“Nunca ha sido un asunto de vanidad. Es un vacío, una necesidad. Yo tenía el cabello largo, ondulado, muy bonito y de pronto ya no lo tenía. No tenía ganas de usar peluca porque pasé por el proceso de no aceptación de ese cambio máximo en mi vida, más que en ese momento lo que había eran pelucas sintéticas con cortes muy de señora; pensaba que solo las señoras mayores o en las novelas usaban postizos. Me costó aceptar que era yo quien tenía que usar una peluca”.
Este es el relato de Yorleni Villalobos, sobreviviente de cáncer en la piel, quien a sus jóvenes 26 años se enfrentó no solo a la enfermedad, sino a la pérdida de su cabello. Pero descubrió que con la ayuda estética de una peluca, su autoestima subió y eso la ayudó a luchar con más fuerza por su salud.
“Usar una peluca de cabello natural para mí fue algo muy importante. Me permitió moverme en mi trabajo como la persona normal que soy sin que nadie estuviera viéndome raro. Me dio mucha paz, esa paz que uno necesita en el proceso".
Así es como explica Mileidy Brenes, sobreviviente de cáncer de mama, su experiencia con las pelucas: sirvieron para levantarle el ánimo, para tomar más fuerzas y salir de su casa a trabajar, a seguir adelante con su vida sin la preocupación de las miradas incómodas o los murmullos.
Y es que si en algo coinciden estas dos luchadoras mujeres es que una peluca representa para una paciente con cáncer que está recibiendo quimioterapia un alivio en medio de las preocupaciones. No es algo solo estético, es un apoyo también psicológico para afrontar el tratamiento.

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La moda ha evolucionado con los años, ya no tienen que sufrir calores o picazón con aquellas “torturas chinas” que eran las pelucas sintéticas. Desde hace varios años Mileidy y Yorleni se dan el gusto de usar pelucas de cabello natural, cortas, largas, rubias, morenas, colochas, lacias... como ellas quieran. Esto es gracias a varios frentes de apoyo muy importantes: el primero son mujeres, hombres y hasta niñas y niños que año con año donan su propio cabello, otro es de parte de fundaciones y empresas que se dedican a la recolección de ese cabello y luego se encargan de crear las pelucas y distribuirlas.
La idea es ser un soporte en la carga que estas mujeres deben de llevar.
Con el cabello natural hay grandes oportunidades de manejar las pelucas. Si se les da el tratamiento correcto se pueden teñir, cortar, alaciar e incluso hacerles rizos, así lo explica Ana Jansi Campbell, experta en extensiones y cuidado del cabello con más de 25 años de carrera y colaboradora importante de la Fundación Nacional de Solidaridad contra el Cáncer de Mama (Fundeso), organización que brinda acompañamiento a mujeres con esa enfermedad.
Como buena noticia y para animar a más personas a donar cabello, Fundeso en colaboración con la agencia de relaciones públicas Zona de Prensa recolectó este año 434 trenzas de cabello para elaborar nuevas pelucas.
“Las pelucas de cabello natural hacen que las mujeres no se sientan disfrazadas sino que muestran una imagen natural. Las pelucas ayudan a que estas mujeres retomen la vida de la manera más normal posible, evitan esas miradas o preguntas incómodas. La recuperación necesita ser integral tanto en la parte física como en la emocional porque al verse de nuevo con cabello las hace sentirse mucho más bellas y con el deseo de seguir adelante, las empodera, se sienten espectaculares. Una peluca es como un motor que las ayuda”, comentó Campbell.
Hay otro factor que también es muy importante y aquí entra de nuevo Fundeso a la ecuación. El precio de una peluca de cabello natural es muy elevado, lo que complica a las pacientes adquirirlas. Por esto la fundación se encarga de recoger el cabello, encargar la elaboración de las pelucas y prestarlas a las pacientes.
Tener acceso a estas pelucas ayuda en mucho a la estabilidad emocional de las mujeres aquejadas por el cáncer. De hecho, visitar el salón de belleza, escoger la peluca adecuada, cuidarla y lucirla con orgullo suman a la recuperación.
“Meter los dedos en el cabello y sentirlo como propio es una sensación inexplicable. Ir al salón de belleza de Ana Jansi para darle mantenimiento a mis peluquitas siempre ha sido como una terapia. He usado extensiones, les he hecho blower, las teñí de rubio, las planchaba, les hacía colochos. Cada vez que voy al salón de belleza me siento como nueva”, contó Yorleni, quien tiene más de 15 años utilizando pelucas porque por problemas del folículo de su cabello no le ha vuelto a crecer normalmente.

