Carole King, una mujer estadounidense, demostró que ella es tan fiel como los perros, animales a los que llamamos los mejores amigos del hombre. Y es que Carole hizo lo que para muchos sería impensable: dejó su ciudad y hasta su trabajo durante 57 días para buscar a Katie, su perra perdida.
La odisea inició en julio, cuando Carole King se fue de vacaciones a Montana, junto a su esposo Verne King y la mascota Katie. Según replicaron medios internacionales, entre ellos The New York Times, CNN y People, la pareja salió a cenar y cuando regresaron al lugar, Katie, una Border Collie de siete años, no estaba.
“Fue devastador. Me enfermé del estómago”, contó en entrevista al medio The Columbian. En sus declaraciones la mujer contó que ella acudió al encargado del hotel para preguntarle por su mascota, sin embargo, era demasiado tarde, pues cuatro horas antes la habían visto irse asustada por una tormenta eléctrica.
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Carole y su esposo buscaron a Katie toda la noche, pero para su pesar, la tormenta continuaba. Aun con lo ocurrido, Carole empezó a actuar y pegó unos 500 volantes en los que pedía información de su mascota.
Desesperada por encontrar a Katie, Carole no regresó a su casa en Washington, sino que se quedó en Montana haciendo todo lo que pudiera: desde publicar fotos de su perra en grupos animalistas de Facebook, hasta instalar cámaras en los supuestos lugares por los que había pasado el can. La mujer también tomó la drástica decisión de renunciar a su trabajo en una empresa postal, pues dijo que Katie “es lo más importante para ella”.
Casi mes y medio después de la búsqueda, aun hospedada en Montana y con las esperanzas disminuidas, Carole recibió una esperanzadora llamada: un vecino de la comunidad de Kalispell le dijo que la perra estaba en su patio. Cuando la dueña llegó, Katie ya no estaba. Ella relató a medios locales, que continúo buscando hasta que vio unos arbustos moverse... Allí estaba Katie, quien respondió a su nombre y estaba baja de peso y deshidratada.
Tras una visita al veterinario para cerciorarse de que todo estaba bien, Carole y Katie regresaron a su casa en Washington.
“Sabes, amas mucho a tu perro y solo tienes esperanza, y sabes que ella está ahí fuera buscándote. Simplemente no puedes rendirte”, dijo a The Columbian, aun sin saber si volverá a trabajar.