Por años ha sido noticia, y sobran motivos: organiza fiestas navideñas infantiles en el Estadio Nacional, sostiene una amistad y recibe donaciones de Maribel Guardia, y en tiempos de pandemia grabó una canción con el autor de Sopa de caracol. En los últimos días, su nombre resuena por un proyecto de ley que pretende agilizar los donativos del aparato estatal a la asociación que preside: Obras del Espíritu Santo (AOES).
Para Sergio Valverde, el cura con mayor resonancia mediática en Costa Rica, no hay diferencia entre el amanecer o el atardecer: “Es tan igual, porque para mí lo que existe es el día”. No se detiene a observar tales regalos del cielo; en cambio, afirma dormir entre tres y cuatro horas diarias para dedicarse a las poblaciones de riesgo social con su asociación católica.
Se le han aprobado otros cuatro proyectos de ley con los que ha recibido donaciones de bienes públicos específicos, uno de ellos el año pasado por ¢389 millones, y él mismo cuenta que ha recibido en su oficina a más de 30 políticos. Todo, mientras asegura que “quiere la política de largo”.
A su cargo se encuentra una de las organizaciones privadas sin fines de lucro más notorias del país y de las que más apoyo político recibe, incluyendo recursos. Esta es la historia del hombre alto, con amplias pupilas y orejas pequeñas, que rara vez aparece sin chaleco.

Padre Sergio, hijo de Cristo Rey
Mientras algún voluntario aguarda a que lo instruyan, un llanto de bebé invade la recepción de Obras del Espíritu Santo, en Cristo Rey, San José. Filas de títulos y homenajes decoran las paredes, al lado de una imagen del santo de los pobres. En una de sus salitas, el padre Sergio reparte besos y abrazos a un grupo de beneficiados de su asociación, pequeños de cuatro años o menos, y los guía de la mano al templo.
Debajo de la cúpula, posa como acostumbra: se inclina a la derecha, abre las manos y sonríe con la boca un poco abierta. Ve el flash, suelta unas lágrimas y pide que le tomen otra fotografía sosteniendo la Biblia, que lee a diario (salvo algunos artículos noticiosos, no tiene tiempo para más literatura). Despide a los niños y sale a las calles que lo vieron crecer.
A cuatro casas de la parroquia llega a su antiguo hogar. Tras esa pequeña y desgastada fachada turquesa, la infancia del sacerdote estuvo marcada por la pobreza, que cundía en los barrios josefinos en los años 70. Hijo de una ama de casa y un guarda, a quienes recuerda con perlitas en los ojos, creció como el mayor de cinco hermanos.
Desde corta edad, jugaba a ser sacerdote con las sábanas y pedía ir a misa todos los días. Fue monaguillo en la misma iglesia en la que hoy predica, otrora salón de madera donde cabían 150 personas. Hoy, con sillas acomodadas, entran cerca de 700.
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La gente a su alrededor siempre lo ha querido y han confiado en él, dice. En el colegio ayudaba a pintar los salones y goza del hecho de que nunca le mandaron boleta. Una vez egresado, probó distintas carreras: trabajó en Fuerza Pública y en la Cancillería de la República, y luego estudió un técnico en computación. Fue cuando terminó una relación amorosa de años que ingresó al seminario.
La primera iglesia donde ofició fue en San Juan de Tibás, en 1999. Poco después fue trasladado a La Merced, donde comenzó a entregar comida. “Dejé de hablar de los pobres y empecé a trabajar para ellos”, recuerda sobre su trabajo en la zona roja, que le valió una reputación de querer ayudar. Desde que el monseñor Hugo Sanabria le pidió asumir Cristo Rey, ha transcurrido un cuarto de siglo.
“Yo soy malamansado. Entre más palo me dan, con más ganas sigo”, dijo sobre su acercamiento con el barrio siendo cura, pues lo asaltaron y robaron en más de una ocasión. En su primera noche se propuso ayudar a la niñez, y con los años ha establecido comedores ambulantes, un centro educativo de preescolar y primaria, albergues, un parque acuático y hasta un centro con animales exóticos. Y para completar su misión, ha aparecido en la gran mayoría de los medios de comunicación.
