
Una de las gigantescas incomodidades que genera en muchos la Iglesia Católica es su riqueza. Basta navegar un poco en Google para encontrar, en decenas de sitios diferentes, el mismo texto en que un autor anónimo asegura que la Santa Sede tiene los recursos para acabar dos veces con la pobreza.
Entre denuncias y defensas, la discusión parece eterna, pero esta nuevamente se ha reactivado ante las declaraciones de la dirección económica del Vaticano.
"Tenemos por delante años difíciles”, ha dicho el sacerdote Juan Antonio Guerrero Alves, quien fue el encomendado por el Papa Francisco para dirigir, desde enero, la Secretaría para la Economía de la Santa Sede.
En noviembre del 2019 empezaron los rumores sobre la crisis financiera que tenía la Iglesia en sus narices. El libro Juicio universal, del periodista Gianluigi Nuzzi, pronosticaba que para el 2023 la Santa Sede caerá en quiebra absoluta y se perderán las pensiones de sus empleados.
Si tanto se ha hablado sobre las riquezas del Vaticano, ¿por qué repentinamente aparecen números rojos?
Cifras difíciles de calcular

La razón más obvia es la que tiene a todo el mundo (literalmente) paralizado: el covid-19.
Así como restaurantes y tiendas han cerrado, el Vaticano debió suspender la actividad de sus museos la cual, desde hace décadas, se ha reconocido como la principal fuente de financiamiento.
Aunado, el empobrecimiento de miles de fieles en el mundo han provocado la caída en las donaciones que envían las diócesis.
Aunque suene extraño hablar sobre crisis en el Vaticano, el estado más pequeño del mundo había experimentado algo similar hace unos treinta años.
En julio de 1998, en una entrevista para el portal de información Zenit, monseñor Sebastiani, prefecto para Asuntos Económicos de la Santa Sede, reconoció que la Iglesia se había enfrentado a una crisis nacida en los ochenta.
“Hasta el 92, teníamos un fuerte déficit. Ese año marcamos un superávit récord de 19.000 millones de liras: una situación quizá irrepetible, debida al cambio favorable de divisas. Es decir, al refuerzo del dólar, que es la divisa en la que recibimos muchas ofrendas, respecto a la lira, que es la divisa que usamos en nuestras cuentas”, había detallado Sebastiani.
Hoy es el jesuita español Juan Antonio Guerrero Alves quien debe enfrentar un problema similar, quien habló muy abiertamente en el portal oficial del Vaticano sobre el funcionamiento de la administración económica.
“No somos una empresa, no todo se puede medir como un déficit. Vivimos gracias a la ayuda de los fieles y pagamos 17 millones de euros (unos 18 millones de dólares) al año en impuestos a Italia”, explicó Guerrero Alves.
Este sacerdote nacido en Mérida y con 61 años de edad tiene una difícil misión, pues en él recae la estrategia para combatir los embates económicos provocados por la pandemia. Para el año pasado, el déficit fue de 60 millones de euros.
“Las cuentas de la Santa Sede son mucho más pequeñas de lo que mucha gente imagina. Son más pequeñas que las de una universidad americana”, dijo el religioso. Según sus declaraciones, el promedio de ingreso anual es de €270 millones y con gastos de €320 millones.
Como parte de las declaraciones de Guerrero Alves, también se extraen cifras sobre la distribución del dinero. “Si miro solo los números y porcentajes, podría decir que los gastos se distribuyen más o menos así: 45% personal, 45% de gastos generales y administrativos y 7.5% de donaciones. Podría decir que el déficit en los últimos años ha fluctuado entre 60 y 70 millones”, detalló.
Con unos 5.000 empleados, las medidas inmediatas para sostener la crisis fueron cancelar eventos, conferencias, viajes, promociones y asesorías, según dijo el padre argentino Augusto Zampini, coordinador del plan papal para hacer frente a la pandemia, pues las circunstancias son apremiantes.
¿Cuánto es mito y cuánto es verdad?