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“Yo me metí mucho en el mundo de las pelucas cuando se me empezó a caer el pelo a mechones. Me compré una peluca sintética, pero son como una tortura china porque pican por todo lado, el pelo falso es muy duro y al uno tener el cráneo débil por la quimioterapia, la sensación se hace más grande. Las pelucas naturales son carísimas, yo pude comprar una en oferta que me costó $100, pero pueden llegar a más de $1.000. Gracias a Dios que contamos con Fundeso, ellos me donaron una peluquita a mí y me ha hecho muy feliz, todavía la uso”, recordó Mileidy.
Labor loable
La labor que realiza la fundación desde hace 37 años también abarca otras áreas. Las voluntarias trabajan día a día en acompañar a las pacientes en el proceso de solicitud de citas con profesionales, también tienen un grupo de apoyo para mujeres operadas de cáncer, importan brasieres especiales para las mujeres que no tienen prótesis, brindan acompañamiento en los hospitales, poseen un sistema de becas para mamografías y ultrasonidos; entre muchos otros servicios.
“Tenemos un albergue para mujeres operadas que se tienen que venir a hacer exámenes o tratamiento de quimioterapia y viven muy lejos. En este momento tenemos 57 voluntarias que, sinceramente, sin ellas no podríamos realizar todo este trabajo; gracias a Dios nuestras compañeras se entregan para apoyar a las pacientes y también tenemos la colaboración de otras entidades y empresas que nos ayudan a realizar este trabajo”, externó María Eugenia Meoño, presidenta de Fundeso.
Hacer pelucas no es un trabajo fácil, pero Fundeso se ha encargado de tener muchos estilos disponibles para las mujeres que se acercan en busca de apoyo.
Con su experiencia en el acompañamiento de las pacientes, en la fundación conocen de cerca las necesidades que tienen estas mujeres en todos los aspectos de su vida, desde el personal, el de salud y el psicológico. Con su guía, el proceso de trabajo de la elaboración de pelucas empieza desde los donantes hasta que una mujer feliz luce orgullosa su nueva cabellera.
“Las hacen muy bonitas, ella las prueba y las corta hasta que quedan preciosas. Cuando las mujeres las usan no parece que fueran operadas, ella les enseña cómo lavarlas y secarlas para mantenerlas bien bonitas. Les prestamos a las pacientes las pelucas por al menos seis meses o el tiempo que dure en salirles el nuevo cabello”, agregó Meoño.
Hay todo un protocolo detrás de cada peluca. De acuerdo con Campbell, el cabello donado debe llegar limpio y seco, ligado en una trenza. En Fundeso cuentan con un equipo de voluntarias que se encargan de clasificarlos por largos y color para que sea más fácil buscar luego las texturas y colores similares.
Para cada peluca se usan entre 250 y 400 gramos de cabello (o hasta siete metros), dependiendo del largo y el volumen de cada peluca. Después de clasificado se envía a las costureras, que son tres especialistas capacitadas por Campbell, quienes convierten los cabellos en hileras que luego se hacen trenzas y se vuelven a separar por texturas y colores.
“Se utiliza mucho cabello por peluca porque van cosidas de adelante hacia atrás. Se usan diferentes cantidades porque elaboramos las pelucas de acuerdo a las tendencias de la moda; escogemos unos seis estilos que estén en boga para que las señoras puedan escoger el que más les gusta y que les vaya bien”, explicó Campbell.
El cabello se cose pelo a pelo para que tenga una apariencia natural, se hace un tejido en malla que emula el cráneo y al final es Campbell la encargada de hacer el diseño con el corte, la plancha y el volumen. Esta artista del cabello contó que por día puede hacer hasta seis pelucas. Cada una es única como la mujer que la vaya a lucir.
“Cuando llegué a Fundeso vi la necesidad de darle un mantenimiento especial a las pelucas porque tenían que quedar como un guante hecho a la medida para cada mujer. Vi la oportunidad de apoyar y transformar este servicio, así que empecé con el programa Love 3110, que es un grupo de 20 peluqueras voluntarias que personalizamos las pelucas para que sean parte de la vida de la paciente, que se adapten al rostro y que sean como era su cabello; que las puedan cortar y transformar a su gusto. Queríamos que fuera algo que se integrara a sus bellezas”, explicó Campbell quien hace este trabajo en su salón de belleza y fábrica de pelucas Su Toque, ubicado en Tibás.
Por medio de Fundeso las pacientes contactan a Campbell, a quien le envían una fotografía suya para que la experta vaya haciendo una selección de cuál peluca se podría ajustar más al rostro. Luego visitan el salón de belleza y la experta les da un tratamiento privado a cada una de ellas, prueban las pelucas y escogen la mejor.
