
Al otro lado del mundo, en la fría Dinamarca, la familia Hejhalová sueña todos los días con volver a la lejana Costa Rica y darse un buen ride con Talamanca.
Léase bien. No un ride por Talamanca sino con Talamanca, que para quien no la conoce es una camioneta de seis pasajeros, con tablas de surf pintadas en sus puertas y una tienda de campaña viajando atrincherada en el techo del vehículo. Todo en ella huele a verde, playas y comida criolla, y por eso es que pasea a sus huéspedes con la hospitalidad de un tico pura vida.
Talamanca -al igual que Telire, Suretka, Cocles, Yorkín y Shiroles-, es parte de la flotilla de Pura Van Costa Rica, una especie de rent a car que desde hace 3 años ha puesto a centenares de turistas a acampar por todo el país, ofreciendo una experiencia salvaje y poco convencional. El emprendimiento alquila campervans, que básicamente son vehículos modificados y equipados para tales menesteres.
Se trata de acampar, sí, pero diferente. En Talamanca o en el resto de camionetas, usted puede hacer camping con más comodidades de lo usual, puede explorar el país de ‘cabo a rabo’ y, por si fuera poco, olvidarse de los formalismos, los tumultos y los check out de un hotel.

Usted tiene la llave y su propio itinerario. Solo toma su campervan y ‘jala’, literalmente, dónde sea y cuando le dé la gana.
“En Pura Van lo que hacemos es simple, le damos a los turistas la oportunidad de conocer a la verdadera Costa Rica. De norte a sur”, exclamó orgullosa Ivannia Rojas, dueña de la empresa y quien hace poco tiempo renunció a ser gerente de un prestigioso hotel para emprender la aventura de su vida.
LEA MÁS: Todo lo que necesita para acampar
Con grandes esfuerzos económicos y la fe inquebrantable en que su proyecto ‘iba a pegar’, Rojas compró una camioneta para alquilar, la equipó por completo y se echó al agua sin salvavidas. Ya se olía que iba a tener que nadar con todo y contra todo, pero estaba dispuesta a correr el riesgo.
Con la pandemia, por ejemplo, el negocio ha sufrido mucho, pero no se queja. Saber que la familia Hejhalová se desvela pensando en Talamanca y en el encanto de nuestras tierras la motiva inmensamente.

“Soy una enamorada completa de mi país. Amo mostrárselo a todo el mundo, sean ticos o extranjeros. Para mí no hay mejor que eso”, agrega Ivannia emocionada y con un dejo de niña en sus palabras. Tiene sentido, pues hablar de su pasión la hace viajar varias décadas atrás.
Desde chiquilla, acampar fue la loquera de sus padres, y ya de grande, le llegó la hora de seguir la tradición. Esta es la historia de Pura Van Costa Rica y la esencia de lo que ofrece.
Un hotel no, eso no es Costa Rica
Ivannia Rojas trabajó 15 años en el sector turismo. Le encantaba lo que hacía, pero un gusanillo necio nunca dejó de picarla.
El gusanillo, mejor dicho, era una especie de zancudo, que la incomodaba día y noche en el hotel de una calurosa playa guanacasteca, donde laboraba.
“Muchos turistas extranjeros llegaban al hotel, hacían algunos tours y eso era todo. No conocían nada. Yo me decía: ‘no puede ser, se devuelven a sus países pero realmente no conocieron el país’”, comentó Ivannia.
“Los turistas decían ‘nos encanta Costa Rica’, pero la verdad es que llevaban 22 días metidos en el hotel. Entonces pensaba: ‘pucha, cómo van a decir que esto es Costa Rica, si no lo es’. Eso me incomodaba, yo quería que disfrutaran todo”, agregó.

Pensando en emprender, Rojas comprendió que tenía en sus manos el poder de solucionar sus propias inquietudes. Conocía que en Estados Unidos y en Europa las campervans eran muy comunes y pensó: “si en esos lugares que hace tanto frío son populares, imagínense, lo que los turistas van a disfrutar aquí con una de esas”.
Entonces Ivannia renunció al trabajo. Con “mucho miedo”, confiesa, pidió préstamos y sacó de sus ahorros para comprar y equipar su primera camioneta.
“Un Hyundai fue mi primera Van. Luego acondicionó otra y tuvo dos campervans el primer año. Fue un año complicado, pero en el segundo el negocio tuvo un crecimiento exponencial en cuanto a demanda, al punto que hoy tengo seis camionetas funcionando. Tuve ocho, pero por la crisis de la pandemia tuve que vender dos”, confesó Rojas.

