En la acera de la Biblioteca Nacional, Marcelo Cocuesta encuentra espacio para pasar la noche. Ahí duerme cuando no alcanza en un albergue o prefiere evitar “la fiesta” de alcohol, marihuana y crack de San José.
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“En la calle todo te llega”, dice Marcelo, y agrega: “Usted no necesita plata para emborracharse ni para fumar marihuana y tabaco, alcohol... en la calle usted lo consigue rápido”.
“Yo fumo marihuana y, cuando puedo, perico (cocaína), y tomo mucho alcohol”, dice Marcelo.
El IMAS estima que el 67% de la población de calle tiene alguna adicción, y el IAFA confirma que de siete de cada diez padecen dependencia severa.
No es un secreto que la droga circula con gran facilidad por Costa Rica. Según el reporte 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el país aparece entre las principales rutas marítimas y aéreas del tráfico de cocaína entre Sudamérica y Norteamérica.
Un informe de la Comisión Técnica Interinstitucional sobre Estadísticas de Convivencia y Seguridad Ciudadana (Comesco) reveló que Costa Rica es el segundo país con más incautaciones en Centroamérica, solo superado por Panamá. San José concentró casi la mitad (46%) de los eventos, principalmente vinculados al microtráfico.
El impacto de los grandes narcos se está reflejando en la piel de personas drogadas, que caminan como zombis por la capital.
De acuerdo con más de diez fuentes consultadas por Revista Dominical (RD) —entre ellas personas consumidoras, doctores y voluntarios que atienden el tema—, la mayor disponibilidad de drogas hace que los precios sean accesibles.
Una piedra de crack puede costar entre ¢500 y ¢600 ($1), mientras que la dosis de cocaína se encuentra entre ¢3.000 y ¢5.000 ($10). Y estas se están mezclando con metanfetaminas, tusi, ketamina y MDMA (éxtasis).

Enfermedades: ETS, VIH y tuberculosis
Cerca de la Plaza Víquez, abre sus puertas la clínica +Humanos, otro proyecto de Chepe se Baña que brinda antención médica y medicamentos a personas en situación de calle. También les dan atenciones psicológicas.
La clínica +Humanos funciona con doctores y enfermeros voluntarios que rotan todos los días. Entre las atenciones más frecuentes están las curaciones por puñaladas o golpes, diarrea y gripe. Pero lo más alarmante son las enfermedades de transmisión sexual, incluyendo infecciones vaginales y VIH. Durante este reportaje se entrevistó a varias personas que reciben tratamiento antirretroviral.
Otros casos que han sorprendido a los doctores son los de tuberculosis, como confirmó la vicealcaldesa de San José, Yariela Quirós Álvarez.
“La población habitante de calle presenta enfermedades transmisibles y no transmisibles. Dentro de las transmisibles hemos detectado casos de tuberculosis y esto ya genera un problema de salud pública por toda la complejidad. Está el tema de seguridad. Hay que atenderlo con la celeridad que esto merece”., dijo Quirós al medio Delfino.cr en marzo de este año.
“Un problema humano de salud pública”
En marzo de este año, el alcalde de San José, Diego Miranda, envió una carta al presidente Rodrigo Chaves para solicitar una respuesta coordinada ante el creciente número de personas en la calle.
En la misiva, Miranda aseguró que la municipalidad enfrentaba limitaciones presupuestarias y operativas para atender el problema de manera integral. El alcalde informó que para la atención de estas personas se destinaban ¢2.108 millones anuales, lo que representa más del 2% del presupuesto municipal. Sin embargo, esto era el límite para manejar el problema, por lo que pedía el apoyo al Gobierno central.
“Es un problema humano de salud pública, incluso de emergencia nacional”, escribió Miranda, quien hizo un llamado al presidente Chaves para discutir estrategias concretas.
La Municipalidad de San José enfrenta la indigencia con acciones como el funcionamiento de un dormitorio municipal para 102 personas, internamientos para rehabilitación y coordinación con organizaciones civiles.
Además, se realizan operativos de limpieza, lavado de aceras y voluntariados que incluyen a personas en situación de calle, así como una feria temporal que ofrece servicios básicos a unas 200 personas por día. No obstante, existen limitaciones para brindar atención médica continua, acceso a pensiones, seguros o documentos de identidad, y destacó la complejidad de atender a poblaciones vulnerables específicas, por lo que pidió una mayor participación de las instituciones del Estado.
En +Humanos constatamos atenciones a infecciones, hongos en la piel, heridas, dolores musculares y por golpes.
A Kenari Obando Davis le desinfectaron los pies y le regalaron cremas contra los hongos. Hace unas semanas fue hospitalizada, a base de antibióticos, por una celulitis, una infección en la pie.
Pese a los cuidados de los médicos que la atienden, la suciedad de calles le impide curarse.
