Las heridas de Sixaola: Conozca la obra de la fotógrafa reconocida por Magnum Photos
Glorianna Ximendaz fue premiada por el proyecto Counter Histories con esta poderosa obra sobre el legado colonial de la United Fruit Company
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PorGlorianna Ximendaz
La artista y fotógrafa Glorianna Ximendaz nos comparte el siguiente texto sobre su proyecto becado por la Magnum Foundation, una de las principales promotoras de la fotografía en el mundo:
En Centroamérica, Suramérica y el Caribe convivimos junto a fantasma que habita nuestros paisajes y memorias. Ese fantasma es el colonialismo, renacido y renombrado bajo máscaras corporativas como la United Fruit Company, actualmente Chiquita.
Durante la construcción del ferrocarril y el establecimiento de las plantaciones bananeras por parte de Minor Keith en Costa Rica, se documentaron numerosos informes y testimonios que evidencian condiciones laborales extremadamente duras para los trabajadores afrodescendientes.
Hoy en día, informes de organizaciones de derechos humanos y medios locales han destacado las precarias condiciones de vida y trabajo de los Ngäbe Buglé en los campos bananeros de Sixaola, Limón. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz)
Su herencia además de las plantaciones de banano; grabó la violencia sistémica en nuestros territorios, transformando economías, sistemas laborales y hasta la tierra que pisamos. El legado de Minor Keith, empresario estadounidense y arquitecto del colonialismo moderno, sentó las bases de economías extractivistas que aún hoy operan bajo los mismos principios de explotación.
Su presencia marcó el inicio de una nueva era: una en la que el imperialismo no llegaba solo con ejércitos, sino con exportaciones de frutas, contratos de infraestructura, control económico y esclavitud moderna.
Archivo de intervención; dueños y administradores de las fincas de United Fruit Company en Limón, Costa Rica. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz)
En lugares como Sixaola, más de un siglo después, se observan las consecuencias: aguas contaminadas, pieles quemadas, sábanas manchadas de sangre y comunidades envenenadas. Las escuelas y casas rodeadas de amenazas, químicos que se filtran por el suelo, fumigaciones aéreas diarias. Los cuerpos de las y los trabajadores llevan la carga: manos agrietadas por el machete, pulmones llenos de toxinas, pies con llagas, agotamiento tras jornadas interminables, sin protección legal ni recursos para defenderse.
El término “esclavitud” puede parecer lejano, pero sus formas modernas son inconfundibles. Personas migrantes e indígenas enfrentan racismo, desalojos forzados y exclusión del sistema de seguridad social.
Un retrato de Minor Keith, pionero de la industria bananera en Centroamérica, representa una era marcada por la explotación de los recursos naturales. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz)
Mi trabajo utiliza el archivo como testimonio vivo, yuxtaponiendo pasado y presente para exponer no solo a los responsables, sino a los sistemas que construyeron. Los archivos, muchas veces estériles bajo la mirada colonial, deben convertirse en herramientas viscerales que provoquen memoria, resistencia y nuevas narrativas. Hay que masticarlos, escupirlos, reinterpretarlos, porque la historia, contada desde abajo, exige acción.
Esta no es solo una historia costarricense. Es una herida latinoamericana y un asunto global. Para desmantelar los sistemas coloniales, primero debemos confrontar cómo fuimos colonizados: por trenes, tratados y sí, también por bananos.
Dos hombres fueron asesinados en una plantación bananera en Limón el 11 de junio de 2024. Según un informe de la Universidad de Costa Rica titulado "Impacto socioambiental de las plantaciones bananeras en la provincia de Limón", se documenta que estas plantaciones han enfrentado problemas de seguridad debido a la presencia del narcotráfico y actividades del crimen organizado, lo cual ha impactado negativamente a las comunidades locales. Un reportaje de Semanario Universidad detalla cómo las plantaciones bananeras en Limón han sido infiltradas por grupos criminales que utilizan la infraestructura y las rutas de transporte de la industria para actividades ilícitas como el tráfico de drogas, generando violencia y conflictos en la región. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz) Debido a la exposición al cloruro de metilo, uno de los agroquímicos utilizados para fumigar las plantaciones bananeras, algunos trabajadores de la finca experimentan hemorragias nasales y otras complicaciones de salud. Esta situación pone en evidencia la preocupación por el impacto de dicho químico en la salud de los trabajadores. Testimonios y evidencias provenientes de plantaciones en la región sur del Caribe costarricense revelan los problemas de salud persistentes asociados al uso de este agroquímico. En la fotografía, se observa la prueba: sábanas manchadas de sangre de uno de los trabajadores. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz) Estas son las avionetas que, cada semana, fumigan con agroquímicos las plantaciones bananeras, volando a pocos metros de casas y escuelas en la zona de Sixaola. Esto provoca diversos problemas de salud en la población, que van desde síntomas comunes como dolores de cabeza, náuseas, vómitos, diarrea y molestias en la piel, hasta afecciones más graves a largo plazo. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz) Rogelio quedó completamente ciego de un ojo y perdió rápidamente la visión del otro tras sufrir una quemadura química. La falta de equipo de protección hizo que el daño fuera mucho más grave. Después del incidente, la empresa que lo contrataba no le otorgó ninguna compensación por los daños causados. En lugar de asumir su responsabilidad, la compañía lo reasignó a otro puesto sin abordar el problema. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz) Fotografía de archivo de un trabajador de una plantación bananera de 1938. Costa Rica y el mundo han intentado borrar, con el tiempo, una historia que sigue perpetuando injusticias ambientales, sociales y humanas. Intervención de archivo, imagen escaneada y borrada repetidamente hasta degradarla. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz) Antonio Saldaña, cacique bribri (el último rey de Talamanca), se opuso a la explotación bananera y a la intervención extranjera en la educación y cultura indígena. Algunas versiones señalan que fue envenenado por la compañía bananera United Fruit Company debido a su resistencia. (Glorianna Ximendaz/Glorianna Ximendaz)
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