Clientes de Estados Unidos, pero sobre todo de Europa, comenzaron a conocer las camionetas de Ivannia y la fama se comenzó a esparcir. ¿Cómo no iba a ser así?, si a la aventura de conocer la exótica Costa Rica - famosa por sus bosques verdes, su impresionante vida silvestre y sus playas de ensueño- se sumaba un alojamiento andante que promete todo lo que un explorador necesita.
Las camionetas de Pura Van Costa Rica no tienen lujos, pero sí comodidad. Ah, y por supuesto, un encantador derroche de personalidad.
Así son las ‘campervans’
Después de que pase la pandemia, la familia Hejhalová comprará un boleto a Costa Rica, cruzará el charco y volverán al país a pasear en Talamanca.
No eligen Talamanca solo porque sí. Lo que pasa es que, como si fuera una mascota o algo parecido, la última vez que viajaron en ella le tomaron un especial cariño.
Es que Talamanca es Talamanca y Shiroles... pues Shiroles. Cada una tiene lo suyo. No son iguales.
“Las camionetas tienen nombres indígenas, con decoraciones muy singulares cada una. A los turistas les encanta ese detalle, que tengan personalidad propia”, explica Ivannia.

“Talamanca tiene las tablas de surf, Cocles luce en su puertas una playa con palmeras y Suretka carretas típicas. Está también Shiroles, con un oso perezoso paseando en la carrocería, Telire con unas flores amarillas simbolizando el bosque seco y Yorkín con estampas del bosque tropical”, agregó la empresaria.
Los detalles decorativos, según varios usuarios de las camionetas, son piropeados por los ticos en el camino.
“En muchos sitios nos preguntaron por la decoración. Que les encantaba. Creo que las camionetas ya han adquirido fama. Eso, de paso, nos ayudó a conocer más gente en el camino, que es una de las cosas más bonitas de viajar en los campervans: conocer a los lugareños de tú a tú, de una forma más personal. Fue hermoso, conocimos la verdadera Costa Rica”, comentó Andy Hess, turista español en Instagram.
Pero eso es solo lo que se ve, ahora hablemos del equipamiento de las camionetas.

En ese sentido, el concepto de Pura Van Costa Rica es claro: ir a acampar con todas las comodidades. Con eso en mente, las camionetas de este emprendimiento cuentan con una cocina completamente equipada (ollas y utensilios), mueble de cocina, hielera y una fuente de agua de 25 litros, con tubería incluida.
Además, vienen equipadas con un fregadero, mesa plegable, un chorreador de café estilo tico, jabón líquido, toallas de cocina, sacacorchos multiuso, colador de plástico, foco con baterías, pala, cuerda y equipo de primeros auxilios, entre otros.
LEA MÁS: Glamping en Costa Rica: acampar con todas las comodidades
“Puedo garantizar que tienen todo lo que un campista necesita. Hasta les ponemos almohadas, sábanas, cobijas, colchones y hamacas”, reveló Rojas.
Además, todas las campervans tienen una estructura liviana, que sirve para adicionar un pequeño toldo sobre la camioneta. Sin duda, es un aditamento ideal para pegarse un sueñito bajo su sombra.

Pero lo que más llama la atención es su tienda de campaña aérea. La estructura se posa sobre el techo de la camioneta olvidándose de la carpa que tradicionalmente se posa sobre el suelo. Suspendida, la tienda da una sensación de seguridad importante al turista y, adicionalmente, brinda una vista única de los atardeceres, de los amaneceres y de las noches estrelladas.
Talamanca, la campervan que aman los Hejhalová, es la más grande de todas. En ella pueden viajar 6 pasajeros y dormir cómodamente, gracias a una tienda adicional que se añade a la estructura aérea.
A Talamanca la promocionan como “el chico más fuerte de la familia” y, con solo verla rodar, uno entiende el porqué.
Lucie, la mamá de la familia Hejhalová, es testigo de su seductor poder, pero lo que más valora es lo que Talamanca les hizo sentir.
“Nos hemos divertido mucho -incluso a nuestros hijos les encantó-. Nos sentimos libres debido a la posibilidad de acampar donde nos gustó y capaces de ver tanto como fue posible en el tiempo que estuvimos en Costa Rica. Es una combinación de factores”, opinó Hejhalová en sus redes sociales.

