Si de por sí caminar en ascenso por un sendero polvoriento y pedregoso a lo largo de al menos 14 kilómetros de pura montaña es duro, no lo es menos lidiar con el fuerte viento e inclemente frío por las noches y madrugadas en alturas superiores a los 3400 metros sobre el nivel del mar (mnsm).
A todo ello se deben enfrentar quienes se retan a visitar el Parque Nacional Chirripó y los diferentes destinos que ofrece, la mayoría de ellos relacionados con picos montañosos como Los Crestones, Ventisqueros y el mismo Chirripó, a 3820 msnm.
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Pero como lección de vida, todo esfuerzo tiene su recompensa. Y qué más gratificante que toparse con paisajes de ensueño, para donde se mire, no más llegar al albergue en la base de los emblemáticos Crestones.
Pero aquí apenas empieza la aventura. Ahora se trata de retomar fuerzas y enrumbarse hacia las cumbres desde donde las puestas de sol son mágicas y los amaneceres sublimes. Y para rematar, tal vez disfrutar aunque sea por unos minutos, del cielo nocturno pletórico de estrellas.
Hay que hacerlo, vale la pena, aunque duela hasta los tuétanos. No hay nada más grato que regresar a casa sabiendo que se apreció todo el panorama que ofrece la naturaleza desde lo más alto del territorio nacional. Ese es es el premio.









