En el Mundial de Brasil 2014, los jugadores de la Selección Nacional le decían ‘Mi tata’. Él recuerda que ese apodo surgió porque era como el abuelo de todos.
‘Mi tata’ es colombiano y llegó a la Tricolor como mano derecha de Jorge Luis Pinto, en ese entonces técnico del cuadro patrio, pero tras la gesta mundialista, donde Costa Rica llegó a cuartos de final y escribió la página más dorada de su historia en Copas del Mundo, Jaime Perozzo, sociólogo y psicólogo social de la Selección, dejó de hablarle a Pinto y hoy, diez años después, no ha vuelto a dirigirle la palabra.
En una entrevista exclusiva con La Nación en julio del 2014, Perozzo narró algunas de las vivencias más negativas, propiciadas, según afirmó, por la personalidad “megalomaníaca, autoritaria, unilateral, impositiva y arrogante” de Pinto.
Luego de la eliminación desde el punto de penal contra Países Bajos, empezaron a surgir las diferencias que hubo entre el técnico y algunos jugadores.
Esta semana, diez años después de la gesta mundialista, el especialista atendió de nuevo a La Nación, vía telefónica desde Bogotá, Colombia, donde reside.
En Brasil, Jaime Perozzo fue fundamental en el manejo del grupo. “Mucha gente dijo y dice que soy el 60% del resultado que obtuvo esa selección”.
- ¿Y usted lo cree así?
- Creo que un poquito más.
- ¿Por qué?
- Porque me tocó bailar con la más fea.
- ¿Qué fue bailar con la más fea?
- Lidiar con todo el quilombo (desorden) que hubo.
- ¿Lidiar con Jorge Luis Pinto?
- Uyyy Dios mío.
- ¿Todos los jugadores tuvieron problemas con Pinto en el Mundial?
- Yo creo que sí.
- ¿Pero si hubo problemas con el entrenador, por qué el equipo rindió tan bien?
- Porque internamente había algo que se llama unidad grupal. Cuando hay cohesión grupal, se convierte en cohesión de tarea. Esa cohesión se lleva a la cancha y yo se los trabajé muchísimo. Siempre se creó un objetivo y cuando uno tiene los objetivos latentes para concretarlos, hacerlos realidad, solo hay un paso a partir del compromiso, la convicción y la actitud.
“Yo fui el vínculo entre ellos y él. Algunas veces pude controlarlo (a Pinto)”.
Perozzo tuvo una amistad de más de 23 años con Jorge Luis Pinto, pero en pleno Mundial del 2014, se encaró con él y lo enfrentó, según opinó, por la arrogancia y el irrespeto del timonel a los futbolistas.
“Nunca más volví a tener contacto con él. No terminamos de enemigos, tampoco como amigos”, indicó Jaime Perozzo.
- ¿Es cierto que usted estuvo a punto de irse a los golpes con Jorge Luis Pinto?
- Ufff, claro que sí, eso es cierto. Con testigos a bordo. Chacón (Ricardo) me detuvo. Me acuerdo que estaban el presidente (Eduardo Li) y Adrián Gutiérrez (q.d.D.g). Él y don Eduardo Li se portaron muy bien conmigo; a Eduardo Li le cae perfectamente el ‘don’, así la haya embarrado después. Es problema de él y su conciencia, pero yo tengo el mejor concepto del mundo de él, así de sencillo.
- ¿Es cierto que Keylor Navas quería jugar póker hasta altas horas de la madrugada?
- Eso no es cierto, no. Los muchachos sí jugaban póker, pero hasta determinada hora. Una concentración no es una cárcel, es un momento de recogimiento de un equipo, pero eso no quiere decir que los muchachos solo deben pensar en eso. El relajamiento está en ser capaz de manejar las horas previo a todo.
- ¿Qué había por parte de Pinto, mano dura o maltrato?
- Yo creo que como Keylor Navas, Celso Borges y Bryan Ruiz eran hombres con algunas famas, sobre todo Keylor. Se dio un problema de protagonismo. En el fútbol, el protagonista es el jugador.
- ¿El técnico quería ser más protagonista que el jugador?
- No sé qué piensa usted, a mí me pareció en unos instantes que era así.
Perozzo, de 69 años, manifestó que está terminando un libro sobre el Mundial 2014. Todavía no tiene el título, “el nombre aparece cuando tiene que aparecer. Seguro será una vaina así como entre el cielo y el infierno”, resaltó Perozzo.
Pese a las diferencias que tuvo con Jorge Luis Pinto, Perozzo calificó el Mundial como extraordinario.
“Extraordinario por los jugadores, porque uno logró penetrar la cabeza de muchos de ellos, de gente tan entregada como Keylor, Celso o Bryan. Bryan es un hombre de una calidad humana extraordinaria. Los tres son muy humanos, ojalá uno pudiera tener jugadores así, como ellos tres”, destacó Perozzo.
Para el psicólogo, Brasil 2014 fue un aprendizaje, pero no la mejor vivencia.
“Lo mejor es cuando uno es campeón. Yo fui campeón con el Táchira y con el Cúcuta, y la recompensa es cuando se obtiene el campeonato”, indicó Perozzo.
El colombiano añadió que en este momento no labora con ningún club, debido a que se recupera de una operación en una de sus rodillas, un reemplazo total de la rodilla, señaló.
Desde el 2014 no ha vuelto a Costa Rica, pero le gustaría volver y trabajar en el fútbol, pero con ligas menores, con jugadores Sub-17 o Sub-20.
“Estoy trabajando en un proyecto para ayudarle a Linafa. Quiero colaborarle a Juan Carlos Román, quien es una persona muy valiosa, fue maltratado y soy testigo de cómo él desarrolló y cuidó el Proyecto Gol”, afirmó.
Perozzo agregó que tuvo una excelente relación con los jugadores. Añadió que en ocasiones conversa con algunos de ellos como Johnny Acosta, Giancarlo González, Christian Gamboa y calificó a Celso Borges como un intelectual del fútbol.
“Me gané problemas por defender a los jugadores, pero en mis charlas no hablaba con ellos sobre los problemas alrededor del equipo. En mis charlas reforzaba la presencia de ellos, los importantes eran ellos. Todas mis conversaciones iban dirigidas a reforzar ese pensamiento”, opinó Perozzo.
- ¿Si pudiera cambiar algo de esos 10 años atrás en el Mundial, qué cambio haría?
- Qué pregunta más brava. Le cambiaría a Pinto la obsesión, porque de la línea para adentro es un maestro, un gran director técnico, un hombre trabajador y estudioso del fútbol.