¿Es una amenaza?; ¿me va a quitar el trabajo?; ¿los robots van a dominar el mundo?; ¿debo tener miedo?
Estas son tan solo algunas de las preguntas que han surgido en tiempos recientes, específicamente desde que la Inteligencia Artificial (IA) se convirtió en uno de los temas de conversación obligatorios. Y aunque mucho se ha dicho y escrito, la realidad es que las dudas en torno al tema se mantienen en el aire.
Quizá es el desconocimiento sobre lo que realmente significa IA, o tal vez tiene que ver con que las opiniones tan divididas y los debates que han surgido acerca del tema (principalmente en redes sociales) pero, más allá de la causa, lo cierto es que hay una gran confusión entre muchas personas, especialmente aquellas que son poco versadas en temas tecnológicos.
Si bien el término Inteligencia Artificial se ha insertado con fuerza en nuestras conversaciones hasta hace relativamente poco, especialmente a partir de la herramienta ChatGPT, este no es para nada un tema nuevo y, por el contrario, ha acompañado a los seres humanos por años. Pero, para comenzar a entender un poco mejor de qué trata, es importante responder a la pregunta básica: ¿qué significa Inteligencia Artificial?
En términos sencillos, estas dos palabras hacen referencia a cuando las computadoras realizan autónomamente tareas que normalmente son supervisadas y revisadas por los humanos y que, de una u otra forma, facilitan nuestras labores. Por ejemplo, la IA está presente en los electrodomésticos que son digitales, pues requieren de logaritmos creados por una computadora para poder funcionar.
La pandemia
Si bien los avances tecnológicos han sido constantes, el autor y divulgador tecnológico Joan Cwaik reconoció durante el evento de Puratos, Taste Tomorrow, que se llevó a cabo semanas atrás en Buenos Aires, Argentina, que la pandemia por la covid-19 aceleró en gran medida este proceso que hasta ahora había crecido gradualmente. Quizá por eso es que desde entonces se habla con más frecuencia de “Inteligencia Artificial”.
“La pandemia fue como una especie de catalizador químico de muchas cosas que ya venían sucediendo. Entonces, las relaciones, la forma de trabajar, la forma de estudiar y de aprender nos obligó a pensar en cómo digitalizar las cosas que nos rodean y yo creo que la pandemia nos vino a dar habilidades y anticuerpos —y no me refiero a anticuerpos biológicos, sino a habilidades más humanas— que nos van a diferenciar de otras especies”, comentó.
El experto añadió durante el evento, en el que se presentan tendencias de consumo a nivel mundial, que se siente optimista al pensar en que “ese baldazo de agua fría le va a servir a la humanidad en retrospectiva. Vamos con una generación que va aprendiendo en una transición con la tecnología”.
Y aunque Cwaik reconoce que es muy difícil determinar hacia dónde va la tecnología, lo que sí puede decir con total seguridad es que las personas dependen de ella para prácticamente todo lo que hacen en la actualidad: trabajar, estudiar, cocinar, trasladarse, hacer compras y hasta para comunicarse.
“El futurismo es muy difícil, pero desde el presente lo que se puede observar es que vamos hacia una humanidad que tiene un vínculo con la tecnología muy estrecho y vamos por un camino en el que la tecnología funciona como eje transversal de nuestra vida en el presente”, asegura el expositor argentino.
Nada es nuevo
Hablemos de ejemplos recientes de inteligencia artificial. ChatGPT, por ejemplo, es un software capaz de escribir textos completos con tan solo unas cuantas indicaciones. Esto ha cambiado la forma de vida de miles de profesionales de distintas disciplinas, como periodismo, contabilidad y astronomía, entre muchos otros, así como desatar conversaciones sobre la apropiación que de la misma han hecho estudiantes de todos los niveles.
También, en algunos restaurantes, existen robots que atienden a los clientes; inclusive en varios establecimientos de comida rápida en Costa Rica ya se puede encontrar esta tecnología que elimina la tradicional interacción del consumidor con una persona al otro lado de la caja registradora.
Otro ejemplo de esta innovación son los efectos visuales que utilizan estudios de cine para hacer que una persona ya fallecida aparezca en sus películas. Lo mismo con estudios de música que emulan la voz de cantantes que ya murieron.
En fin; la tecnología por medio de la Inteligencia Artificial es capaz de muchas cosas y ha simplificado muchas tareas de los seres humanos, lo que ha despertado también el temor de la pérdida de puestos de trabajo. Cwaik especificó, durante el evento de Puratos, que estos miedos se dan porque las personas “caen en extremos muy determinados”.
“Estamos acostumbrados a hacer las cosas de cierto modo. Fuimos criados de una forma específica, y, por eso, ahora nos genera temor, porque es salir de la zona de confort. Yo lo que creo es que hay tener pensamientos críticos y no caer en extremos. Yo no creo que haya que demonizar ni tampoco hacer una apología a favor (de estas tecnologías). Creo que tenemos que ser conscientes de que es parte de nuestra realidad”, aseguró.
