
Australia es un país remoto del Planeta Fútbol, ya sea que hablemos de geografía, ya sea que hablemos de pergaminos.
Los socceroos llegaron tarde al escenario grande del balompié –debutaron en 1974, en el Mundial celebrado en Alemania Federal – y sus logros son modestos en estas lides.
A pesar de que la Federación Australiana se fundó en 1922, apenas se asoció a la FIFA en 1963, lo que contribuyó a su aislamiento.

Si repasamos la huella mundialista, veremos que en sus tres anteriores presentaciones solo en una oportunidad pudo salvar la ronda de grupos: Alemania 2006, el certamen que significó el regreso australiano a los Mundiales.
Brasil 2014 es la tercera Copa del Mundo seguida de los aussies y la segunda al hilo desde que tomaron sus bártulos en Oceanía y se mudaron a la Confederación Asiática.
Las ilusiones oceánicas de una segunda ronda se toparon con la dura mano del destino (léase sorteo de la FIFA).
Suerte. En el Mundial teutón de 1974, Australia cayó en el grupo A, con Alemania Occidental y Alemania Oriental (la unificación germana, recordemos, sucedió en 1990).
En otras palabras, puede decirse que los australianos debieron jugar dos veces con los anfitriones..., y perdió los dos. Chile fue el otro equipo en aquel entonces.
Quiso el destino que los socceroos y la Roja volvieran a cruzarse. El mismo destino que “castigó” a los australianos con la siembra de España y Holanda, los dos finalistas de hace cuatro años.
“Es uno de los grupos más duros que puedes imaginar, nos ha tocado una mano difícil de jugar”, fueron las declaraciones (en clave de resignación) del volante Mile Jedinak, una de las figuras aussies.
Según un estudio del diario inglés The Guardian , de los 32 equipos clasificados al Mundial, los australianos son los que tienen la agenda de juegos más complicada.
Arrancan con Chile (13 de junio), siguen con la Naranja Mecánica (18 de junio) y cierran con la Roja española (23 de junio); en otras palabras, a priori , la complejidad va in crescendo .
Nadie toma en cuenta a Australia en las quinielas, algo lógico con el cuarto sembrado de cada grupos y más aún en esta zona tan brava.
En la vida, el vaso puede verse medio lleno o medio vacío. El técnico Ange Postecoglou opta por la opción B: “Tenemos una oportunidad única para salir en los medios de todo el mundo si logramos pasar”.