
En abril del 2014, las autoridades de Sri Lanka deportaron a una turista británica por tener tatuado en su brazo derecho un Buda sentado sobre una flor de loto.
Naomi Michelle Coleman fue detenida en el Aeropuerto Internacional Bandaranaike, en Colombo, y entregada al departamento de Migración de la terminal aérea para que resolvieran el traslado de la turista, quien llegó a la isla procedente de India.
“Fue arrestada por ofender los sentimientos religiosos ajenos”, justificó la detención el vocero policial, Ajith Rohana.
El caso de Coleman no fue aislado. Un mes antes, a otro británico se le impidió entrar al mismo país por haber respondido de mala gana a los cuestionamientos de los agentes de inmigración sobre el Buda que tenía grabado en uno de sus brazos.
Dos años después, la historia se repitió en Myanmar. En julio del 2016, un español fue capturado en la ciudad de Bagan luego de que un grupo de monjes lo denunciaran por el tatuaje de la deidad que lucía sin reparo en su pierna izquierda.
Al español y su pareja los extraditaron hasta la ciudad tailandesa de Chiang Mai. El suceso sentó un nuevo precedente en ese país, cuya justicia condenó en el 2015 a dos años y medio de prisión al neozelandés Phil Blackwood y dos socios locales por colocar unos auriculares a una imagen de Buda para promocionar en redes sociales un local nocturno en Rangún.
Aunque parezca insólito, las autoridades de esos países actuaron conforme a sus propias leyes y normas, pues en ambas naciones Buda es reverenciado, por lo que se considera un irrespeto que alguien lleve esa imagen en el cuerpo como elemento decorativo.
La prohibición de los tatuajes de Buda en esas naciones asiáticas, son parte de esas extrañas y hasta inauditas reglas o leyes que imperan en algunos países como parte de sus propias cultura e idiosincrasia; normas que todo visitante debería conocer para evitar un mal momento, y que van desde restricciones a mascar chicles hasta multas por quedarse sin combustible en carretera o restricciones a morir en ciertos lugares.
En el mapa
Sri Lanka y Myanmar no están solas en el mapa de los países que restringen o ven de mal gusto a los ciudadanos o visitantes con tatuajes. Hay cinco naciones más en la lista: Japón, Tailandia, Irán, Emiratos Árabes y Turquía.
En Japón, el ingreso de personas tatuadas a los saunas no está permitido. La razón de ese veto –muy cuestionado en los últimos años– se remonta al siglo XIX, época en la que se relacionaron los tatuajes con la yakuza o mafia japonesa, cuyos integrantes suelen grabarse la piel.
Según un artículo de la BBC, el mismo impedimento existe en otros lugares nipones como piscinas públicas, algunos gimnasios, bares y hasta tiendas.
En Tailandia entró a regir en el 2011 una ley que prohíbe a los tatuadores grabar imágenes de Buda, y advierten a los visitantes de la prohibición a través de carteles en varios idiomas distribuidos en la ciudad.
“(En Tailandia) Algunos tatuajes son considerados sagrados y son hechos en ceremonias especiales por monjes budistas que entran en trance”, refirió la BBC en su publicación.
Tampoco los tatuajes son bien recibidos en Irán, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, aunque lucir uno no será causa de deportación o detención.
“Es muy peligroso (ser tatuador en Irán) porque si lo descubren puede ir a la cárcel. Los tatuajes aquí son considerados contrarrevolucionarios, una práctica muy occidental, y la Guardia Revolucionaria protege esos valores de fanáticos religiosos”, dijo al medio inglés Amira Eskandar, un iraní quien dice tener varios amigos tatuadores que trabajan en la clandestinidad.
En Emiratos Árabes hay un pronunciamiento de los líderes religiosos que considera los tatuajes como una forma de daño autoinfligido. “Para los emiratíes los tatuajes no son muy comunes y los que tiene, deben quitárselos si quieren acceder a trabajos en el ejército, la policía o a algunas aerolíneas. Los viajeros que los lleven cubiertos no tendrán problemas; sin embargo, los visibles podrían ser mal vistos”, escribió la BBC.
La normativa de Turquía es similar. En el 2014 en ese país se publicó una ley que prohibió los tatuajes y las perforaciones en escolares y eso generó un debate social.
“¿Qué son esos tatuajes? ¿Por qué dañas tu cuerpo así? No te dejes engañar por los extranjeros. Dios no lo quiera, pero incluso te puede dar cáncer en el futuro”, le comentó el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, al jugador de fútbol Berk Yildiz, durante una actividad deportiva en la que coincidieron en el 2014.
¿Chicle a la libre?
Otra de las inusitadas normas que existen en el mundo es la limitación de mascar chicle en Singapur. En 1992, el Gobierno de ese país dictó una ley que prohibía la importación, fabricación y venta de goma de mascar.
“El argumento es la conducta incivilizada de sus consumidores que, pegando la goma de mascar en puertas y paredes, han perjudicado el funcionamiento de metros, trenes y ascensores”, adujo el Gobierno sobre aquella decisión, que persigue no solo a los consumidores sino también a los fabricantes y comercializadores.
Goh Chock Tong fue quien dictó la persecución oficial al chicle. En la sección tres del capítulo 272A del Acta de Regulación de Importaciones y Exportaciones incluyeron la prohibición de introducir goma de mascar en el país, fabricarlo o venderlo y penaban con multas de hasta 65.000 euros y dos años de cárcel en una primera condena, y 130.000 euros y tres años de prisión en la reincidencia.
