Cuerdas, hilos de pescar, varillas metálicas y botellas de plástico podrían ser el campo semántico de un botadero, o del océano.
“En el mar, la vida es más sabrosa”, dice una de las canciones más célebres de La Sonora Matancera. Sin embargo, peces, pulpos, tortugas y demás criaturas marinas podrían refutarlo, pues libran una batalla constante contra los residuos humanos que invaden su hábitat.
En esa lucha, los buzos se convierten en aliados. Imagínese, por unos instantes, estar sumergido a 15 metros de profundidad, envuelto en un verde imperante, donde solo el sedimento y la corriente rompen el silencio. De repente, emerge una mantarraya recordando el propósito del día: limpiar el fondo marino.
Así inició la travesía del fotoperiodista John Durán en playa Hermosa, Guanacaste. En una jornada extenuante, agotadora pero gratificante, capturó cómo 18 buzos ambientalistas de la Fundación The Clean Wave realizaron inmersiones hasta las profundidades para extraer 111 kilos de desechos, el pasado 22 de febrero.
También presenció cómo, sin queja alguna, cargaron el peso de la basura a través de la arena llameante, que intensificaba su calor con el movimiento del Sol. Estas son las postales de su experiencia inmersiva.


