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El video que se volvió viral muestra a miembros de la tripulación cantando la canción "Sampai Jumpa", un éxito indonesio cuyo título significa "Adiós", unas semanas antes de la tragedia. Muchos lo toman hoy como una especie de premonición. Captura de pantalla de AFP (HANDOUT/AFP)
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El comandante a cargo del submarino siniestrado, Harry Setiawan, se destacó siempre como el primero de la clase y como un destacadísimo oficial y líder, afirman sus excompañeros. Foto FB
Desprolijos de cualquier preocupación, más bien relajados y concentrados en la canción, varios tripulantes del KRI Nanggala-402 entonaban el tema indonesio Sampai Jumpa (Hasta que nos volvamos a ver, según su traducción del bahasa, idioma indonesio).
El video, que trascendió en los últimos días y tiene en tremenda conmoción a Indonesia, habría sido grabado semanas antes como dedicatoria al comandante del submarino, Heri Oktavian, quien se encontraba en su viaje postrero antes de jubilarse. Él aparece reunido con el grupo, cerca de uno de sus subordinados que toca la guitarra.
Solo unos días después, el miércoles 21 de abril, navío y tripulación encendieron todas las alarmas de las autoridades navales del país asiático cuando perdieron contacto del todo, mientras se hallaban realizando unos simulacros de torpedo.
Tras cuatro días de desesperada y maratónica búsqueda, la marina indonesia anunció el domingo 25 de abril el hallazgo del submarino y confirmó la muerte de los 53 miembros de su tripulación.
A pesar del calibre de la fatalidad, el hecho de que posiblemente la explosión que habría seccionado el sumergible en tres partes al parecer ocurrió el mismo día de la desaparición genera algo de consuelo en el sentido de que tal vez las víctimas quizá no tuvieran que transitar por la cuenta regresiva hasta que se les terminó el oxígeno. La conexión se perdió por completo desde el miércoles en la mañana, declaró el jefe del estado mayor de la Armada, Yudo Margono.
Y es que, en medio del la zozobra por la desaparición, los involucrados en la búsqueda entablaron una desesperada lucha contrarreloj en vista de que el oxígeno con el que contaba la tripulación se acabaría el sábado 24.
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Familiares de varios de los tripulantes del submarino posan para medios de prensa indonesios en momentos en que sus parientes se hallaban en estado de "desaparecidos". Foto AFP (RAYI GIGIH/AFP)
Entre los muchos temores sobre lo que podría haber ocurrido estaba un gran elefante blanco, la gran pregunta que nadie hubiera querido hacerse: ¿qué pasaba si el submarino estaba a la deriva y sus ocupantes sabían el tipo de final que tendrían en unas 72 horas, cuando se les acabara en aire?
Por el momento, como es lógico, la investigación de lo ocurrido apenas comienza.
El video de despedida
Cuando apenas los familiares, amigos, colegas y el resto del país tratan de asimilar lo ocurrido, en una especie de homenaje póstumo se viralizó el video mencionado antes, después de que Henrik Paulsson, amigo de Oktavian y profesor de la Universidad de Defensa de Suecia, fuera uno de los primeros en compartir las conmovedoras imágenes, según reseñó este martes la prensa indonesia. El video le está dando la vuelta al mundo y está siendo reseñado por los principales medios de comunicación: es tan conmovedor como surrealista.
La letra de la canción, en opinión de muchos, puede considerarse una suerte de premonición pero, sea como sea, le ha enchinado la piel a miles:
“Hasta que nos veamos otro día/ hasta que nos encontremos/ te dejaré marchar/ aunque no estoy listo para echarte de menos/ no estoy listo para vivir sin ti/ te deseo todo lo mejor” dice una parte de la ya famosa canción.
El grupo canta el tema de la banda indonesia Endank Soekamati –procedente de Yogyakarta, en la isla de Java-, dentro del KRI Nanggala-402 y en presencia del comandante del submarino, Heri Oktavian, cuando este estaba a punto de jubilarse. “Parece que la cantan como una despedida para todos nosotros”, aseguró en Twitter un usuario indonesio al comentar el vídeo, grabado con un celular y que se ha hecho viral en el archipiélago asiático, según una reseña del diario español El País.
El video ha servido como una especie de despedida para todo el país, sobrecogido por la tragedia.
Las autoridades dicen que recibieron señales desde el lugar a más de 800 metros de profundidad a primera hora de la mañana del domingo, según un despacho de la AFP.