“Las pacientes se van felices, es una experiencia muy gratificante. Llegan con un pañuelito o un sombrero y se van felices cuando encuentran la peluca adecuada. Es una experiencia de lágrimas y abrazos positivos ante la difícil situación que están pasando”, agregó Campbell.
“En el salón hay un cuartito acondicionado especial para nosotras, es privado. Ana Jansi siempre ha tenido la actitud de incentivar y de apoyar a las mujeres, es una terapia ir a compartir con ella y desahogarse”, agregó Yorleni, quien desde que usa pelucas visita a Campbell en su salón.
“En la gran soledad de la vanidad que vive una mujer al perder su cabello, porque cada una lloramos cada pelo que se nos cayó, es donde entra Fundeso a darnos un apoyo psicológico que necesitamos como pacientes porque solo quien bailó con la más fea sabe cómo está el baile”, afirmó Mileidy quien tiene dos hermosas pelucas: una de color negro y otra caoba.
Más formas para ayudar
En el mes de sensibilización sobre el cáncer de mama hay muchas formas de apoyar a esas mujeres que padecen de la enfermedad (también de otros tipos de cáncer). Así que si usted o alguien en su familia ya necesitan ir a la peluquería, este es el momento para hacerlo y donar su cabello.
Puede hacerlo llevando las trenzas o colas con mínimo 25 centímetros de largo, lavadas y secas a Fundeso, que está ubicada en San José, 150 metros al oeste de la entrada de emergencias del Hospital Nacional de Niños, calles 22/24, Avenida 2, casa #2259. La página web www.fundeso.or.cr también está disponible para consultas y aportes.
Pero también hay otra gran oportunidad para llevar el cabello que se va a donar y es que los supermercados Walmart están haciendo una campaña de recolección para apoyar a Fundeso. Está habilitada hasta el 31 de octubre en las 14 tiendas de esta cadena de supermercados ubicadas en todo el país, y lo único que tienen que hacer los interesados es llevar el cabello al departamento de Servicio al cliente y entregarlo. El horario es de 7:30 a. m. a 10 p. m., a menos de que haya algún cambio en las restricciones de horarios dictados por las autoridades de salud da causa de la pandemia por el nuevo coronavirus.
Desde hace siete años Walmart ha realizado esta campaña para apoyar a las mujeres con cáncer de mama, por costumbre se realizaban los cortes de cabello en las tiendas, pero este año por causa de la emergencia de salud, la situación cambió un poco, pero como empresa siguen pendientes de apoyar.
“Hemos visto como la campaña beneficia a cientos de mujeres. La campaña la espera la población, sabemos que familias enteras acuden como un proyecto de ayuda, lo que hacen es decidir no cortase el cabello hasta octubre para apoyar. Pese a las circunstancias no queremos dejar de hacerlo porque cientos de mujeres necesitan estas donaciones para sobrellevar mejor la enfermedad”, explicó Mariela Pacheco, subgerente de Asuntos Corporativos de Walmart.
En Walmart se deben de entregar las trenzas en una bolsa plática transparente para facilitar el proceso de selección del cabello. La empresa se encarga de buscar a una persona para hacer las pelucas, es una estilista profesional que realiza el trabajo; esas pelucas son donadas directamente a Fundeso para que la fundación las distribuya entre las pacientes.
De acuerdo con Pacheco, en el 2019 se lograron recolectar 2344 trenzas que después fueron transformadas en 175 pelucas.
La empresa Chevrolet es otra de las que se suman para apoyar a las fundaciones que trabajan con pacientes de cáncer. Este año por medio de su campaña Un mensaje rosa brindarán ayuda a la Fundación Mujeres en Rosa.
La iniciativa brindará mamografías, pelucas, mangas para linfedema y además, como gran novedad, ofrecerá transporte con vehículos Chevy para movilizar a pacientes desde su casa hacia el hospital a citas médicas y tratamientos durante todo el mes de octubre.
La fundación apoya a más de 120 mujeres por medio de charlas psicológicas semanales, mamografías, ultrasonidos, tratamientos dentales, medicamentos, alimentación y recursos económicos para asistir a consultas médicas y tratamientos.
“Durante estos años, nos hemos dado a la tarea de brindar una mano amiga en tiempos difíciles a mujeres y hombres que están enfrentando esta enfermedad, la necesidad de cada paciente es distinta, sin embargo en la fundación unimos esfuerzos para apoyarles y darles un mejor estilo de vida. Nos sentimos muy felices de que Chevrolet haya destinado esta hermosa campaña para nuestra fundación, y así poder dar un mensaje de esperanza a muchas familias que lo necesitan” comentó Marcela Campos, fundadora de Mujeres en Rosa.
Si desea apoyar a esta fundación u obtener información sobre las ayudas, puede ingresar al Facebook Mujeres en Rosa.