Cocles, la campervan más playera de la familia, secunda a Talamanca en tamaño. También es para seis pasajeros y posee aposentos internos en el vehículo, que se suman a la tienda de campaña aérea.
En cambio, las campervan más chiquitas de la familia son Telire y Yorkín. Están diseñadas para que viaje en ellas una pareja, por lo que los planes más románticos pueden hacerse realidad en ellas.
“Definitivamente súper romántico para parejas y muy divertido para un grupos de amigos”, dijo Jenn Saray Salas, una costarricense que se animó a viajar en Telire hace unos meses.
“Fue una experiencia muy bonita y diferente. Andar 6 días en un campervan por Costa Rica, viendo montañas, cataratas y acampando entre palmeras en la playa, escuchando y viendo el mar toda la noche es único”, agregó.

Por su parte, la herediana Dalina Velásquez pasó sus vacaciones en Yorkín y lo que más destacó fue su comodidad. Muchos costarricenses temen acampar por la creencia generalizada de que hacerlo es sumamente engorroso, pero tal parece que las campervans pueden ayudar a quitar esos miedos.
“Fue de las mejores experiencias, pensé que acampar seria caótico, pero fue perfecto. Realmente lo recomiendo”, opinó Dalina mediante un post en Facebook, que acompañó con una foto de uno de sus compañeros de aventura: su perro.
Suretka y Shiroles son las campervans intermedias. En ella pueden viajar tres pasajeros, por lo que sería ideal para una pareja con un niño o bien, podría protagonizar la escapada de un trío de buenos amigos. Hay opciones para todos.
Pero, ¿qué lugares son lo más apropiados para estacionar los campervans?
Costa Rica, según Ivannia Rojas, tiene alrededor de 200 zonas de acampar, las cuales cuentan con baños (uno de los aspectos más importantes), servicio de Internet y por supuesto seguridad.
Rojas se los conoce todos, de manera personal, y se toma su tiempo para orientar a sus clientes sobre cuál elegir y qué rutas tomar, según las expectativas de los turistas.

“Yo no recomiendo nada que no conozca. Yo misma, de vez en cuando, tomo una de las van y me voy a explorar los diferentes lugares. Yo todo lo vivo, todo lo experimento. Lo hago con mi novio, que al igual que yo, nos encanta descubrir Costa Rica”, precisó Rojas.
Además, por cualquier emergencia o imprevisto, Rojas está al teléfono para orientar y mejorar la experiencia de los turistas que, según las reseñas recogidas en Internet, es una de las formas más económicas para conocer la costosa Costa Rica.
El sueño no acaba
Después de arriesgarlo todo, Ivannia Rojas no piensa detenerse en sus planes. A pesar de la pandemia, que la hizo experimentar la cancelación masiva de turistas extranjeros y vivir con desesperanza lo que llamó la temporada “cero”, va para adelante con Pura Van Costa Rica.
Rojas, básicamente, tiene dos sueños. El primero es aumentar la flota de campervans y mejorar su diseño.
“Quiero tener muchas pura vans, de diferentes formas, tipos y tamaños. No solo con tienda en los techos, sino como las que tienen de todo internamente”, explicó.
El otro sueño tiene que ver con sus propios coterráneos. Ivannia está consciente de que los mismos ticos no conocen del todo Costa Rica y, asegura, no entender el porqué no tiene más costarricenses dentro de su cartera de clientes.

“Los ride en campervans son muy bonitos y cómodos, pero, sin embargo, no entendemos cómo el público tico no se ha enganchado. Es raro, creo que el tico está acostumbrado a usar su tienda de piso y llevar todo lo de su casa. Mucha gente hasta la ‘refri’ lleva. Simplemente no entiendo”, comentó Rojas.
“Creo que no han logrado entender que es un vehículo modificado, que no está parqueado en ningún lado en específico. Que ellos lo pueden manejar. El concepto no lo han digerido, al menos no hasta ahora”, agregó.
En todo caso, Rojas ve la conquista de los ticos como un reto apasionante. Está segura que, más pronto que tarde, muchos de los nuestros podrán disfrutar de los placeres que brinda Telire, Suretka, Cocles, Yorkín, Shiroles y la gran Talamanca, sumergiéndose en los encantos de su propia tierra.

Finalmente, olvidando la pandemia y los malos ratos del 2020, Rojas mira al futuro decidida y con un solo objetivo en mente: que Pura Van Costa Rica se convierta en el embajador número uno de la “verdadera Costa Rica”, promocionando sus bellezas en todos los confines de la Tierra.
Esa es la gran meta por cruzar, manejando relajada y en cuatro ruedas.