Permítanme llevarlos en un viaje a un rincón especial en el corazón del ajetreado San José. ¿Puedo simplemente llamarlo un restaurante? Sí, pero eso sería perder de vista la esencia que lo hace tan único. Imaginen una casona de madera, una de las más antiguas de la ciudad, donde el tiempo parece haber dejado su huella en las paredes impregnadas de historias 🏠🍽️.
La magia no termina ahí. Entra en escena un Jimmy Zúñiga, un filósofo psicoanalista, un espíritu que ha vagado por los rincones de Europa durante años. No solo es uno de los impulsores detrás de este proyecto, sino también un apasionado ciclista que regala sonrisas sinceras 🚴♂️😄. Más allá de las cifras en el balance de ganancias de un negocio, el propósito de este proyecto es transportarnos a ese San José caótico, donde las aceras a veces escasean y la oscuridad nocturna añade un toque de misterio. Un San José que él conoce y que ama profundamente.
La Casa Pagés (sí, esta casa tiene nombre propio), este pedazo de historia, tiene sus propias raíces, las cuales datan aproximadamente del año 1915. Anclada en el Barrio Amón, en los años 70, la casa pasó a manos de un doctor, y hasta fungió como consultorio médico. Cuando este falleció, la heredó su hija, quien continúa tejiendo su historia, pues la alquila a este proyecto.
A lo largo de los años, esta casa ha sido un refugio para el arte y la cultura 🎨📚. Sus paredes, más allá de ser simples divisorias, se han transformado en galerías vivas que exhalan historia y creatividad. Los muebles y la decoración atesoran relatos propios, algunos testigos de pasadas librerías que habitaron estos espacios. Pero no es un cuento estático; bajo la visión de su actual administrador, nuevos rincones se abren como si la casona misma quisiera revelar sus secretos gradualmente.
Ah, pero ¿les puedo hablar de lo que me hace regresar una y otra vez? Cuando pienso en San José, mi mente inevitablemente divaga hacia Café Rojo. Sus fusiones orientales son una sinfonía de sabores. Tienen que probar el bowl con trucha y la salsa de pescado. Déjenme decirles que es un encuentro culinario que acaricia cada sentido de manera única (erótico, diría Jimmy). Y los rollos primavera, ¡oh, los rollos primavera! Cada bocado es una danza de sabores que me hace salivar incluso ahora al recordarlos 😋.
Así que aquí estoy, compartiendo mi tesoro josefino con ustedes. Café Rojo, más que un restaurante, es un lugar donde las narrativas se entrelazan con los sabores, donde las paredes hablan en susurros de historias pasadas y donde cada plato es una caricia para el alma 🤗. Si alguna vez deciden explorar el corazón de San José, no olviden detenerse en este rincón que ha dejado una huella en mi corazón y mi paladar ❤️👌.
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