Pero, ¿eso significa que esta inteligencia va a sustituir a los humanos en ciertos procesos?
“Este es uno de los debates que se viene hablando desde hace muchas décadas. Yo lo que pienso es que debemos ver el pasado para tratar de proyectar el futuro. En el pasado ya ha habido revoluciones industriales y se generaron empleos nuevos, trabajos que aparecieron producto de la evolución técnica y superaron la cantidad de empleos que desaparecieron”, explica.
”Lo que pasa en estos primeros 23 años del siglo XXI parece que la transición de empleos es muy rápida, entonces la inteligencia artificial no está reconvirtiendo empleos, sino que está reconvirtiendo las tareas que son más operativas y tediosas para el ser humano, pues tienen una posibilidad de automatización cada vez mayor a las denominadas habilidades blandas. Entonces, de lo que sí podemos estar seguros es que el trabajo mental tiende a valer más para las próximas décadas”, agregó.
De hecho, Cwaik prefiere recordar lo que ocurrió con los dramaturgos en la Edad Media, cuando se inventó la imprenta, ya que explica que a ellos no les gustaba que se publicaran sus obras porque sentían que iban a perder el control sobre ellas y, por ende, creían que iban a perder su trabajo.
Además, detalla que: “en la década de los 80, en la calle, se repartían afiches de protestas contra del uso de calculadora porque decían que la gente iba a ser más tonta, que no iba a pensar.... Es decir, nos vamos acostumbrando a vivir con tecnología y la humanidad va aprendiendo”, asegura.
Adaptación
Los seres humanos han caminado desde siempre de la mano de la tecnología. Hoy la computadora, los celulares, los electrodomésticos digitales... todo requiere de la inteligencia artificial.
La IA llegó para quedarse y la adaptación no solo es inminente, sino que es prácticamente obligatoria. Ante este panorama, el investigador y experto Tomás de Camino Beck asegura que lo mejor que pueden hacer las personas es tomar este recurso como algo positivo y asimilarlo de una vez por todas.
“Es algo beneficioso para nosotros, entonces en lugar de preocuparme, yo tengo que pensar que es importante que yo me mantenga actualizado dentro de las tecnologías que emergen, y aprovecharlas para mi beneficio. Aprender de esto me ayudaría a saber cómo potenciar mis habilidades, mis capacidades y mi desarrollo humano. En ese sentido, sí deberíamos estar siempre pendientes de lo que está sucediendo y nunca dejar que nos pase por encima”, detalla.
Y es que aunque la gente generalmente piensa en la amenaza de su trabajo cuando le mencionan el término inteligencia artificial, lo cierto es que estas dos palabras tienen repercusiones para el ser humano en muchas otras áreas.
“Hasta hace unos años atrás, había gente que decía: ‘es que yo no uso WhatsApp porque no me gusta... yo prefiero hablar por teléfono’, y cosas de ese tipo; hoy en día aquella persona que no utiliza WhatsApp tendrá dificultades para comunicarse. El tema es cómo yo puedo aprovechar para potenciar mis capacidades a partir de esto, en lugar de pensar que me va a dejar fuera de juego o algo así”, añade.
Eso sí: el experto reconoce que “vamos hacia un sistema cada vez más poderoso, en términos de manejo de las actividades humanas”.
Lo cierto es que al tratarse de tecnología derivada de la creatividad humana, esta no tiene límites. De allí que sea tan dificil saber con exactitud hasta dónde va a poder llegar la inteligencia artificial, o en cuánto tiempo estaremos rodeados de aparatos aún más poderosos.
“No sabemos si podrán emerger sistemas conscientes de los sistemas artificiales... eso estará por verse. No existe ningún impedimento, diría yo, computacional o físico para que suceda. Por tanto, en algún momento, veremos esos androides que vemos en películas, que se comportan e interactúan directamente con nosotros y que ya forman parte del día a día de todos los humanos. Yo creo que no hay límite”, afirma De Camino.
No obstante, aclara que todavía es muy temprano para saber si estas máquinas tendrán el poder de destruir al ser humano, y que, por ahora, esa teoría continúa siendo sigue formando parte de la ficción.
“Los humanos nos tendemos a autodestruir. Entonces, si hay algo de destrucción es por nuestra misma acción de autodestrucción, que podría ser propagada por los sistemas inteligentes pero nuestra evolución no está totalmente predeterminada, por tanto, estas tecnologías podrían tomar muchas direcciones y puede ser que más bien nos lleve a una una sociedad incluso mucho mejor de lo que estamos viviendo en este momento”, dice.
Según de Camino Beck, los cambios se verán no solo en el ámbito laboral, sino también a nivel educativo, cultural y de salud. Esto se debe a la gran variedad de formas de comunicación que existen y que pueden ayudar en las diferentes áreas en las que se desarrolla el ser humano.