En el 2002, el pegajoso tema estuvo en la palestra durante el debate del Tratado de Libre Comercio entre Singapur y Estados Unidos, y los titulares de comercio exterior del país asiático rasgaron la ley levemente.
“El Gobierno acabó autorizando las venta de algunas variedades de chicle pero sin azúcar. Los edulcorantes ascendieron de rango; ya no eran una golosina, les concedieron la categoría de ‘producto con valor terapéutico’, ‘producto medicinal’ y ‘goma dental’”, publicó el diario El Clarín.
Con esa negociación, desde el 2004 las farmacias en Singapur son las únicas autorizadas para vender chicles para ayudar a dejar fumar, limpiar los dientes y favorecer la digestión; aunque para adquirirlos es necesario tener una receta médica.
La venta de chicles a la libre está prohibida en Singapur y quien los intente introducir de contrabando (más de dos cajas por viajero) podría ser multado o penado con cárcel.
Cuando donde ‘decide’ morir
La paradisíaca Suiza no escapa de la lista de países con normativas algo excéntricas. Conocida como una de las naciones más civilizadas del mundo, Suiza prohíbe, por ley, halar la cadena del inodoro después de las 10 p. m. , esto para no molestar a los vecinos, principalmente cuando se vive en edificios de apartamentos, como es común que se viva en Europa.
En Suiza también está restringido tomar fotografías de los paisajes de Bergün, un maravilloso pueblo alpino de los Grisones. Es el primer destino europeo que tiene una prohibición similar para sus visitantes.
Desde el 31 de mayo del 2017, la Asamblea Municipal de ese pueblo vetó a los turistas a fotografiar los pintorescos paisajes, engalanados por colinas y montañas verdes, con sus pequeñas casas blancas y deslumbrante cielo azul.
“No queremos que la gente fuera de la comunidad que vea las imágenes de nuestro pintoresco paisaje en redes sociales sea infeliz. Está científicamente comprobado que las hermosas fotos turísticas de Bergün en las redes sociales hacen que el espectador no se sienta feliz porque no puede estar allí”, comentó el alcalde de ese pueblo Peter Nicolaya.

Agregó: “Estoy muy contento de que los habitantes de Bergün tengan en su corazón la felicidad de todas las personas. Eso me hace sentirme muy orgulloso”.
Quien incumpla el lineamiento y sea sorprendido será multado con cinco francos suizos (unos $6).
Reino Unido también tiene prohibiciones que pueden ser hilarantes. Entre la que llama más la atención está la restricción a morirse dentro del Parlamento británico. ¿Por qué? La Cámara británica tiene estatus de Palacio de la Familia Real, por lo que la muerte en el recinto obliga a enterrar al fallecido con los honores de los miembros de la Corona, explicó una publicación de la ABC.
En Francia está prohibido llamar a un cerdo Napoleón, porque el nombre hace referencia al general y gobernante francés de los siglos XVIII y XIX, Napoleón Bonaparte, conocido por llegar a conquistar y controlar la mayor parte de Europa occidental.
Pero los galos tienen una regla que sorprende más: en el país romántico por excelencia se prohíbe que las parejas se besen en las estaciones de tren. Hay otra más curiosa: por ley en Francia está permitido el matrimonio post-morten.
La figura de ese matrimonio la tutela el artículo 172 del Código Civil francés y nació bajo el mandato de Charles de Gaulle. Se estima que, por año, se casan unas 20 personas con parejas fallecidas.
Más en la lista
En China se prohíbe chupar los palillos de comer; en Israel está vetado meterse el dedo en la nariz pero solo los sábados (los demás días puede aprovechar); en Alemania se considera delito quedarse sin combustible en una autopista, y en Japón si salpica a un peatón mientras conduce significa una sanción de 55 euros.
En Antigua, Barbados, Ghana, Granada, Jamaica, Nigeria, Omán, Filipinas, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Zambia y Zimbabue se prohíbe vestir prendas de camuflaje, principalmente para evitar que un civil se confunda con las Fuerzas Armadas de esas naciones.
¿Y Estados Unidos? El país norteamericano no está exento de prohibiciones poco creíbles. En Florida se prohíbe tener sexo con erizos luego de que dos turistas rusos fueron atacados por el animal de las púas cuando la pareja intentó tener algo con él. Anton y Evgeny terminaron en el hospital con las espinas clavadas en sus genitales.
En algunas regiones del Sur de Estados Unidos se prohíbe el sexo oral y las mujeres no pueden saltar en paracaídas los domingos. En Oklahoma no se puede destapar una botella de bebida sin la supervisión de un ingeniero y en Nueva Jersey la legislación del estado impide sorber la sopa. En Washington es ilegal fingir que su familia es rica, en Ohio prohibieron a las mujeres utilizar zapatos de charol porque su ropa interior puede verse a través de su reflejo, principalmente si andan en falda, y en Nueva York es de muy mal gusto andar en pantuflas después de las 10 a. m.
La lista es extensa, así que si usted tiene en el horizonte un viaje al extranjero, es mejor que revise la normativa vigente en ese país: no lo vayan a sorprender en una “ilegalidad”.
