
“Mi contundente victoria establece que tengo un mandato de renovación”. Así definió Álvaro Ramos, candidato presidencial por el Partido Liberación Nacional (PLN), la que consideraba era su misión dentro de la histórica agrupación verdiblanca. Estas declaraciones las dio en abril, cuando aún no estallaba la polémica en San Ramón, los enfrentamientos con líderes como Antonio Álvarez Desanti, y la elección de unas postulaciones a diputados donde ningún nombre tiene experiencia en Cuesta de Moras. A hoy, ¿quién gana el pulso por la supuesta renovación?
No es poca cosa, se trata de la agrupación política más importante de la Segunda República, la que contribuyó a moldear la Costa Rica que hoy existe (para bien y para mal). Sin embargo, llevan 11 años sin gobernar, y para los partidos con vocación de poder, estar en el Ejecutivo es una necesidad; la lejanía de Zapote reseca el paladar, resquebraja las alianzas y fomenta los enfrentamientos.
Por el paso natural de la vida, los clásicos líderes liberacionistas han perdido protagonismo o han sido desplazados. Otros siguen en la palestra, a duras penas y en una batalla constante. La familia Araya Monge es buen ejemplo: Johnny Araya sigue en el partido pero fue vetado por Álvaro Ramos; Rolando ya no pertenece a la agrupación; y Luis Carlos se sumó al movimiento chavista de Pilar Cisneros. Todos ellos se formaron en el PLN y ocuparon los más altos cargos políticos.
“Una renovación como esta no es fácil y es dolorosa”, dijo el presidente del partido, Ricardo Sancho, en junio de este año, al explicar que se trata “de un cambio de época y de prácticas políticas”.
Es consenso general: está en riesgo la hegemonía de Liberación Nacional y cuatro años más sin gobernar —para un total de 16 años fuera de Zapote— pueden ser demasiados. El partido se encuentra en una pugna interna que, sin duda, dejará heridos.

Por un lado, Álvaro Ramos se agarra con fuerza del 78% de los votos que obtuvo en las elecciones internas del partido, una victoria contundente. El segundo lugar fue Gilberth Jiménez, con 9%, ahora diputado independiente. En contraparte, líderes tradicionales, como Antonio Álvarez o el exalcalde ramonense Nixon Ureña, le recuerdan que apenas 161 mil personas acudieron a votar en la convención liberacionista —270 mil menos que las 431 mil de 2022—, y su poder dentro del PLN no es pleno.
Mientras tanto, sectores otrora poderosos, como el cooperativismo, pierden trascendencia, desplazados por el municipalismo.
A continuación, en Revista Dominical analizamos la gran pugna por el futuro de Liberación Nacional, consultamos el criterio de líderes jóvenes y tradicionales, cuestionamos si existe una verdadera renovación, y estudiamos los nombres que figuran en la papeleta de candidatos a diputados, que concentró gran parte de las tensiones el pasado 13 de setiembre y que concentra la puja de ganadores y perdedores.
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Recuento: Ramos vs Álvarez Desanti
En su entrevista con esta revista en abril, Álvaro Ramos dejó claro que líderes tradicionales como Antonio Álvarez Desanti y Johnny Araya no contaban con su apoyo, ya que postularlos a cargos de elección popular sería dar a entender que “Liberación no se renovó”.
“¿Soy de la cúpula? No, yo no les pedí apoyo a ellos, y llegué hasta aquí sin el apoyo de ellos”, dijo el economista entonces.
Ese fue un germen de división que, finalmente, estalló el 2 de agosto, cuando el exdiputado y excandidato presidencial Álvarez afirmó que Ramos intentaba imponer la candidatura de Miguel Guillén, secretario general del PLN, como diputado por Alajuela, y por esa razón no se había logrado efectuar la asamblea cantonal de San Ramón.
El señalamiento ocurrió luego de que, el 17 de julio, fracasó el quinto intento del PLN por realizar la asamblea ramonense. Hasta la fecha, han chocado contra la pared cerca de 11 intentos de realizar la renovación de estructuras. El partido convocó a una nueva sesión para el sábado 4 de octubre, pero el riesgo es latente: si no se concreta este proceso, los verdiblancos no tendrán acceso a deuda política.
