Costa Rica coquetea con cifras récord de asesinatos: el país superó los 500 homicidios el 27 de julio y es común oír noticias de tiroteos y balaceras todos los días. Entre quienes asumen el mayor peso se encuentran los integrantes los cuerpos de seguridad, desde Fuerza Pública hasta el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
“Uno se convierte como en un ‘salvador’ para la gente que llega y dice: ‘Por favor, ayúdeme’. Es mucho el desgaste psicológico”, comentó a Revista Dominical un agente del OIJ que prefirió mantener su nombre en anonimato.
La escasez de recursos policiales, los presupuestos limitados, la acumulación de trabajo y la gran presión de afrontar la peor crisis de seguridad en la historia repercute en los agentes, sus mentes y sus familias. No se trata solo de los agentes especializados en investigación e intervención policial, sino también de peritos forenses y trabajadores de la morgue.
Cristian Mora Víquez, jefe de la Sección de Apoyo Psicológico Operacional (Sapso) del OIJ, confirmó que los trabajadores del OIJ son resilientes, pero llevar sus cuerpos y mentes a un tenso límite tiene consecuencias inevitables.
El especialista reconoció que la crudeza de los delitos, así como las altas cargas de trabajo, afectan la salud mental de los trabajadores.
“Nosotros hacemos abordaje de incidentes críticos, que es el trabajo después de un acto con potencial traumático, en esto comenzamos en 2009, por el terremoto de Cinchona, y se atendían personas solo por estos eventos extraordinarios; ahora, atendemos a mucha más gente por balaceras, enfrentamientos armados, amenazas de muerte, fallecimiento de compañeros y escenarios del crimen más sangrientos”, explicó Mora.

La Sapso ha tenido que ampliar los servicios que brinda, ya que las necesidades psicológicas de los agentes del OIJ son cada vez más diversas, más frecuentes y más complejas —por tanto, difíciles de atender—.
Mora explicó que, como los delitos son cada vez más violentos y sangrientos, es más común que se hagan abordajes de equipos de trabajo completos, con el fin de evitar que se consolide un trastorno postraumático.
El estrés agudo es el principal motivo de incapacidades en el OIJ en lo que a salud mental se refiere. Esta afección es seguida por la depresión y la ansiedad, entre otras.
“Una persona que consolida una crisis aguda lleva tiempo en recuperarse. Una pierna enyesada tarda un plazo fijo en recuperarse, pero los temas emocionales no son así, una crisis aguda puede generar estrés postraumático, burn out, desgaste por empatía, y otras afecciones que requieren seguimiento. Además, los policías viven situaciones de violencia, pero no pueden decidir dejar de vivirlas, porque tienen que volver a su trabajo”, explicó Mora.
Agentes del organismo que prefirieron no revelar su nombre confirmaron a RD que el ataque hacia el trabajo del OIJ y el descrédito a su labor mella a los encargados de perseguir e investigar el crimen. Además, el “meterlos a todos en el mismo saco” y señalarlos de corruptos provoca molestia.
La suma de estas problemáticas ha contribuido a las masivas renuncias en el OIJ durante los últimos años. Según Mauricio Gómez, un oficial con 34 años de experiencia en el OIJ y secretario general de la Asociación Nacional de Investigadores en Criminalística (ANIC), en la época reciente han renunciado más de 900 agentes.
Esto es un gran problema ya que es sumamente difícil encontrar personas con el perfil psicológico para trabajar en el OIJ. Según Gómez, solo tres de cada 100 superan las pruebas. Pero a esto se suma que, cuando se logra contratar un reemplazo, la curva de aprendizaje es de muchos años hasta que el novato adquiere los conocimientos del funcionario que renunció.

En esto coincide Jorge Eduardo Cartín, perito forense del OIJ y secretario general del Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial (Sintrajud), quien además defendió que los agentes del OIJ deberían tener acceso a una jubilación más temprana que un trabajador común, no solo por la cantidad de horas que laboran, sino por el alto riesgo de su trabajo y la gran presión psicológica que enfrentan.
El 6 de mayo el presidente Rodrigo Chaves vetó el proyecto de ley que busca restablecer esa jubilación anticipada. Pese a la oposición del mandatario, durante la última semana la Asamblea Legislativa retomó la discusión de la iniciativa y se valora un posible resello para pasarle por encima al veto presidencial.
“Somos un pararrayos”
Un investigador del OIJ entrevistado por Revista Dominical explicó que ellos funcionan como un “pararrayos” de la ciudadanía, ya que son una “primera línea” para atender a la ciudadanía ante un contexto de violencia.
“La gente llega con problemas, que les robaron el carro, los asaltaron, se les metieron a la casa, los atacaron, los intentaron matar, y uno se convierte como en un ‘salvador’ para la gente que llega y dice ‘por favor, ayúdeme’. Es muy desgastante a nivel psicológico, uno oye cosas feas: extorsión, violación, secuestro, robo, asalto”, reconoció el agente.
Desde luego, como los agentes judiciales portan armas, deben someterse a un examen psicológico cada dos años. Cuando se detecta una situación inhabilitante, al funcionario se le quita el arma y se le aparta de algunas de sus funciones, pero esto enflaquece aún más las filas del OIJ.

Además, no todas las afecciones mentales son fáciles de ver ni se manifiestan de inmediato; según Mora, el enfrentamiento a escenarios de violencia pueden elevar el consumo de alcohol, generar retraimiento social o provocar irascibilidad.
“En la policía judicial el 85% de los funcionarios son hombres, y todos los factores de riesgo de los hombres se ven reflejados: los hombres cometen más suicidios que las mujeres, los hombres tienen más enfermedades crónicas, más siniestralidad, menor promedio de vida y con peor calidad de vida, más tabaquismo, consumo del licor… Toda esa dinámica social se refleja en la policía”, explicó Mora.
El subdirector del OIJ, Michael Soto, reconoció que los recientes ataques contra sedes del organismo, e incluso el asesinato de agentes, como el caso de Geiner Zamora, han impactado a la institución y sus funcionarios.
“En Batán mataron un oficial de Fuerza Pública, balearon la delegación del OIJ, balean patrullas, hay amenazas constantes, anteriormente nos mataron a otro compañero de Interpol que también se llamaba Geiner… El respeto por la autoridad es mínimo, pero vamos a seguir haciendo nuestra labor a costa de lo que sea, es nuestro deber”, declaró Soto.
El OIJ trabaja con lo que puede, y las autoridades políticas se niegan a entregar el presupuesto que se le asigna al organismo. Mientras tanto, en palabras de Randall Zúñiga: “En Estado revuelto, ganancia del narcotráfico”.
