hacia ese objetivo”, dijo Juan Carlos Rojas, presidente de Saprissa, en ese momento.
Para entonces, Marco Sánchez no era integrante activo de la barra. Decidió dejar la Ultra al ver que estaban copiando la violencia de las barras sudamericanas en las que se inspiraban. Se estaban gestando divisiones dentro de las diferentes facciones del grupo, y se imponía la mano dura.
“Yo preferí retirarme. Pasó lo que temía y Saprissa vetó a la barra, pero hace dos años me buscaron para reactivarla”, describió Sánchez a La Nación.

En ese momento, Sánchez puso sus condiciones. Con 47 años, ya no era “el joven de antes” y decidió priorizar una hinchada organizada, que apoye, que organice actividades de bien social, y que luego “cada uno se vaya a su casa con tranquilidad”.
De esta forma, la Ultra pasó de tener un promedio de edad entre los 15 y 25 años a los 30 y 40 años. Además, empezó a verse un grupo no solamente de hombres, sino también de mujeres, niños y hasta adultos mayores. Algunos de los líderes iniciales volvieron, ahora con sus esposas, hijos y hasta suegros. Esto generó un grupo más maduro.
Para Sánchez, cada partido la Ultra se gana “el privilegio” de estar en la grada sur. Se lo ganan con trabajo, organización, compromiso, orden y apoyo para su equipo.
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El periodista y estadístico Gerardo Coto Cover confirmó el cambio de actitud en la Ultra Morada.
“La barra ha cambiado mucho. Vos no escuchás que la Ultra haga incidentes, que se porte mal en los estadios o haya agresiones con rivales de otros equipos. Tanto Saprissa como los líderes de la Ultra han saneado muchísimo la organización. En buena hora, porque siempre bonito ver gente alentando y cantando en el estadio”, valoró Coto Cover.

El periodista rescató los esfuerzos de la administración morada por depurar el sistema, poner cámaras, hacer carnets y vetar a las personas con mal comportamiento. Además, recalcó que estas hinchadas le dan un “sabor especial” a los partidos en los estadios.
“Sin ellas, el fútbol no sería lo que es, eso está claro”, puntualizó.
Artiñano lo confirma. Desde su punto de vista, la Ultra Morada gana partidos.

“Landon Donovan en una entrevista dijo que el estadio más difícil para jugar es el Ricardo Saprissa. Usted está en los vestidores y el piso se mueve, los lockers brincan, parece un terremoto. Estados Unidos nunca ganó en el Saprissa. Si el rival dice eso, imagínese lo que sienten los jugadores, el apoyo. Eso definitivamente influye”, aseguró.
“La historia de Saprissa está llena de héroes. Ellos son unos de esos héroes. Yo pienso que la Ultra es y será parte importante de Saprissa”, finalizó el expresidente morado.
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