Paradójicamente, este fue el cantón donde José Figueres Ferrer fundó, en 1951, la agrupación que marcaría profundamente el desarrollo del país. Desde entonces, el PLN ha logrado elegir a siete presidentes de la República que, en conjunto, gobernaron durante 36 años, en nueve periodos
Las principales alertas de Álvarez Desanti fue sobre este conflicto, quien calificó como “catastrófico” el “grave riesgo” de que el PLN pierda el acceso a financiamiento, no solo para la campaña presidencial, sino para su funcionamiento diario.
“Es la primera vez en 70 años que el PLN, el partido más grande y organizado del país, no puede cumplir con los trámites que establece la ley electoral. Estaríamos ante el cierre inminente de nuestro partido a partir de febrero”, dijo el exdiputado.
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Las palabras de Álvarez Desanti atizaron el enfrentamiento, por lo que, dos días después, el 4 de agosto, Ramos afirmó que el excandidato presidencial no solo está vetado de su campaña, sino que además no aceptará financiamiento de su bolsillo.
Ramos rechazó los señalamientos de Álvarez y calificó de temerarias sus declaraciones. “Nunca ha estado en la campaña, no va a estar en la campaña, no va a ser parte del gobierno y no vamos a aceptar dinero de él”, agregó el candidato presidencial.
El enfrentamiento entre Ramos y Álvarez es solo un ejemplo de cómo el candidato presidencial choca de frente con algunos de los líderes tradicionales de la agrupación, esta es la pugna de la que hablamos.
“¿Soy de la cúpula? No, yo no les pedí apoyo a ellos, y llegué hasta aquí sin el apoyo de ellos”
— Álvaro Ramos
También ha recibido críticas del exdiputado y alcalde de Alajuela, Roberto Thompson, quien en entrevista con Revista Dominical afirmó que el candidato está “muy involucrado en temas internos” del partido, como las asambleas provinciales y, en ese momento, la elección de los candidatos a diputaciones. Esto, según Thompson, provocó que Ramos se olvidara de “lo más importante: llegarle a la gente con un mensaje claro, que genere confianza”.
Todas estas disputas internas se concentraron en un solo día, el sábado 13 de setiembre, cuando se realizó asamblea nacional para la elección de los candidatos a diputados. Si repasa los 16 párrafos que ha leído hasta este punto, notará que, en gran medida, la puja interna gira en torno a la papeleta. El propio Ramos reconoció en el pasado que la nómina debía “respetar el mandato de renovación”, aunque había un riesgo de que eso no ocurriera.
“Una vez que esté la asamblea, uno puede empezar a decir, ‘mirá, esta persona no cumple con no ser una persona cuestionada por alguna razón’. Ahí uno va reacomodando las piezas, pero es un rompecabezas enorme, y hay riesgo de que una u otra tal vez no cumplan con mis expectativas, sí, ese riesgo existe. Esperaría que no se materialice, pero el riesgo existe”, dijo el candidato.
Por eso, en esta entrega de Revista Dominical buscamos hablar con algunos de los protagonistas de esa pugna interna.
Protagonistas de la pugna
El 6 de abril, Álvaro Ramos se convirtió en el nuevo rostro de Liberación. Con 41 años de edad y una historia de superación intrínseca —sufre de hipoacusia severa en el oído derecho y profunda en el izquierdo desde su nacimiento, por lo que utiliza audífonos y medios como la interpretación de patrones y la inteligencia analítica para comunicarse— que se expresa en sus estudios en Berkeley, Estados Unidos.
Quizás su mayor cualidad política es que es conocido a nivel nacional por desempeñarse en cargos mayormente técnicos, pero relativamente novedoso en las aguas del PLN. Aunque fue electo con un porcentaje de votos arrolladora, en comparación con los otros candidatos del PLN fueron pocos los liberacionistas que lo eligieron.
Antonio Álvarez Desanti dijo a Revista Dominical que “no (tiene) nada en contra” de Álvaro Ramos, “fue él quien me sacó de su campaña”, aseveró. “Yo mandé la carta diciendo lo que pasaba en el partido y terminó siendo cierto lo que dije en mi carta. Eso motivó que él me retirara del partido”, agregó.
