Trabajar, estudiar, pagar servicios, pagar la renta, transportarse, hacer deporte, pagar la tarjeta, ahorrar, pensar a futuro en pensión y vivienda... Nadie prepara a los jóvenes costarricenses para asumir responsabilidades de un adulto con independencia financiera, y algunas veces se aprende con los golpes del camino. En esta edición de Revista Dominical no le enseñaremos a sacar tiempo para hacer deporte, pero sí le daremos algunos consejos para evitar que esos “golpes del camino” sean tan duros.
Los jóvenes están acostumbrados a oír frases como: “ahorre porque uno nunca sabe...”, “ábrase una pensión voluntaria”, “no se endeude”, “no gaste, invierta”. Pero, ¿por dónde empiezo? A continuación, le planteamos tres temas centrales: economía del hogar, que incluye presupuesto, gastos fijos, tarjetas e inversión; pensión, para reconfirmarle que es buena idea abrir un fondo de jubilación voluntario; y vivienda, que estudiará la clásica pregunta “¿es mejor construir, comprar, o rentar?“.

Economía del hogar: desarrollo de hábitos
Aprender a manejar el dinero no es fácil ni rápido, algunas veces será doloroso e implicará renunciar a salidas, fiestas, cenas, conciertos, viajes... Básicamente, se requieren dos ingredientes indispensables: disciplina y paciencia.
En esto coinciden Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), y Adriana Rodríguez, gerenta general de Puestos de Bolsa en el grupo financiero Acobo.
“Uno no adopta una práctica y mañana nota diferencias. Si comienzo a los 25 o 26 años, me va a tomar un rato. Depende de lo que yo quiera: si es crear un fondo para irme a estudiar al extranjero, si quiero casarme y comprar casa, o si quiero comprar un carrazo. Es un ejercicio de paciencia”, indicó Montero.
Usted tiene que ser realista con sus objetivos, pero también debe ser ambicioso. Una meta relevante le impulsará a cambiar sus hábitos. Si le ilusiona tener casa propia, sus dinámicas de ahorro serán mucho más sostenibles a largo plazo.

Paso 1: Presupuesto. ¿Existe un presupuesto ideal? Es decir, ¿es tan sencillo como dividir sus ingresos en porcentajes preestablecidos? No, no es tan fácil, porque su plan de ahorro y gasto dependerá de sus ingresos, su estilo de vida y sus objetivos.
“El presupuesto ideal de una persona es ese con el que se puede comprometer en el mediano y el largo plazo. La realidad de cada persona es diferente, hay jóvenes que tienen que ayudar en el hogar, que están pagándose los estudios o que están viviendo solos, otros no. Si un presupuesto tiene un componente muy alto de sacrificio, es muy probable que la persona se desmotive y deje de seguirlo“, explicó Rodríguez.
Montero concuerda; para él, ante todo, “hay que ser muy realista, y no se vale meter ingresos que no he recibido o no sé si voy a recibir“.
Como le mencionamos antes, alcanzar sus objetivos requiere sacrificios: “Si yo quiero comprarme un chuzo de carro, el presupuesto tiene que reflejar esos objetivos; tendré que sacrificar montones de cosas, cero salidas, cero vacaciones, cero conciertos, y todo lo voy guardando”, señaló el economista.
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La Oficina del Consumidor Financiero no recomienda fijarse un porcentaje de ahorro, ya que la obsesión con una cifra puede provocar frustración y fracasar en el intento.
“Hay que ir poco a poco, si se puede guardar el 10% de los ingresos, fantástico, pero arranque con lo que pueda, desarrolle el hábito, si solo puede ahorrar ¢10.000 al mes, arranque con eso, aferrarse a los números es muy peligroso“, detalló el director de la OCF.

Rodríguez, por su parte, recomienda que se unan a la asociación solidarista de su trabajo. Aunque implica un rebajo en el salario, para la economista este es un ahorro de largo plazo que será una excelente base para las metas más grandes, como vivienda o pensión. Asimismo, la asesora sugiere tener un ahorro en moneda extranjera.
