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Glenda Burke y su hija Sara comparten una gran pasión por el fútbol femenino. (Cortesía)
Madre e hija comparten la pasión por el fútbol, en roles distintos y una se siente orgullosa de la otra.
Esa es la historia de doña Glenda Burke, una voluntaria que llega de primera al Media Center (centro de prensa) en el Estadio Nacional y que también es la última en irse, jornada a jornada, en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Costa Rica 2022.
“Mi hija Sara tiene 12 años, es portera en un equipo de fútbol femenino y me encanta apoyarla en este deporte. Cuando yo escuché el tema de este Mundial, que una mujer empoderada por el fútbol es una fuerza imparable de la naturaleza me motivé, me inspiré y busqué inscribirme en el portal de la FIFA como voluntaria y me llamaron por dicha”, relató Glenda Burke a La Nación.
Desde que la seleccionaron, esta abogada se sintió privilegiada y sacó vacaciones durante este mes para ser parte del Mundial Femenino Sub-20.
“Muy feliz porque muchísimas personas querían ser voluntarios y lo logré y me encanta la historia que se cuenta en este Mundial, que las mujeres somos poderosas, somos suficientes, somos vencedoras y eso me parece realmente inspirador”.
Ella se encarga de coordinar a los voluntarios que guían a la prensa en el Mundial.
“Son en gran parte estudiantes de comunicación colectiva, pero también hay personas de otras áreas de estudio y hemos hecho un equipo lindísimo de trabajo, donde todos nos apoyamos y todos siempre buscan algo que hacer”.
Cuenta que para vivir esta experiencia, su esposo Gerardo Alpízar, su hija Sara y su mamá Gloria Quirós la han ayudado a cubrir todo en la casa para que ella esté en el Estadio Nacional.
“Es emocionante y no me quiero perder un solo día. Mi hija estaba feliz porque yo venía para acá. El fútbol, es la pasión y es el deporte que le ha dado muchas amistades, que la ha hecho entender que con esfuerzo y disciplina se pueden alcanzar muchas cosas. Entonces la alegría de ella fue indescriptible cuando supo que vendría de voluntaria”.
Al vivir el Mundial desde adentro y ver los rostros de esas futbolistas que están ahí, representando a un país con orgullo, doña Glenda sueña con que Sara más adelante sea una de esas chicas.
“Si ella lo desea hacer yo voy a estar para apoyarla en todo momento. Yo creo que ella tiene todas las habilidades y todas las ganas y la idea es apoyarla siempre para que ella alcance su meta y que sea feliz”, citó.
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Glenda Burke pasa todo el día en el Centro de Prensa del Estadio Nacional, trabajando como voluntaria en el Mundial Femenino Sub-20. (Rafael Pacheco Granados)
Dijo que ve a esas jugadoras y solo piensa en lo que les espera, porque pronto estarán en la Selección Mayor.
“Me encanta, porque esto es un momento histórico en el fútbol femenino. En Costa Rica hemos llenado estadios, ver que ya los aficionados se ponen la roja para partidos de mujeres es inspirador. En Europa se están llenando estadios y se están rompiendo récords de asistencia”.
Y agregó: “La gente encontró la pasión con la que juegan ellas, la explosividad, la rapidez, es un fútbol muy vistoso, muy lindo, la gente ya lo ve así y busca cómo seguir los partidos”.
Dijo que una de las metas de este Mundial Femenino Sub-20 es que los padres y las madres se motiven a buscar los comités locales a nivel nacional y que inscriban a sus hijas.
“Este deporte les desarrolla habilidades sociales, deportivas, se motivan más en el estudio. Sara está en Deportivo Con Sello Femenino. Somos un equipo jefeado por mamás”, contó doña Glenda.
Indicó que en la Junta Directiva de ese proyecto tienen un hombre por requisitos, “pero somos un equipo principalmente de mamás, que buscamos que ellas primero se diviertan, que socialicen y que jueguen fútbol, siempre disfrutándolo eso sí, sin importar el resultado”.
Aparte de jugar en Deportivo Con Sello Femenino, Sara también integra San Isidro Femenino, porque eran tan pocas jugadoras que algunas niñas fueron a otro equipo mediante una alianza.
“Jugamos en San Pablo de Heredia y es algo que ha soñado siempre, llegó a hacerlo como jugadora de campo, pero de un momento a otro me dijo: ‘Mamá, yo quiero ser portera’. Empezamos a buscarle quién la podía entrenar, porque es un puesto muy emocionante, de mucha responsabilidad, es un puesto que es un privilegio y es un puesto que se lleva la gloria, porque paró los goles o puede suceder que no haya sido su mejor día”.
Como mamá, no cabe de contenta al ver como a Sara le encanta estar bajo los tres palos.
“Está desarrollando montones de habilidades, nos sorprende en cada partido como va creciendo y son pocas mujeres las que quieren ser porteras. Estoy orgullosísima, uno pasa todo el partido en una pura emoción, bajando todos los santos, pero se disfruta”.
Añadió que lo más lindo de esto es que esas niñas, independientemente del resultado del partido, disfrutan de esto, de ir a jugar los días de partido, de estar con sus compañeras, se apoyarse entre ellas, sin el estrés de lograr un resultado en específico.
“Como son felices, más bien se desarrollan mucho más rápido en este deporte”, insistió doña Glenda.
Su trabajo como voluntaria en el Mundial empezó varios días antes de la inauguración. Este lunes, al ser el Día de la Madre lo pasará con Sara, pero el martes de nuevo será la primera en llegar al Media Center del Estadio Nacional.
El compromiso de esta mamá es muy notorio, porque está convencida de que esa es su manera de apoyar, respaldar e impulsar al fútbol femenino. De paso, también impulsa el sueño de su hija Sara.