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Desanti consideró que Ramos debería salirse de los problemas internos del partido, resolver el conflicto en San Ramón y dedicarse a hacer la campaña nacional.
“No va a ser presidente si sigue actuando como presidente del PLN, tiene que actuar como candidato: darle propuestas a la gente y tener presencia en diferentes medios, foros y una nueva campaña en redes sociales”, dijo Desanti.
El exaspirante afirmó que si Ramos no iba a apoyar las candidaturas a diputados de sus allegados, como Miguel Guillén, Ricardo Sancho, Carlos Roverssi y Marvin Taylor, “¿por qué no lo dijo desde el principio?”. Según Desanti, esto hubiera evitado los ataques recíprocos que se han dado en la campaña, y que, en su opinión, han afectado la imagen del partido.
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Según el exdiputado, esto ha provocado que buena parte de su equipo se desintegre o se retire de la campaña.
Este es el caso de Marvin Taylor, quien dijo que Ramos no cumplió en apoyar su candidatura a diputado por San José, como parte del acuerdo al que llegaron de otorgar la curul a cambio de la elaboración del plan de gobierno.
“Anoche (11 de setiembre), el candidato me pidió una reunión para comunicarme que el sábado (13 de setiembre) no honrará su parte en un acuerdo conmigo", dijo Taylor.
Carlos Roverssi, quien fue encargado de comunicación de la campaña, tampoco fue apoyado por Ramos. “No hubo posibilidades de nada. Yo acato las disposiciones del candidato, como siempre lo he hecho. Ese es el tema de la vida; Liberación no me ha dado la oportunidad, y aquí sigo en Liberación”, dijo.
Roverssi fue el encargado de comunicación de la campaña hasta la misma semana en que se desarrolló la elección de candidatos a diputados. Fue removido del cargo y el partido no ofreció explicaciones al respecto.
De manera que dos miembros de su equipo se retiraron a partir de la elección de candidatos a diputados.
Miguel Guillén, secretario del partido, dijo que, pese a no habaer sido tomado en cuenta en el equipo de campaña, recorrerá Costa Rica y “estaré al lado de cada líder comunal, cantonal y provincial que sostiene a nuestro partido”. Guillén dijo que por encima de cualquier aspiración personal, “lo que me define es ser liberacionista, costarricense y un ciudadano comprometido con el proyecto histórico de abrir mejores condiciones de vida para todos”.
En tanto, Ricardo Sancho, presidente del PLN, aseguró que apoyará “incondicionalmente” a Ramos y al partido en las elecciones. “El que Ricardo Sancho no haya salido en la nómina de diputados no me genera agustia, es una raya más para el tigre”, dijo Sancho.
“A Álvaro Ramos lo necesita urgentemente el pueblo costarricense”, agregó Sancho. “(Ramos) es un gran técnico, muy querido por la gente pero debe mejorar sus asesores políticos para que entienda y pueda integrar en su campaña a toda Liberación”, concluyó.
Para el jerarca del partido: “La nueva liberación requiere de la vieja liberación en transición para ganar”.
“No va a ser presidente si sigue actuando como presidente del PLN, tiene que actuar como candidato: darle propuestas a la gente”
— Antonio Álvarez Desanti sobre Álvaro Ramos
Nicole Mesén, activista por los derechos de las personas con discapacidad, también cercana a Ramos, tampoco quedó en la papeleta. Consultada por la lista de aspirantes a legisladores por el PLN, Mesén dijo que no tenía opinión al respecto.
Ella tampoco quiso decir si continúa apoyando a Ramos. “Yo ahorita me encuentro en una pausa, por lo que en los próximo días espero definir si seguiré o no en la campaña y cuál será mi futuro político”, agregó.
Otras de las figuras de la juventud liberacionista cercana a Ramos, Daniela Coll, fue consultada, pero hasta el cierre de la publicación de este artículo, no respondió.
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La papeleta: ¿congruente con el cambio?
Como se señaló anteriormente, en gran medida, la puja interna del PLN giró en torno a la papeleta de candidatos a diputados para las próximas elecciones de 2026. Pero, ¿cuál es el análisis de la lista de diputados?