En su experiencia, los objetivos más comunes en los jóvenes son comprar carro, independizarse, viajar y estudiar. No obstante, ella sugiere empezar a crear un ahorro de emergencia que debería llegar a ser de un salario mensual.
Además, es necesario plantearse cuánto quiere ahorrar para lograr una meta en un plazo determinado. Por ejemplo, si desea ir a un viaje de ¢600.000 al final del año, tendrá que guardar ¢50.000 mensuales durante un año, o ¢25.000 al mes durante dos años. El plazo se lo propone usted.

Paso 2: Gastos fijos. No solo se trata de presupuestar y ahorrar. También tiene que ser cuidadoso con los gastos fijos, en especial el más significativo: hogar. Más adelante analizaremos la disyuntiva entre comprar, construir o alquilar casa, pero en esta sección, los asesores financieros señalaron la necesidad de ser cautos al decidir cuánto se destinará al pago de la renta, préstamo o hipoteca.
“Primero nos planteamos cuánto queremos ahorrar. Luego analizo cuánto estoy pagando o puedo pagar de apartamento. Si yo gano ¢1 millón, pero el apartamento que quiero vale ¢800 mil, ¿con qué voy a ahorrar y comer? Toca buscar algo más moderado", explicó Montero.
Desde luego, al alquiler se le suma el pago de servicios como agua, electricidad, internet, y recolección de basura, que pueden aumentar significativamente el monto de gastos fijos. También se debe presupuestar la alimentación y la limpieza. En caso de tener carro, debe tomar en cuenta reparaciones y mantenimientos.
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Por eso, los asesores financieros recomiendan comenzar por lo indispensable: primero presupuestar la alimentación, la salud, y los gastos del hogar. Luego, de acuerdo al presupuesto disponible, se decide cuánto se destinará al pago de la vivienda. Posteriormente, se asigna un monto al ahorro destinado a cumplir una meta. Por último, se deja margen para la recreación.
“Los porcentajes en el presupuesto se asignan dependiendo de los objetivos financieros, pero primero tienen que cubrirse las necesidades mensuales de forma realista. Tiene que haber un porcentaje para recreación, eso va a existir. Hay que hacerle frente a las deudas, empezando por las más caras (mayor porcentaje de interés). Luego se atienden los objetivos propuestos”, detalló Adriana Rodríguez.
La economista también sugirió analizar si es realmente necesario endeudarse. No es lo mismo pedir un crédito para comprar una pantalla, que para comprar la refrigeradora del apartamento.
“No hay que ceder ante la presión de consumo. En cada gasto grande tengo que analizar alternativas, tengo que averiguar el costo del financiamiento, y tengo que hacerme la pregunta honesta de si es realmente necesario, o puedo esperar. Además, hay que tener la disciplina de ahorrar antes de comprar; no comprar y luego pagar”, argumentó Rodríguez.
A su vez, Montero motivó a que el análisis de la situación financiera se haga previo a adquirir cualquier obligación. “Si compro o alquilo, ya asumo un compromiso, no hay margen. El ejercicio se hace primero en el papel”, agregó.
Parte de la planificación incluye un aspecto fundamental para evitar endeudarse en los primeros pasos de su independencia financiera, las tarjetas de crédito.

Paso 3: Tarjetas de crédito. Las tarjetas de crédito pueden ser una herramienta cuando el usuario tiene buenos hábitos financieros y un presupuesto ordenado. Incluso, el plástico permite acceder a beneficios exclusivos y ahorrar dinero. Sin embargo, los fondos de la tarjeta son prestados, y debe ser devueltos en cada fecha de pago. El dinero que no se reintegre, empieza a acumular deuda e intereses.
“Yo recomiendo evitar el uso de tarjetas de crédito. Uno puede utilizarlas de forma ordenada, pagando a contado, pero si se puede evitar, es lo mejor, porque sino, voy a sacrificar consumo futuro por pagar tasas de interés en el presente“, consideró Rodríguez sobre este aspecto.
