Fernán Faerron, defensa del Club Sport Herediano, ha demostrado enormes condiciones como futbolista, pero también que es de mecha corta.
Con cualquier cosa se enciende, se le turba la vista, se confunde y comete acciones sin sentido. La última ocurrió el domingo pasado en el Estadio Ricardo Saprissa. Primero, se quedó ahí de pie encarando, provocando según muchos, a la afición de Saprissa ubicada en la gradería Sur. Después, lo impensado: arremetió contra el teléfono de una persona que nada le había hecho. Esta persona estaba realizando sus labores para una marca que llevaba a cabo una activación comercial.
Con qué derecho, Faerron hace lo que le da la gana y agrede; porque sí, fue una agresión, a alguien que aparentemente ni siquiera lo había mirado.
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— TD Más (@tdmas_cr) April 1, 2024
“Perro que come huevos, ni quemándole el hocico”, dice el refrán. Y ya son muchas las acciones donde Fernán da la impresión de ser una persona emocionalmente inestable. Parece incapaz de controlar sus emociones y se desorienta en presencia de los demás.
A Fernán Faerron hay que ponerle un alto, y el primer paso es que no debe volver a ser convocado a la Selección Nacional. No lo digo solo yo, sino que fue el mismo Gustavo Alfaro, técnico de la Tricolor, quien le marcó la cancha.
Recordemos lo que dijo Alfaro en su momento: “La próxima vez que vuelvas a tener una conducta de estas, olvídate de la Selección. La Selección pasa a ser historia para vos. Si tienes las conductas que has tenido, es debut y despedida en la Selección. Mientras yo esté, no vas a estar citado. Tenemos un compromiso entre los dos y dependerá más de él que de mí”, dijo el argentino a finales de enero.
Faerron volvió a sus antiguos pasos y tenerlo en la Selección, sobre todo en un partido eliminatorio, es una bomba de tiempo. Los rivales ya saben que es un fosforito, que se enciende con cualquier cosa. Un jugador al que fácilmente sacan de concentración y de sus casillas. Imagínense: se encara con los aficionados, desde la gradería lo provocan y él reacciona. Ahora, ¿qué puede pasar con un rival dentro de la cancha, diciéndole de todo al oído? Es capaz de explotar e incendiar Troya.
A Fernán Faerron nadie lo está sacando de la Tricolor, ni siquiera la responsabilidad recae en Gustavo Alfaro. Faerron, solo con sus acciones, se cerró la puerta. En una eliminatoria no podemos estar a expensas de si Faerron está concentrado o se sale de control. No hay que jugarse riesgos, y si Gustavo Alfaro cumple con su palabra, él y todos en la Selección Nacional deben olvidarse de Fernán Faerron.