“Nosotros pudimos avanzar como especie cuando desarrollamos la habilidad de construir lenguajes, como conversar. La Inteligencia Artificial se fundamenta en el procesamiento de los lenguajes naturales, pues genera una interfaz perfecta entre lo que nosotros somos capaces como humanos y lo que las máquinas pueden hacer y ahora tenemos una interfaz ideal que nos permite dar comandos a una computadora, basado en lenguaje natural, para que pueda ejecutar y construir casi que cualquier cosa”, explica.
Para el experto, una de las áreas que comenzará a transformarse rápidamente, al corto plazo, será la educación, pues, desde su punto de vista “los sistemas tradicionales de evaluación ya no son funcionales en un mundo donde existen herramientas que nos dan mucho mayores posibilidades a nosotros y que le dan mayores posibilidades a nuestros estudiantes”.
¿Regulaciones?
El crecimiento tan acelerado de la tecnología y lo que es capaz de hacer de la mano con los humanos, ha evidenciado la necesidad de un marco jurídico acorde.
Así lo explica el estadístico y máster en ciencias de la computación, Roberto Sasso, quien considera que se debe contar con algunas regulaciones.
“Yo creo que sí necesitamos regulaciones, aunque hay una pregunta muy grande que está relacionada a cómo hacer para que se cumplan esas regulaciones, porque no es lo mismo cumplir con la Ley de Tránsito, por ejemplo, a cumplir con las regulaciones de la Inteligencia Artificial”, afirma.
Sin embargo, Sasso destaca que ya existen “diferentes propuestas”. Una de ellas fue presentada por el parlamento europeo y, según el experto, se espera que se convierta próximamente en ley.
“No es fácil, ni es obvio cómo hacerlo, pero ciertamente necesitamos un montón de gente pensando en eso”, asegura.
Para Sasso, la Inteligencia Artificial si bien puede beneficiar, también puede convertirse en una herramienta de desinformación y con eso “lo que podría pasar es que nadie vuelva a creer nada”.
“Resulta que hoy en día con tres segundos de audio se puede crear un discurso con su voz de algo que usted nunca diría y lo mismo pueden hacer con videos y con textos. Entonces, si la desinformación crece suficiente, la gente no va a creer en nada: ni de lo que veo, ni de lo que leo, ni de lo que escucho. Con esto las redes sociales perderían el valor que tienen hoy y que tal vez vuelvan a ser lo que siempre debieron haber sido”, comenta.
De todas formas, Sasso considera que no vamos “ni a la mitad del camino” de los desarrollos tecnológicos y hay que esperar para saber qué viene en los próximos años, en los que indiscutiblemente se podrán ver avances muy diferentes.
Por ello, el experto indica la importancia de que los seres humanos, a quienes no le gustan los cambios, se preparen para vivir en una sociedad todavía más avanzada, tecnológicamente hablando.
“Siempre ha existido temor a lo desconocido. Al ser humano le gusta la estabilidad emocional, física y económica; no le gustan los cambios, sobretodo si son bruscos, pero lo cierto es que vamos a seguir viviendo cambios bruscos”, afirma.
Y añade: “Yo creo que el término de revolución tecnológica es un término engañoso porque las revoluciones todas terminan... pero esta no va a terminar. El cambio va a ser más y más acelerado. No hay nada que nos haga suponer que se va a reducir el ritmo o la velocidad del cambio”.
Eso sí, es enfático en que la Inteligencia Artificial “no sabe, ni entiende nada” y que lo único que hace es “procesar palabras y buscar patrones”.
“Hay gente que cree que realmente la computadora va a tomar conciencia, pero a mí eso me cuesta creerlo. Yo no tengo ninguna evidencia de que eso sea posible. Pero son herramientas cada vez más poderosas que son muy útiles y que nos van a ayudar a trabajar menos”, explica Sasso.
Para todos
La Inteligencia Artificial no conoce de fronteras, por ello se trata de un tema que afecta a todos los rincones del mundo, de una u otra forma.
Tomás de Camino Beck considera que el hecho de que la IA esté en todo el mundo le da una oportunidad a Costa Rica de comenzar a impulsar el desarrollo de más tecnología en el país.
“Es una tecnología que en el mismo instante que ocurre en países desarrollados también ocurre en países como Costa Rica y eso nos da una oportunidad para convertirnos en desarrolladores de tecnología y no solo en consumidores. Eso nos trae grandes oportunidades”, dice.
La Inteligencia Artificial no es un simple producto, sino que se crea a partir de algoritmos. Esto significa que cualquier persona que conozca sobre este tema puede trabajar en el desarrollo de sistemas tecnológicos y, por ende, no se necesita de una gran empresa para empezar a crear proyectos de este tipo.
”Creo que estamos en un momento excelente donde estos sistemas están empujando a un cambio importante en las formas de trabajo, de gobernanza, de educación y tenemos que aprovechar ese empuje para empezar procesos de cambio inmediato y transformándose en ojalá un país que de mucho más oportunidades a sus ciudadanos”, finaliza De Camino Beck.