Aceptar una tarjeta de crédito es una decisión personal, pero cada usuario debe ser sincero consigo mismo: ¿soy suficientemente responsable con mis finanzas para manejar esta herramienta? ¿Cuántas tarjetas voy a tener? ¿La voy a usar para compras semanales, o solo para emergencias?
“El hecho de tener una tarjeta no nos debe cambiar, nuestro comportamiento financiero no depende de la tarjeta. Desarrollemos hábitos desde antes de que nos llegue la tarjeta de crédito, que no nos agarre cuando ya tenemos un montón de deudas”, analizó Montero.
Al igual que con cualquier préstamo, para aceptar una tarjeta debe considerarse cuál es el límite de crédito, cuál es la tasa de interés, cuál es la fecha de pago, cuál es el pago mínimo y si esta incluye algún seguro.

Paso 4: Ingresos extraordinarios e inversión. ¿Y si de pronto llega un dinero que no esperaba, como una herencia, un dividendo, un excedente o la lotería?
“Por las próximas 48 horas olvídese de esa plata, deje que el cerebro se enfríe, imagínese que esa plata no existe, siga su vida normal. Ya cuando la cabeza empieza a procesar, uno se acuerda de la deuda que tiene que cancelar, de que hay que reparar la casa de los papás, hay que pagar la universidad. Si uno toma decisiones al calor de la emoción, gasta la mitad sin saber en qué. Unos días o una semana después, su cerebro racionaliza todo”, recomendó Montero.
Si al finalizar esa reflexión pausada concluye que desea invertir el dinero, Montero recomienda acercarse a entidades reconocidas. El banco donde tenga sus ahorros puede ofrecerle asesoría financiera, también puede acercarse a la Oficina del Consumidor Financiero para tener más información. Cuando se trata de inversiones, hay un factor fundamental a tomar en cuenta: el riesgo.
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No es lo mismo un ahorro programado, que un certificado de depósito a plazo (CDP), la compra de un bono estatal o invertir en la bolsa de valores. Cada instrumento ofrece rendimientos diferentes, pero el porcentaje de interés está usualmente vinculado al nivel de riesgo de la inversión.
Previamente, Adriana Rodríguez, del grupo financiero Acobo, recomendó tener un ahorro en moneda extranjera, usualmente en dólares. En esta sección, la economista sugiere a los jóvenes invertir esos fondos en un instrumento con una exposición al riesgo relativamente alta.
“Al tener un riesgo más alto, hay un potencial de ganancia más alto, y si yo tengo 25 o 30 años, tengo un horizonte de inversión muy largo. En esa situación yo necesito hacer crecer mi dinero y puedo tolerar el riesgo. Ahora bien, hay que cuestionarse cuando hay rendimientos que se distancian demasiado de los usuales en el mercado. Es poco probable ofrecer el triple de rendimiento de forma sostenida”, consideró la asesora.
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Para evitar malas sorpresas, Rodríguez recomendó optar por entidades y productos que estén regulados por las superintendencias. Esto dará mayor seguridad a su dinero.
Asimismo, la asesora recalcó que en estos momentos se torna especialmente relevante la necesidad de tener objetivos financieros. Si tiene sus metas claras, cuando le llegue un dinero que no esperaba no lo desperdiciará, sino que lo destinará a cumplir dichas metas en un plazo más corto. Los ingresos extraordinarios deberían destinarse a objetivos de largo plazo, como vivienda, estudios, pago de deudas, inversión o pensión.
También es recomendable destinar a estos fines los ingresos pasivos, por ejemplo, los provenientes de alquileres, negocios u acciones.
Según explicó Montero, cuando se invierte no solo se debe valorar la potencial ganancia, sino también el acceso a seguros, la posibilidad de retiro anticipado del dinero y la confiabilidad de la institución. La clave es la información.