En el 2014, la revista Fortune publicó un artículo titulado This pope means bussiness (Este Papa va en serio), en el cual retrataba al Papa Francisco como un reformador que iba más allá de lo religioso.
Esta publicación fue asumida con el beneplácito de grandes sectores católicos pues, para muchos, derribaba el mito de las riquezas del Vaticano.
En términos generales, Fortune indicó que “a menudo se asume que el Vaticano posee una gran riqueza, pero si fuera una compañía, sus ingresos no la acercarían a formar parte de Fortune 500”.
Esta lista que realiza la revista contempla a las 500 corporaciones más adineradas del mundo y, según la investigación realizada, el Vaticano no entraría en ese listado (si fuese visto como una corporación).
Dicha lista especificaba que, para el 2014, era encabezada por la multinacional Walmart, que registró $476.294 millones de ingresos. Otros números interesantes fueron los de la corporación tecnológica Apple en el quinto lugar, con $179.919 en ingresos.
El último puesto del listado lo ocupó la empresa United Rentals, con un reporte de ingresos de $4.955 millones.
Fortune aseguró que el presupuesto del Vaticano es de $700 millones de dólares, y “en el 2013, se registró un pequeño superávit global de 11.5 millones de dólares”. El portal catholic.net asegura que, cuando Francisco asumió su papado en el 2013, el balance heredado era de un déficit de $27 millones.
La revista también escribía que, de los más de 5.000 salarios, la mayoría tenían una paga baja. También, compartía un estudio en el que se detallaba que la mayoría de ingresos se utilizan en programas de caridad.
El punto de discusión entra con los activos más valiosos con los que cuenta en Vaticano, que van más allá de los museos y donaciones. "Se trata de algunos de los más grandes tesoros de arte del mundo, que son prácticamente invaluables y no están a la venta".
El portal catholic.net le respondió a sus fieles sobre las dudas al respecto, a raíz de la publicación de Fortune. “Las cosas que tiene el Vaticano son tesoros de la humanidad, tan valiosos como la primera carta de amor que recibiste de tu pareja o como el primer diente que perdió tu hijo. Valiosísimos para nosotros (y quizás para algún extraño coleccionista), pero invendibles. El Vaticano tiene en sus museos algunos de los más grandes tesoros artísticos del mundo, reunidos en 2000 años de historia cristiana sin contar todo lo precristiano que también existe en esos museos. Aunque son tesoros, no son vendibles”, se lee.
En el 2015, cuando le preguntaron al Papa Francisco sobre sentir presiones por vender los tesoros de la Iglesia, el pontífice ofreció una respuesta inmediata: “esta es una pregunta fácil: estos no son los tesoros de la Iglesia, sino que son los tesoros de la humanidad”.
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Al omitir la venta de estos activos, y con una administración separada de cada diócesis, Fortune señalaba desde hace seis años que existía un potencial de desastre en el manejo económico de la Santa Sede.
“La Iglesia Católica es altamente descentralizada financieramente. En términos de dinero, el Vaticano básicamente está por su cuenta. Esa es una importante razón por la que sus finanzas son mucho más frágiles y su situación económica es mucho más modesta que su imagen de lujosa riqueza”, se lee en el reporte de la revista
Además, el sitio catholic.net señala que los recursos enviados por todas las diócesis del mundo “no son poca cantidad de dinero, pero no alcanza a ser más del 4.5% del total de ingresos”.
Pronósticos que se cumplen

El libro Juicio universal, escrito por Gianluigi Nuzzi, fue el que originó las alertas sobre la situación financiera de la Santa Sede.
Nuzzi es un periodista que en los últimos años ha rastreado irregularidades en las finanzas del Vaticano. En Juicio universal, expone los resultados de más de tres mil páginas de documentos confidenciales que empezó a compilar desde el 2013.
Lo dicho por Nuzzi fue tomado con distancia desde la Santa Sede. “No hay peligro de un impago. Solo existe la necesidad de una revisión de gastos. Y eso es lo que estamos haciendo”, declaró en su momento Nunzio Galantino, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, conocida como APSA.
Pero la situación ahora se mira distinta y repasar los pronósticos de Nuzzi podrían ofecer una radiografía de lo sucedido.
Entre lo más destacado, Nuzzi escribía comparaciones sobre la disminución de ingresos.
“Las donaciones enviadas al Vaticano se han reducido en el 2018 a $56.9 millones, en comparación con $112.7 millones que se recibían en el 2006.
Además, según los documentos recopilados, Nuzzi obtuvo pruebas de que en las casi 3 mil propiedades con las que cuenta la APSA, se encuentran 800 edificios vacíos, mientras que otros se ocupan sin cargo. “La Santa Sede tiene propiedades por un total de €2.700 millones en todo el mundo, pero su mala gestión provocó una pérdida de $25.1 millones en el 2018″.
El diario El País de Uruguay reconoce otras razones para la crisis. El cierre de los museos del Vaticano, ocurrido el 8 de marzo, dejó por fuera la inversión que realizan cerca de 7 millones de visitantes al año.
Además, la postergación de la tradicional colecta de la caridad del 29 de junio (fue reprogramada para el 4 de octubre) y la reducción del precio de los alquileres de sus propiedades en Italia como gesto de solidaridad por el coronavirus, significan más golpes para las arcas de la Santa Sede.