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La lancha patrullera de la Armada de Indonesia KRI Singa (651) se preparaba para cargar provisiones en la base naval de Banyuwangi, provincia de Java Oriental, el 24 de abril, con el fin de unirse a la intensa búsqueda del submarino desaparecido el 21 de abril. Foto AFP (SONNY TUMBELAKA/AFP)
“Con gran pena, como jefe de las Fuerzas Armas de Indonesia, los soldados han caído mientras cumplían su deber al norte de Bali. En nombre de todos los soldados y la familia de las Fuerzas Armadas, expreso mis condolencias más profundas a las familias de los caídos. Que Dios les dé serenidad”, anunció Hadi Tjahjanto, jefe del ejército, en rueda de prensa.
Al KRI Nanggala-402 se le perdió el rastro cuando estaba a unos 100 kilómetros de la costa de Bali. En pocas horas, a la búsqueda se habían sumado seis barcos de guerra, un helicóptero y 400 personas.
Pronto se incorporaron las ayudas de Australia, India, Singapur, Malasia y Estados Unidos.
Sabedores de que el oxígeno, según portavoces militares, se acabaría en las primeras horas del sábado, los esfuerzos por encontrar el sumergible ese día se tiñeron de un tono lacónico, pues aunque lo hallaran pronto, era prácticamente un hecho que no habría vida dentro del navío. Solo 24 horas después empezaron a aparecer los trozos de la embarcación. Casi de inmediato, se realizó la declaratoria oficial: los 53 tripulantes estaban muertos.
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“Recibimos imágenes subacuáticas que se han confirmado que son partes del submarino, incluido su timón vertical trasero, anclas, casco de presión externo, timón de buceo en relieve y otras partes del buque”, dijo el domingo a la prensa el jefe militar Hadi Tjahjanto en Bali.
“Con esta evidencia auténtica, podemos declarar que el KRI Nanggala 402 se hundió y todos los tripulantes están muertos”, agregó Tjahjanto.
Un robot subacuático equipado con cámaras encontró al submarino partido en por lo menos tres partes sobre el lecho marino a una profundidad de 838 metros, agregó el almirante Yudo Margono, el jefe del Estado Mayor del Ejército, en un parte oficial.
Esa profundidad superó la capacidad de resistencia del submarino que era de 200 metros, pues la presión del agua sería mayor a lo que el casco podría soportar, según comunicados previos de la armada.
Los restos están ubicados a 1.500 metros al sur del sitio en donde el submarino se sumergió por última vez el miércoles, indicó Margono.
En medio de la incertidumbre en torno a la desaparición del sumergible, la armada había indicado que una falla eléctrica podría haber impedido al submarino realizar los procedimientos de emergencia para regresar la superficie. Y de plano, las máximas autoridades han rechazado la posibilidad de un error humano.
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Un familiar del coronel de la marina, Harry Setiawan, sostiene una foto de la tripulación del submarino KRI Nangala, antes de hacerse a la mar. El navio desapareció frente a la costa de Bali, el 21 de abril. Cuatro días después, se confirmó que se había partido al menos en tres pedazos y los 53 ocupantes murieron. FOTO AFP (RAYI GIGIH/AFP)
Con todo el suceso tan reciente, son pocos los familiares de las víctimas que han concedido entrevistas a la prensa. Una de ellas es Ari Prasetyo, esposa de Serda Mes Guntur, quien narró al TribunNewsmaker.com --durante la búsqueda, aún no había certeza de las muertes-- que al final de la conversación con su esposo, por videollamada, él habría cerrado con la frase “Me voy”. Ella asegura que desde ese momento tuvo un mal presentimiento.
Conforme pasan las horas, trascienden otros casos desgarradores, como el de Lettu Laut Imam Adik, pues su pequeño hijito de tres años hizo una rabieta cuando su papá intentó despedirse de él para hacerse a la mar. En el video se observa a la familia riendo tras la reacción del niño, quien incluso “encierra” al padre en la habitación, para tratar de evitar que se vaya a navegar.
El Ministro de Asuntos Sociales, Tri Tri Rismaharini visitó a la familia con el fin de ofrecer su pésame y su apoyo.
Un mundo desconocido
“Hay pocos lazos más fuertes que los de los marineros en un submarino. Cada persona seleccionada para la tripulación debe cumplir un papel fundamental en una intrincada interacción que permite que una pequeña embarcación de metal se sumerja en las profundidades del mar durante semanas.
“Los pasillos son tan estrechos que los marineros no pueden cruzarse sin que una persona ceda el paso. El zumbido del motor retumba, una reverberación constante que se siente en los dientes. Los marineros se apilan en literas estrechas. Practican lo que un submarinista llama respiración ‘ahorrativa’, para conservar el bien más preciado en una burbuja que navega bajo el agua: aire respirable”.