Es justamente ese vínculo que le ha ganado cierto disenso dentro del clero. “La obra social nunca debe sufrir para alimentar el ego”, mencionó un practicante católico a Revista Dominical que prefirió mantener el anonimato, añadiendo que centenares de asociaciones y organizaciones hacen las mismas labores sin focalizar a una sola persona.
Con el ceño fruncido y el labio inferior un poco hacia fuera, el padre Sergio respondió “me imagino que alguno lo pensará, pero allá cada quien” al consultársele por las críticas dentro de los religiosos. “Como dice la palabra, el que esté en pie puede no caer, pero hoy en día, esto no es ninguna tentación para mí”, añadió.
Varios legisladores y sacerdotes fueron contactados por Revista Dominical para conversar sobre el padre Sergio y su perfil mediático y político, así como a las transferencias estatales a Obras del Espíritu Santo. La mayoría no contestó o no quiso referirse al tema.
“Si fuera lo mío (los medios de comunicación), me dedicaría a eso, no es lo mío. Lo mío son los precarios y, además, los medios siempre han sido el medio para dar de comer”.
— Padre Sergio Valverde
Desborde de cariño por el padre Sergio
El padre Sergio, quien dice caminar con tranquilidad por los barrios donde no entra la policía y que lleva más de 30 años sin ver la televisión para no perder los minutos, sostiene cerca de 236 menores en su guardería y cuido.
“En clases podemos tener unos 100 (niños). Tenemos un albergue de mamás con niños, que podemos tener unas 30 personas. En otro albergue de mamás con niños extranjeros hay entre 10 o 15, depende, a veces está lleno, a veces está vacío (...). Tengo otros albergues de mamás con niños, mamás que viven en las calles, ahí tengo otros 20″, comentó.
Para la mayoría de estos niños, en especial quienes carecen de otra figura paterna, el sacerdote es un papá; para él, son sus hijos. Por eso se ha ganado un cariño extendido entre los costarricenses.
Que lo diga Norval Calvo, con quien ha compartido numerosos espacios en Pelando el Ojo. Lo considera una persona simpática, jodedera y vacilona, pero también recatada. Lo evoca como un discípulo de solidaridad y generosidad, que se pone rojo cuando ríe. “Siempre me dice, antes de entrar al aire, ‘cuidado me salís con alguna tontera’”, relató.
Otros presentadores lo estiman por su lado espiritual, como Monserrat Del Castillo. “Siempre tiene una palabra de aliento (...). Dios es amor y siento que eso trata de dar. Para mí eso es lo más importante y lo que me hace creer en él”, dijo la conductora de De Boca en Boca.
La devoción por el padre Sergio llevó a que la Asamblea Legislativa lo declarara Ciudadano Distinguido en 2024, con 38 votos a favor y siete en contra. Un año antes, ya había sido proclamado hijo predilecto de la capital por la Municipalidad de San José, y muy probablemente seguirá recolectando méritos... pero la figura del cura en AOES no ha estado exenta de controversia y hasta denuncias.
Una de sus principales críticas fue la exdiputada Paola Vega, quien elevó una denuncia al PANI en 2019. Entre otras cosas, señaló una presunta obligación de llevar a los niños a misa en su tiempo libre, así como que perdían tiempo lectivo por grabar material en medios de comunicación.
La exparlamentaria, además, se opuso al proyecto de ley que dotó a la asociación del sacerdote con ¢162 millones de la JPS en 2020. “Pese a señalamientos múltiples, ha sido imposible justificar por qué una organización sí y las otras no”, expresó en aquel momento a La Nación.
“Programas más menos, porque crece uno y cierra otro, y depende porque en un lugar es donde ya se cierra que cumplimos una misión, nos pasamos a otro (sic). Vamos a hablar de unos 57 programas (...). Eso nos permite llegar mes a mes a unos 200.000 beneficiarios en Costa Rica”.
— Padre Sergio Valverde
El padre Sergio... ¿político o apolítico?