Un breve vistazo a las postulaciones permite constatar que ninguno de los aspirantes verdiblancos ha sido diputado anteriormente, por lo tanto, sí o sí el PLN tendrá una bancada novata en Cuesta de Moras. Además, el promedio de edad de los aspirantes no pasa de las cinco décadas. Esto parece coincidir con las exigencias de Ramos, pero algunas grietas se asoman si se estudia la nómina minuciosamente.
La papeleta con el promedio más elevado es San José, con 52 años entre los primeros cinco lugares de la lista. De cerca le sigue Cartago, con 51 años entre los primeros tres puestos.
Por su parte, la lista de Alajuela muestra las postulaciones más jóvenes, con un promedio de 40 años entre los tres primeros. Heredia le sigue de cerca con 42 años.
En Guanacaste los dos primeros promedian 49 años; cercano a los 48 que promedian en Puntarenas. Por último, en Limón, la cifra es de 43 años.
En resumen, las postulaciones de las siete provincias tienen 47 años en promedio.
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Para el politólogo Sergio Araya, las papeletas verdiblancas son coherentes con el discurso de renovación pregonado por Álvaro Ramos, en cuanto a que no se postularan liderazgos tradicionales, ni tampoco sus familiares o allegados.
“En ese aspecto uno diría que cumplió, porque finalmente quedaron personas completamente nuevas. En términos generales, en lo que respecta a la coherencia con lo que planteaba el candidato, el saldo fue favorable para Ramos, hubo una tensión razonable y esperable. Es otra historia si la papeleta es o no idónea”, reconoció el politólogo.
El también politólogo Gustavo Araya reconoció que es difícil renovar las nóminas de un partido por completo en un solo periodo electoral.
En la papeleta aún se ven algunas conexiones con líderes tradicionales, así como la prevalencia de sectores como el municipalista, una clara apuesta por personas con trayectoria en las estructuras partidarias.
“En el caso de Alajuela, son figuras que no necesariamente son pro candidato, pero sí son figuras jóvenes, son caras nuevas en la escala nacional. Hay una pugna interna que pareciera estar definiéndose por una suerte de progresismo moderado de centroizquierda, y no el conservadurismo clásico presente con Álvarez Desanti”, analizó Araya.
Un ejemplo de estos nuevos nombres, pero con conexiones tradicionales, es el segundo lugar por San José, la regidora josefina, Iztarú Alfaro, hija del exdiputado y empresario autobusero Óscar Alfaro (2010-2014), se impuso a la aspiración de Nicole Mesén. En el tercer puesto de esa provincia, irá el exalcalde de Goicoechea, Rafael Vargas.
En el caso de Alajuela, los cuatro primeros puestos los ocupan personas vinculadas al régimen municipal. Diana Murillo es vicealcaldesa de San Carlos, mientras que Éder Hernández es regidor de Alajuela (y le ganó la postulación a Pablo Villalobos, candidato respaldado por el alcalde Roberto Thompson). La tercera en la lista, Karen Alfaro, es alcaldesa de San Mateo, y Mario Jiménez es funcionario de la Municipalidad de Río Cuarto y primo del alcalde de ese cantón, que ahora apoya al chavismo.
“Hay una pugna interna que pareciera estar definiéndose por una suerte de progresismo moderado de centroizquierda”
— Gustavo Araya, politólogo

En Cartago, el segundo lugar lo ocupa Salvador Padilla Villanueva, asesor de la diputada Paulina Ramírez y sobrino del líder liberacionista en la Vieja Metrópoli, Luis Gerardo Villanueva. Padilla le ganó la postulación a Álvaro Torres, hermano del alcalde de La Unión, Cristian Torres, que además contaba con el apoyo de Ricardo Sancho, presidente verdiblanco y cercano a la línea de Álvaro Ramos.
A su vez, en Heredia, las dos primeras postulaciones vienen del sector municipal. Víctor Hidalgo es alcalde de Santa Bárbara, mientras Ángela Aguilar es gobernante del cantón central, donde ya fungió como vicealcaldesa durante la administración anterior, de José Manuel Ulate.
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El politólogo Daniel Calvo, con experiencia en asuntos legislativos, difiere en que la conformación de las papeletas sea ventajosa para Ramos y para el PLN. Desde su punto de vista, las postulaciones carecen de experiencia política (incluso Ramírez, nombrado por el candidato), salvo marcadas excepciones.