De esta forma, The New York Times descorrió este domingo detalles sobre la vida, totalmente atípica, por la que transitan los submarinistas.
“Es una hermandad muy fuerte”, dijo Frans Wuwung, un marinero retirado que entrenó a la tripulación del KRI Nanggala-402, uno de los cinco submarinos de la Armada de Indonesia. “Somos amigos de por vida”.
En un reportaje especial publicado por El Mundo de España, en enero del 2018, Alejandro Cuerda Lorenzo, capitán de navío y comandante de la flotilla española, explica: “Los submarinistas no compartimos profesión, sino vocación (...) Somos una comunidad con unos estrechos lazos de camaradería y de temple ante la adversidad, porque compartimos una profesión de riesgo. El último marinero es importante para la seguridad de todos”.
Su testimonio coincide con el recopilado por The New York Times:
“Vivir con el peligro constante de la presión hidrostática, en un espacio mínimo -el corazón de la nave es un pasillo de 40 metros de ancho por uno de largo-, con 24 horas de luz artificial y el sonido martilleando el oído es vivir en la excepcionalidad. A todos los niveles. En cuanto a higiene personal: hay un váter (sanitario) para 65 personas y la ducha solo es posible cada tres días. En cuanto a intimidad: cada camarote tiene varias literas y la distribución en tres turnos normaliza el concepto de cama caliente. Incluso en cuanto a alimentación: las frituras están restringidas para evitar el humo...
“Si estás destinado en un destructor o en un portaaviones, al acabar la guardia puedes ir a cubierta a fumar un cigarro, ver la mar y relajarte. En un submarino o te acuestas o estás molestando a tus compañeros. Existen muchas limitaciones, pero te puedo asegurar que todos los submarinistas, que lo somos voluntariamente, somos felices”, señaló Quevedo en aquel momento.
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Ceci Yuemi posa con una foto de su esposo, el segundo teniente Juni Munawir, quien sirvió a bordo del submarino KRI Nanggala 402, en una reunión religiosa en Surabaya el 26 de abril. "No estoy lista para vivir sin ti", musitaba mientras trataba de asimilar lo ocurrido. FOTO AFP (JUNI KRISWANTO/AFP)
Lo que sigue
En las últimas horas, funcionarios de la Marina han dicho que la ayuda internacional sería crucial para recuperar los restos del buque, y ya se ha empezado a hablar del intento por recoger los restos de los fallecidos, misión bastante difícil, por no decir utópica, dada la profundidad en la que quedó el submarino.
El ministro principal de Singapur, Teo Chee Hean, escribió en las redes sociales que un ROV (vehículo operado a distancia) enviado por la armada pudo “recuperar algunos elementos críticos del lecho marino a una profundidad de más de 800 metros”.
“Esperamos que esto ayude a las familias a encontrar algún cierre y certeza sobre el destino de sus seres queridos”, agregó.
Por su parte, los residentes de la ciudad de Banyuwangi, en Java Oriental, que alberga la base naval desde la que se llevan a cabo las operaciones de búsqueda y rescate, se unieron a los llamados nacionales para acelerar la modernización de las fuerzas de defensa de Indonesia.
“Este puede ser un punto de aprendizaje para que el gobierno avance en su tecnología militar y tenga cuidado en cómo usa su tecnología (existente), porque la vida de su gente está en juego”, dijo Hein Ferdy Sentoso, residente de 29 años.
Indonesia, el país más poblado y la economía más grande del sudeste asiático, ha tratado de renovar su capacidad militar, pero algunos equipos aún son viejos y ha habido accidentes fatales en los últimos años.
Hasta antes de este último percance, el país tenía cinco submarinos: dos Tipo 209 de fabricación alemana, incluido Nanggala (que tenía 48 años en operación), y tres buques surcoreanos más nuevos.
A raíz de lo ocurrido, el presidente Joko Widodo anunció un ascenso de rango para todas las víctimas de la tragedia y les otorgó el Bintang Jalasena, una medalla de estrella al servicio meritorio de la marina.
También prometió otorgar becas a los hijos de las víctimas hasta que terminen sus estudios de pregrado.
La desaparición del KRI Nanggala 402 evoca otras tragedias, como la del sumergible ARA San Juan, de la armada argentina, con 44 tripulantes, que desapareció en el 2017 y fue encontrado un año después, así como el grave accidente del nuclear ruso Kursk, con 118 fallecidos y desaparecido el 12 agosto de 2000.
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Estudiantes y profesores rezan por los 53 tripulantes fallecidos en una escuela de Surabaya, el pasado 23 de abril. Indonesia entera está conmocionada con la tragedia. Foto AFP (JUNI KRISWANTO/AFP)