Que su primer partido internacional con Liga Deportiva Alajuelense sea nada más ni nada menos que en la final de la Copa Centroamericana de Concacaf posiblemente no estaba en el radar de Bayron Mora.
Este joven lleva la mitad de su vida siendo parte de la Liga. Y a sus 22 años, el fútbol, el destino y una inoportuna lesión lo ponen frente a la oportunidad más grande hasta ahora en su incipiente carrera.
La lesión de Washington Ortega llegó justo en el tramo decisivo de este semestre y Bayron Mora se enfila a ser el elegido por Óscar “Macho” Ramírez para conformar el once estelar de la Liga este miércoles, en el partido de ida contra Xelajú, en el Estadio Alejandro Morera Soto.
Según datos del periodista y estadígrafo Luis Enrique Bolaños, Bayron Mora apenas contabiliza cinco partidos en Primera División con la Liga, en los que encajó ocho anotaciones. Su debut se registró el 1.° de octubre de 2022 ante Grecia, día en que los rojinegros ganaron 4-3.
También defendió el arco rojinegro en un partido del Torneo de Copa, el año pasado. Además, jugó quince encuentros con San Carlos, cuando estuvo a préstamo con los “Toros del Norte”.
Él es aquel niño portero que viajó solo desde Paso Canoas en busca de su sueño. Algo que hasta en su propia casa creyeron imposible, pero que él nunca lo pensó así.
Bayron Mora, quien hoy tiene 22 años, es oriundo de Paso Canoas, mide 1,86 metros y pertenece a la Liga desde hace once años.
Tiempo atrás, el guardameta sumó experiencia en la Segunda División con Mauricio Montero y también participó en los tradicionales 90 Minutos por la Vida.
Su puesto es uno de los más complejos en el fútbol, porque pocos equipos rotan a sus arqueros. Durante estos años aprendió de Leonel Moreira y también ha agarrado volados de Washington Ortega, entrenándose con Diego Cejas.
La historia de Bayron Mora
En enero de 2021, Bayron Mora le concedió una entrevista a La Nación para contar su historia. Recordó que tenía 11 años, estaba en quinto grado y vivía con su papá, Gonzalo Mora, cuando se percataron de que había pruebas en la Liga.
“Cuando yo llegué a hacer las pruebas saqué los guantes y mi mamá (Ambar Montenegro) se quedó extrañada. Me dice: ‘¿Usted es portero?’... Y le respondí que sí. El reclutamiento lo pasé y tenía que venir en la tarde a entrenar con los porteros en específico... Cuando fui a hablar con Enrique Vásquez me dieron una semana para acomodarme y que me incorporara”, relató el arquero.
Su tío Eladio Martínez (q.d.D.g.) se encontraba en San Miguel de Santo Domingo y le tendió la mano. La decisión de ir en busca de su sueño fue solo suya.
“El día que me vine tuve que agarrar bus de 4 a. m., yo alisté todo una semana antes. Nunca había viajado solo en un bus... Eran ocho horas en bus”, destacó.
Durante las primeras dos semanas, su tío le ayudaba con el transporte, pero pronto Bayron tuvo que independizarse por completo en sus traslados. Su rutina era extenuante:
- Recibía clases de 7 a. m. a 2:10 p. m.
- Tomaba el bus de las 2:20 p. m. hacia San José.
- Caminaba a la parada de Alajuela para llegar a tiempo al entrenamiento de las 4 p. m.
“Había días que yo lloraba y no quería seguir, pero ya luego pasó un torneo y empecé a jugar con los pequeños”, recordó sobre sus inicios, donde tenía pocos minutos.
Fue entonces cuando llegó Mauricio Montero, quien, junto a Enrique Vásquez y Román González, lo orientaron.
“Para mí él es uno de los que me ha ayudado un montón. Él, Enrique Vásquez y Román González hablaron conmigo, que no bajara los brazos, que eran oportunidades que muchos jóvenes deseaban porque yo era pequeñito y ese estilo de vida no cualquiera lo llevaba”, afirmó Mora.
La jornada terminaba a las 7 p. m., caminaba más de media hora y tomaba el bus de las 8 p. m., llegando a casa entre 9:30 p. m. y 10 p. m.
“Hablé con la Liga porque si no me ayudaban con algo no podía seguir, porque me estaba afectando la parte económica, porque mis papás me ayudaban en lo poco que podían darme, pero no me alcanzaba para seguir viajando”.

Alajuelense le dio el colegio, pero él debía costearse la estadía y conoció a Blanca Vargas, quien en ese momento criaba chiquillos de la Liga.
Jugaba en la U-13, el equipo rojinegro que fue a México y quedó tercero en la Concachampions, pero a nivel académico le tocó repetir el año.
Bayron Mora: ‘Creía que me iban a echar’
Mora seguía creciendo y en el proceso U-15 iba para 14 años, tenía poca edad para esa categoría y al principio le costó. Sus compañeros en el arco eran muy altos, y él no.
“Creía que me iban a echar. Me aburrí porque tal vez yo en la parte futbolística tenía ventajas, pero en el biotipo sí me sentía inferior a ellos. Román González me dijo que tenía muchas condiciones y que no bajara los brazos. Hasta el momento yo podía estar bien, pero eso me aburría, saber que mi biotipo no era igual al de ellos”, apuntó.
Ese mentor le aconsejó que trabajara más para que compensara con técnica lo que le preocupaba del biotipo.
“Se fueron los otros y quedamos los más pequeños. Ese torneo lo jugué con la U-15. Entré a otro colegio y todo iba muy bien. Cuando se creó la residencia aquí en Liga Deportiva Alajuelense fue como pare, piense qué va a hacer y ojalá sea la mejor decisión, porque yo ya no podía seguir viviendo en Alajuela”.
Ya los entrenamientos iban a ser en la mañana y había doble sesión. Era el momento de definir qué era lo mejor, si seguir en el fútbol o estudiar, pero también estaba la opción de ingresar a la residencia en el Centro de Alto Rendimiento (CAR).
“Todo se me facilitó, el colegio que hicieron, la residencia, la alimentación, solo me concentraba en cuatro cosas, que eran llevar bien el cole, entrenar, descansar y alimentarme. Pasé un año y ascendí a la U-17”.
La pandemia fue un obstáculo, pero cuando el fútbol volvió, se presentó la oportunidad de que jugara en la Segunda División, a través de un convenio que tenían los rojinegros.
“Yo lloré de felicidad cuando Agustín Lleida me dijo que íbamos a volver a los entrenos en Segunda, que yo iba a estar ahí. Jugué en Segunda con Mauricio Montero y para mí él es una de las personas que más me han ayudado en la parte mental, porque es muy sensato para hablar, muy puntual”, afirmó.
Otra prueba en su lucha
Pero entonces, surgió un inconveniente, porque para estar en la Liga de Ascenso sus papás le debían firmar un documento.
“Me dijeron que no podían venir. Y uno se pone a pensar, será que ellos no quieren que yo juegue fútbol. Hablé con mis abuelas, pero la firma válida era de los papás. Fue una negociación no con el club, sino con ellos. Me decían que estudiara, pero yo les respondía que yo estaba estudiando y llevaba el fútbol de la mano. A nivel emocional fueron dos meses muy duros”, recalcó.
El CAR se convirtió en su hogar y a pura fuerza de voluntad, él ha seguido persiguiendo su sueño con Alajuelense.
Todo ese esfuerzo converge hoy en la oportunidad de su vida. Bayron Mora, el niño que viajó ocho horas en bus solo con un par de guantes y una inquebrantable fe, está a las puertas de defender el arco de Alajuelense en una final internacional.

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