
"¿Usted ha entrevistado a un drogadicto anteriormente?", me preguntó el psiquiatra Luis López. "Un drogadicto común y corriente no le va a contar las cosas que le va a contar él".
En efecto. Las cosas que me contó Leonardo no son las que contaría un farmacodependiente cualquiera. Leonardo es, además, esquizofrénico y paciente del Centro de Atención para Personas con Enfermedades Mentales en Conflictos con la Ley (Capemcol).
Desde el 2011, el centro perteneciente al Hospital Psiquiátrico abrió sus puertas con la promesa de ofrecer rehabilitación y reinserción de pacientes enfermos mentales que hayan estado involucrados en acciones antijurídicas debido a su enfermedad.

"En el imaginario de la gente se piensa de que yo acá tengo 'locos' y 'delincuentes'", asegura López, director del centro. "'Loco' es una palabra peyorativa y 'delincuentes', jurídicamente no tengo como tal. Lo que hicieron lo hicieron estando con sus capacidades cognitivas disminuidas. Lo hicieron producto de una enfermedad o una intoxicación".
El Capemcol busca alejarse de un modelo carcelario para acercarse a un centro de rehabilitación. A fin de cuentas,no son (o no deberían ser) privados de libertad. Pocas manos, pocos recursos y una serie de contradicciones administrativas hacen que esta parezca una meta bien lejana. Mientras tanto, los pacientes deambulan en un desesperante limbo en el que el tiempo pareciera no avanzar.
--- Lucía Vásquez
Además de nuestro tema de portada dedicado a este centro de atención, el periodista Danny Brenes escribre sobre el calvario de los likes.
Las redes sociales son, a estas alturas, inevitables; sus beneficios son, también, evidentes. Sin embargo, su uso desmedido puede provocar severos problemas en la salud emocional y psicológica de sus usuarios.
Así que exploró el tema de la adicción a Facebook e Instagram a partir de sus propias experiencias alejándose de ambas redes durante tres meses.
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Finalmente, Priscilla Gómez comparte una visita que realizó a la Isla Jesusita, donde se encuentra el hotel Isla Chiquita.
Para llegar hay que tomar un catamarán en Puntarenas. El recorrido toma, aproximadamente, una hora. Pero entre tanto azul y montículos flotando en medio del agua, el viaje parece demorar dos toques.
Una vez que el catamarán se acerca a la isla, hay que subirse a una panga para poder tocar tierra. “Es que el agua es muy profunda”, dijo Marcos Thomas, Gerente de Operaciones del Grupo Islita. Este hotel es parte del proyecto Grupo Islita, una empresa líder en desarrollo de hoteles.
Su lema es que los “viajes deben ser amigables para el planeta y positivos para las personas”. El Grupo cuenta con otras dos propiedades: el Hotel Punta Islita, ubicado en la comunidad de Islita en Bejuco de Nandayure (Guanacaste) y el hotel de montaña El Silencio Lodge & Spa, ubicado en Bajos del Toro.

Los hoteles de esta compañía se destacan por sus instalaciones de alta calidad, servicios premium, y abundante naturaleza en los alrededores. Se adaptan perfectamente a los exploradores que necesitan alejarse del caos, y las rutas ya conocidas.

Conozca estas y otras historias en nuestra edición de este domingo.