
Las manos atraviesan una valla. Una fila de hombres y mujeres se arremolina en la acera. Todos van sucios y hambrientos. Esperan que abran los portones para entrar al campamento de calle 8 de Chepe se Baña donde pueden bañarse y recibir el desayuno. Hay manotazos, amenazas y gritos porque varios no quieren hacer la fila.
En la calle 8, parte de la zona roja, la oenegé Chepe se Baña monta tres veces por semana (jueves, viernes y sábado) este campamento donde brindan alimentos, duchas portátiles; ropa, cortes de pelo y atención médica y psicológica.
Chepe se baña se fundó en febrero de 2017. Nació como una iniciativa para brindar apoyo integral a personas en situación de calle en San José, Costa Rica, y su servicio comenzó con duchas móviles en autobuses adaptados.
Hasta setiembre de este año, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) estimó que 7.133 personas viven en condición de calle en Costa Rica, y más de la mitad (51,07%) duermen —si acaso pueden— en San José. La mayoría hombres (90%) y costarricenses (84%).
En 2018, antes de la pandemia, eran 3.700 en todo el país y 2.500 en San José, según el IMAS. En los últimos siete años estos se duplicó a nivel nacional y creció 46% en la capital.
Quienes entran al campamento deben lavarse los pies, mostrar su cédula, dejar que un policía revise que no lleven armas. Luego entran al autobús con duchas. Ahí hay jabón, desodorante y, a veces, ropa limpia.
En otra furgoneta les dan un plato con pinto, pan y café. Bajo un toldo, se sientan en unas sillas plásticas y acomodan los platos en una mesa grande. Cerca hay trabajadores del IAFA por si alguno requiere atención por adicciones. Al fondo del lugar están los sanitarios y, a la par, trabajadoras sociales invitan a apuntarse para sacar una cita de atención psicológica o psiquiátrica. Suelen ofrecer cortes gratuitos.
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Un día antes, Mauricio Villalobos, fundador de Chepe se Baña, dijo que entendía a la indiferencia de muchos hacia las personas de calle: “Son difíciles. Es muy duro”.
Villalobos confesó que “después de años de trauma, adicciones, enfermedades y violencia, pocos logran cambiar su vida. Lo que hacemos es acompañar y brindar oportunidades, nada más”.
Otras organizaciones
Además de Chepe se se Baña hay otras instituciones que regalan alimentos ofrecen dormitorios: Any & William y el dormitorio municipal. Los sábados, por ejemplo, hay cinco lugares donde dan desayunos, entre ellos la Estación del Pacífico, y dos sacerdotes que brindan comida después de dar una prédica.
Existen personas solidarias que dan alimentos en determinados días de la semana. De acuerdo con las entrevistas, también identificaron otros centros de ayuda, como Casa Esperanza, Obras del Espíritu Santo, Casa Mint y la Clínica Ricardo Moreno Cañas.
En 2019, el actual alcalde de Santa Ana y exdiputado, Juan José Vargas Fallas, criticó este asistencialismo. “Hay indigentes que desayunan nueve veces o almuerzan doce veces al día. Los estamos engordando para que sigan consumiendo droga”, agregó en una nota de CRHoy.
Vargas contó que entregaron cobijas y chaquetas para el frío, pero al día siguiente las personas las vendían por ¢100 o ¢200.
En setiembre, la vicepresidenta de la República, Mary Munive, anunció un nuevo protocolo interinstitucional, coordinado por el 911, que uniría esfuerzos de la Cruz Roja, Fuerza Pública, Policía Municipal, IMAS, Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) y otras entidades.
