
El cabello va más allá de la estética. Un pelo peinado y largo, en la antigüedad, podía definir quiénes eran los poderosos y los marginados. No en vano las figuras bíblicas y monarcas de las películas siempre llevan una melena larga y, más o menos, peinada. En cambio, los monjes, esclavos y demás seres son retratados con el cabello corto o al rape.
Las discusiones o debates, impuestas las más de las veces, sobre la forma de llevar el cabello quedaron resueltas– o eso se cree–, al menos en Occidente, a raíz de las transformaciones sociales y culturales de mediados del siglo XX, cuando llevar el cabello se convirtió en un derecho de expresión individual. Digamos que la tolerancia del largo del cabello, puede medir, sin que ese sea un parámetro, las libertades del país: personal, igualdad de género y diversidad cultural.
En Costa Rica, la forma de cómo llevar el cabello: largo, color, forma, sigue en discusión en este siglo… Más bien, se está discutiendo los últimos días. (Como si no faltara discutir, regir, normar, buscar y solucionar una infinidad de temas —consumo de drogas, violencia, falta de empleo o, a propósito del tema, déficit de aprendizaje). El Ministerio de Educación pretende establecer una nueva norma sobre el uso de maquillaje, piercings, tatuajes y cabellos teñidos en escuelas y colegios.
El ministro Leonardo Sánchez justificó la nueva norma, o la discusión de esta, ya dijimos impuesta las más de las veces, de que actualmente este tipo de usos “se implementa a la libre”, es decir queda a discreción de las reglas de los colegios, y “necesitamos ser equitativos en todo el sistema”. Claro, con todos, menos con los adultos. Y bueno, dijo que tampoco se meterá con el tema del cabello largo, pues dice que, menos mal, esto ya está regulado por la Sala Constitucional, y reconoció que hay estudiantes que utilizan el pelo largo por temas culturales, religiosos y étnicos.
De lo contrario tendríamos en las puertas de las escuelas a los directores supervisando la pulcritud del uniforme y los cortes de cabello, como implementó hace pocos meses, la capitana Karla Trigueros, nueva ministra de Educación de El Salvador.
Precisamente el cabello corto, en los últimos dos siglos, tiene origen militar. Pero antes, repasemos un poco la historia: en la antigüedad y la Edad Media, ya dijimos, el cabello largo era indicador de poder, nobleza y estatus. Durante el Renacimiento y hasta el siglo XVII, la aristocracia europea, francesa e inglesa sobre todo, popularizó los cabellos largos y pelucas cómo símbolos de distinción social: indican pertenencia a la élite y el no tener un trabajo físico.
Antes de avanzar hay que explicar el uso de las pelucas. La ficción del pelo largo empezó a usarse en el siglo XVI, luego de que el rey Francisco I, de Francia, sufriera una herida que le obligó a raparse la cabeza. Desde que el monarca el pelo falso, esta moda se extendió a toda su corte e Inglaterra y otras regiones. El cambio produjo otro cambio: la barba tomó protagonismo como “símbolo de virilidad” en compensación de la falta de cabello largo. Entonces, el cabello corto se empezó a asociar a masculinidad y vigor, eso sí, si se combinaba con barbas y bigotes.
Hubo choques, claro, por parte de sectores religiosos y puritanos quienes consideraban que el cabello largo era un signo de vanidad y afeminamiento. Durante la guerra civil inglesa, otro choque, el pelo largo diferenciaba a los aristócratas (cavaliers) de los puritanos parlamentarios (roundheads) que adoptaron por el cabello corto. El cabello pasó a ser marcador político, religioso y de clase.
Luego de la Revolución Francesa 1789, los revolucionarios rechazaron los cabellos largos y las pelucas estilo aristocrático y promovieron cortes inspirados en los estilos romanos clásicos. De esa manera, el cabello corto se convirtió en un emblema del republicanismo y este estilo se esparció a Inglaterra y Estados Unidos.
Así es que llegamos al siglo XX, marcado por las guerras. Y es aquí que el cabello corto surge en la medida (tamaño, volumen) que lo conocemos hoy, y no hay otra razón que −¿adivinan?− la militar: los soldados que se cortaban el cabello al rape durante la Primera Guerra porque se les facilitaba el uso de cascos y máscaras antigás. Y de pronto, se convirtió en un símbolo de virilidad, modernidad y orden.
En Costa Rica, el corte de cabello en las escuelas no es muy antiguo. De hecho, en el reglamento del Liceo de Costa Rica de 1888 no existe una prohibición al respecto, mientras había obligaciones de que los alumnos se “mostraran atentos y dóciles”, se abstuvieran de salivar el piso; y que al entrar y salir del Liceo, seguieran el camino más corto.
A contrapelo del belicismo, la cultura hippie de los años 60 provocó que el pelo largo cobrara significado de contracultura, protesta y libertad individual. En tanto, los sectores conservadores, escuelas y empresas lo empezaron a asociar a rebeldía, desorden y falta de aseo.
Es en esa época que las transformaciones sociales y culturales de Occidente enterraron estos estigmas… o tal vez no, al menos, en Costa Rica.