Entre más sencilla la pregunta, más se extiende en anécdotas, pero al hablar de política, el padre Sergio es breve. Dice que no la quiere de cerca, aunque sí recibe a los políticos que toquen su puerta, y ora por ellos: “Yo me tomo las fotos, si las suben o no, ellos son los que la toman. Yo con mucho cariño, soy hermano con todos. Yo lucho, amo mi democracia, amo mi país”.
Por ejemplo, Rodrigo Chaves Robles ha participado en distintos espacios con el clérigo. “Se me pega, como decía mi tata, un abejón en el buche, de verlo y sentir la energía, el carisma, el compromiso”, había dicho el mandatario en su programa Cafeteando con el presidente.
Lo cierto es que Obras del Espíritu Santo ha recibido apoyo y recursos del Estado en reiteradas ocasiones.
Para cumplir con sus labores, aparte de otros recursos que puedan reunir, algunas instituciones públicas hacen transferencias anuales a AOES. Por ejemplo, para el funcionamiento del Centro Educativo de la Alegría en 2025, la Junta de Protección Social (JPS) trasladó ¢19,2 millones y el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) ¢169 millones.
Para este mismo año, la JPS transfirió ¢10 millones y el PANI ¢96,4 millones para el Albergue de la Alegría. Según consta en el plan de trabajo de este programa, en una de sus partidas se incluyeron ¢84,8 millones para la participación de los menores de edad en “programas culturales y espirituales como Boys Scouts, monaguillos, catecismo, Escuelita Dominical y SINEM”.
47 propiedades a nombre de AOES constan en el Registro Nacional. En total, suman un valor fiscal de ¢1,869,489,910.44 y se ubican en las siete provincias, con una extensión de 541.713 metros cuadrados, es decir, 54 hectáreas.
Además, ya se han aprobado cuatro proyectos de ley a su favor. El primero de ellos se remota a 2010, con la donación de terrenos del Estado para el desarrollo de albergues familiares, mientras que el segundo permitió que obtuvieran los ¢162 millones de la JPS.
El tercero y el cuarto, ambos propuestos por el diputado liberacionista Óscar Izquierdo, conllevaron, respectivamente, las donaciones de un terreno de 403 m² del Instituto Mixto de Ayuda Social (Imas) y ¢389 millones del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (Invu). Este último se aprobó para construir las Torres de la Alegría, albergue juventil que añadiría 744 espacios para jóvenes mayores de 18 años en Cristo Rey.
Ambas leyes definen su propósito como una ayuda para que la AOES cumpla sus objetivos; ninguno incluye mecanismos de evaluación, obligaciones de reporte de resultados (más allá de los que la ley obliga a entes de este tipo) ni fechas de cumplimiento de los objetivos.
El proyecto más reciente -n. 24.582-, también planteado por Izquierdo, permitiría que AOES reciba recursos del aparato estatal de manera generalizada, sin necesidad de hacer proyectos individuales para cada donación, como los anteriores. El 24 de junio fue enviado a consulta de constitucionalidad por, entre otras cosas, dudas sobre la violación a principios de necesidad, idoneidad, legitimidad y proporcionalidad.
“Se autoriza al Estado, los ministerios y sus órganos adscritos, las instituciones autónomas y semiautónomas, empresas públicas, municipalidades, entes públicos no estatales y cualesquiera otra entidad pública sin importar su forma de organización y naturaleza, para donar a la Asociación Obras del Espíritu Santo toda clase de bienes muebles e inmuebles (con o sin edificaciones), servicios, recursos económicos, derechos y cualesquiera otro objeto que estimen útil para colaborar con los fines que desarrolla dicha Asociación en la sociedad costarricense.
“En el caso de bienes inmuebles afectados por una ley a un fin específico se deberá realizar la respectiva desafectación legal de previo a acordar la donación”, dicta el artículo 2 del proyecto.
Lo apoyan legisladores como Gloria Navas, quien pretende votar a favor de la iniciativa en segundo debate, si pasa el visto bueno de la Sala Constitucional. También apoya al padre, a quien valora como un “ser humano especial, fuera serie, que hace un trabajo tremendo en favor de la juventud”, al tiempo que “demuestra poder y mucha energía”.