La OCF ofrece cursos virtuales gratuitos y sencillos en su página web. En caso de dudas, dicha oficina puede guiarlo, darle información sobre los diferentes instrumentos de inversión y facilitarle el contacto de asesores confiables.
Vivienda: ¿Alquilar o comprar?

Uno de los objetivos más ambiciosos cuando se piensa a largo plazo: comprar casa. O bien, en algunos casos la pregunta es ¿alquilar o comprar? Para la jefa del Centro de Negocios de Mucap, Marcela Bonilla, la respuesta depende de las condiciones de vida del interesado.
Según estudios de Mucap, a diferencia de las parejas, los jóvenes que viven solos optan por la opción de alquilar. Esta decisión depende de su estilo de vida; las personas nómadas prefieren no adquirir una vivienda.
Por otro lado, algunos optan por comprar casa con miras al valor futuro que esta propiedad adquirirá para una posible venta. En ese caso, se trata más de una inversión que un gasto. Por su parte, un alquiler no incluye el componente de la futura de venta, pero sí se evitan factores como pago de impuestos y mantenimiento.
“Por lo general, el alquiler es inferior a la cuota de un crédito, si lo comparamos con una torre o condominio vertical. Entonces, el endeudamiento con un préstamo disminuye más la liquidez del interesado”, analizó Bonilla.
Para la asesora, es una cuestión de educación financiera, disciplina y capacidad de pago.
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Este último punto, la capacidad de pago, es uno de los que más dificultan el acceso de los jóvenes a créditos de vivienda. Según explicó Bonilla, lo más usual es que las personas que empiezan a tener autonomía financiera se endeuden para alcanzar objetivos más inmediatos, como viajar o comprar un vehículo.
Sin embargo, estas responsabilidades económicas restan capacidad de pago, por lo tanto, a la hora de solicitar un crédito de vivienda, su perfil es poco fiable.
“Hay que tener cultura del ahorro para poder aportar la prima cuando se solicita un crédito. Por lo general, se solicita entre un 10% y un 20% de prima, dependiendo del valor de la vivienda”, detalló la especialista.
Por ejemplo, si una persona busca adquirir una casa de aproximadamente ¢60 millones, la prima rondará entre ¢6 millones y ¢12 millones. Algunas entidades ofrecen condiciones más accesible. Lo ideal es informarse y buscar todas las opciones.
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¿Construir, o comprar una casa hecha? Ante esa disyuntiva, Bonilla explicó que, por lo general, es más accesible construir que comprar, ya que quien construye puede adaptar la vivienda al presupuesto disponible. Además, quienes tengan un lote pueden aprovecharlo.
Al contrario, la opción de comprar es la preferida por personas con mayor presupuesto, quienes además desean vivir en un lugar más céntrico, disfrutar de las comodidades de un condominio, y evitar la tramitología de una construcción.
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¿Qué debería tomar en cuenta? Las personas interesadas en solicitar un crédito de vivienda deben considerar factores como el plazo máximo del crédito, la tasa de interés, si dicha tasa es fija o variable, la moneda de pago (dólares o colones), y si es permitido realizar abonos extraordinarios sin pago de comisión.
Respecto a la moneda de pago, la recomendación es asumir la deuda en la misma moneda que se reciben lo ingresos, sea esta dólares o colones. Mientras tanto, la preferencia por tasa fija o variable dependerá del plazo del préstamo y las previsiones de cómo variará la economía en los años venideros. Lo ideal es acercarse a especialistas para obtener asesoría.
Asimismo, el interesado en adquirir un crédito debería consultar quién cubre los gastos legales, quién realiza el avalúo de la propiedad, y si la cuota incluye el pago de algún seguro.
Pensión: pensar a largo plazo

En la sección anterior hablamos de largo plazo, ahora hablaremos de muy largo plazo, hablaremos de pensiones. Para esto, Revista Dominical contactó a Roger Porras, gerente general de Popular Pensiones y presidente de la Asociación Costarricense de Operadoras de Pensiones (ACOP).