“Según la incubadora Costa Rica Más y el informe Estado de la Nación, a un diputado le toma aproximadamente 18 meses conocer el reglamento legislativo. A Álvaro Ramos, sea electo o no como presidente, le era más funcional impulsar personas más experimentadas que planteen una oposición fuerte. Pero hay pocos con una mínima experiencia en el Congreso, no hay un solo exdiputado”, consideró Calvo.
El analista recalcó que el PLN ha sido históricamente conocido por sus liderazgos fuertes y determinados, pero la propuesta actual se aleja de esa tradición.

Por su parte, la politóloga Carolina Ovares aseveró que el PLN no se está presentando como una agrupación con vocación de gobernar nuevamente. Al contrario, a lo interno del partido, la disputa se centró más en quién encabezaría las listas de diputaciones.
“Esto nos dice que, como partido político, Liberación ha venido transformándose como proyecto político. ¿A qué está aspirando realmente el PLN? Porque la vocación de poder une, pero cuando no la hay, parece que están luchando por micro cuotas de poder, como una especie de feudos, un proceso de transformación que ya tuvo la Unidad Social Cristiana”, explicó Ovares.
Para ella, la papeleta verdiblanca es “lo que Ramos logró negociar” ante una estructura de liderazgos que ha opuesto resistencia a la “renovación”.
“Liberación Nacional va a sobrevivir, pero sus actos no son los de un partido que esté buscando ser gobierno otra vez”
— Carolina Ovares, politóloga
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Punto bisagra
Tras analizar el estado actual de la agrupación política más importante de la Segunda República, la pregunta de rigor es ¿qué sigue? ¿Estamos ante un antes y un después para el PLN?
Daniel Calvo considera que sí. Para él, se trata de un punto bisagra en el que, si Liberación Nacional no gana las elecciones, la corriente “renovadora” de Ramos perderá autoridad y, en contraposición, la “vieja guardia” tendrá legitimidad para volver.
“Los puede terminar fortaleciendo, porque yo no le veo a Liberación posibilidades de ser un partido con vocación de poder, ni en el corto ni en el largo plazo. Les puede pasar como al PUSC, que se da por satisfecho con tener una cuota de diputados y alcaldes”, declaró Calvo.
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Su colega, el politólogo Sergio Araya, opinó que aún es pronto para afirmar que se trata de un antes y un después para el PLN. Sin embargo, reconoció que mucho dependerá del resultado que alcance Ramos el próximo 1.° de febrero.
“Si el resultado es negativo, algunos liderazgos tradicionales podrán usarlo como justificación para reivindicar su retorno al partido. Están en una transición. La ‘vieja guardia’ no ha abandonado la agrupación, no se puede afirmar que se cerró un página para escribir un nuevo capítulo”, declaró Araya.

Gustavo Araya coincide en que se trata de un “momento de transición”, pero el Liberación Nacional que resulte de este trance está por verse.
“El PLN no se está muriendo, solo si lo dejan morir, pero es el único partido con caudal electoral que le impide que se muera. Esto es como la radio AM: si nadie la atiende, las emisoras se van muriendo conforme se muera el oyente. No se está muriendo, pero podría morirse”, puntualizó Araya.
Si bien se han posicionado como oposición política del gobierno, la agrupación verdiblanca no es percibida como una opción distinta a la clase política que siempre ha gobernado en el país.
“Ha sido más el esfuerzo de vender la narrativa de renovación, que la renovación como tal, que no necesariamente es buena en sí misma: se requiere un equilibrio de experiencias”, declaró Ovares.
Por su parte, el presidente liberacionista, Ricardo Sancho, dijo en junio que la renovación “es un hecho”, aunque reconoció que se trataba de un proceso, ya que “no es algo que podamos hacer en poco tiempo”.
En poco menos de cuatro meses, el 1.° de febrero del 2026, la moneda caerá por uno de sus lados, y se verá si surte efecto la apuesta por la que votaron el 78% de los liberacionistas. De una lista de 20 candidatos saldrá el próximo inquilino de Zapote.
(Las declaraciones de Miguel Guillén y Ricardo Sancho se incluyeron solo en la versión web de este reportaje)