Por su parte, Izquierdo aseguró que presentó el proyecto porque la ayuda no sería para el padre ni la asociación, sino a las personas que se ven favorecidas con los programas. Al sacerdote lo considera como “alguien que transmite paz”, recalcando que su comunicación es mayoritariamente espiritual.
Por su parte, 47 propiedades a nombre de AOES constan en el Registro Nacional. En total, suman un valor fiscal de ¢1,869,489,910.44 y se ubican en las siete provincias, con una extensión de 541.713 metros cuadrados, es decir, 54 hectáreas. Eso incluye algunos terrenos que han sido donados en parte o completos.
“Ellos (los políticos) con todo el amor del mundo vienen, yo aprovecho para orar por ellos, porque uno de esos va a ser el presidente. Y cualquiera que quede, siempre voy a tener que trabajar”
— Padre Sergio Valverde

Este tipo de proyecto no es nuevo, según el abogado especializado en contratación pública, Christian Campos, pues ya otras asociaciones operan de manera similar, como la Cruz Roja o los Scouts. Eso sí, se podría generar un problema en caso de que la entidad pública no justifique la donación.
“(Sobre las instituciones públicas) ¿Pueden donar? Sí, pueden donar. Ahora, si pueden tener la justificación, va a depender de cada caso. La autorización por ley no significa que tiene licencia abierta para donar”, anotó, recordando que la Ley General de Administración Pública le impone al Estado que toda decisión debe estar ampliamente motivada y justificada.
La bancada opuesta al proyecto es Frente Amplio. El congresista Jonathan Acuña conversó con RD y afirmó que, acorde con el informe del Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea, dar una autorización de esta naturaleza a una sola asociación, entre las múltiples existentes, podría quebrantar el principio constitucional de igualdad.
“Ciertamente es una cosa muy notoria. (El padre Sergio) tiene una visibilidad pública muy alta (...). Por mejor vínculo que tengan, los diputados y diputadas tienen que cuidar los principios constitucionales, como el de igualdad, y no deberían buscar favorecer en específico una asociación solo porque tiene mayor vínculo con ellos”, explicó.
También votó en contra el oficialista Manuel Morales, debido a que el proyecto se destina a una sola asociación: “Creo que Obras del Espíritu Santo tiene un carisma, un enfoque y un objetivo muy loable para el país. Ha hecho muchas cosas buenas, pero como dicen, ‘o hay pa’ todos o hay patadas”.
“Basta con que (AOES) invoque la ley para que el sujeto público diga bueno, si usted por ley está declarado que puede recibir bienes y servicios, perfecto, yo se lo voy a exhalar. Eso no exime, aunque haya una ley, que el sujeto público firme un memo de entendimiento, un convenio donde quede muy claro para qué es la donación y los controles que se van a implementar para que sea fiscalizado”.
— Christian Campos, abogado.
“Vendrá otro”
Mientras la Sala soluciona, el padre Sergio dice que, si llegase a equivocarse o si llegase a faltar, no está preocupado, porque la asociación tiene vicepresidente: “Nada más hay que ir al banco a cambiar la firma”.
Sobre el tema de liderazgo de la asociación, que recae en su figura, también se muestra despreocupado. “Otro vendrá que mejor lo hará”, alegó.
“Muerto el rey, viva el rey, es el refrán”, menciona antes de pronunciar una seguidilla de frases que ya ha contado en vastos periódicos y canales de televisión: “Haber nacido en la pobreza es mi máxima riqueza”.
Desde el púlpito, observa una iglesia llena de feligreses que, le han contado, vienen de todas las partes del país a escucharlo predicar, pues acostumbra sacar risas a lo largo del servicio. Antes de sentarse en las banquitas de madera, pueden escoger: colocarse en el primer piso con tres televisores a los costados, o en el segundo piso dándole la espalda al vitral de una cruz marcada en rojo. ¿El paisaje? un barrio con calles estrechas e infinitos cables de luz, donde transitan camiones con la cara del padre Sergio entre un restaurante, tiendas de ropa y muchos más locales de la Alegría.