El especialista detalló que las pensiones, por lo general, se componen de tres sistemas: el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), el Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria (ROP), y la pensión voluntaria (si es que la persona en cuestión tiene una).
La primera, el IVM, es la pensión otorgada por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y para la cual todos los trabajadores formales cotizan obligatoriamente. Sin embargo, la sostenibilidad de este régimen está bajo serios cuestionamientos.
Por su parte, el ROP es un sistema de ahorro diseñado para complementar la pensión del IVM. Este es financiado con un aporte obligatorio de 4,25%. El patrono contribuye con 3,25%, y 1% del trabajador. Los recursos son administrados por operadoras de pensiones complementarias (OPC).
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Al respecto, Porras recomienda que el primer paso para las personas jóvenes es averiguar en cuál operadora de pensiones complementarias se encuentra su ROP. Desde luego, una persona que empieza a laborar en una edad temprana, acumulará más dinero.
“Averiguar en cuál OPC está la pensión es fácil, basta con ingresar a la página de la Supén y consultar con el número de cédula. Una vez sepa eso, puede empezar a consultar con su operadora cómo está su cuenta, actualizar datos y entender que es un ahorro de largo plazo”, detalló Porras.
Sin embargo, acá entra uno de los puntos más importantes cuando de pensiones se habla: la pensión voluntaria. Esta opción consiste en un ahorro propio que pretende complementar la jubilación básica y la complementaria.
La Nación publicó el 2 de junio que casi 12.500 personas abrieron un fondo de pensión voluntaria entre abril del 2024 y abril de este año, y la mayoría de los nuevos afiliados, el 65%, son personas con más de 45 años.
Para Marco Vargas, gerente general de BN Vital, la OPC con más afiliados en fondos voluntarios, el crecimiento responde a la búsqueda de soluciones individuales “ante el futuro incierto del régimen de IVM”.
De acuerdo con otra noticia de La Nación publicada en febrero , un documento de la CCSS planteaba subir la edad de jubilación de los 65 a los 70 años en el sistema del IVM, así como bajar la pensión a un 40% del promedio salarial de su vida laboral.
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El IVM afronta un déficit actuarial de billones de colones, lo que compromete la capacidad de pagar las futuras pensiones. Las complicaciones para cumplir con las obligaciones del régimen comenzarían en el 2047. En este contexto, los fondos voluntarios se pueden volver más atractivos.
Por eso, Roger Porras recomienda con énfasis abrir una pensión voluntaria. Cada usuario puede elegir la OPC de su preferencia, y el ahorro puede comenzar desde ¢5.000 o $20 al mes.
“Lo importante es empezar con un monto, cualquiera, todo ayuda. No es ‘cuando tenga plata voy a ahorrar’, podés comenzar con algo pequeño”, recalcó el especialista.
El trabajo de las OPC es poner ese dinero “a generar”, es decir, sacarlo al mercado y darle rendimiento, de manera que su ahorro se multiplique. Por ejemplo, en abril la operadora Vida Plena reportó un rendimiento de 8,24% anual en colones. Estos intereses se suman al capital y siguen generando ganancias, lo que se conoce como “interés compuesto” o “intereses sobre intereses”.
“Tiene exoneraciones fiscales y de cargas sociales. Lo que destine a su plan voluntario queda exento de esas cargas. Además, las inversiones que hacen las OPC con esos fondos tienen exoneraciones de renta. Todo eso hace que la rentabilidad sea mayor. Incluso, hay bonificaciones por antigüedad, si tenés varios años cotizando, se te devuelve una parte de la comisión”, detalló Porras.
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La vida adulta y la independencia financiera tiene mil complejidades más, pero también mil posibilidades y mil metas qué alcanzar. Estas recomendaciones son apenas un primer acercamiento para ordenarse, disciplinarse y dar unos pasos en la dirección correcta. Pero sobre todo, se trata de respirar y disfrutar el camino.
