
La Selección Nacional Sub-23 contó con dos revulsivos importantes en el partido contra Estados Unidos, dos hombres que le cambiaron la cara al equipo patrio, sin embargo su esfuerzo no fue suficiente para igualar el marcador.
Los causantes de que Costa Rica mostrara una versión mucho más ofensiva y peligrosa fueron Gerson Torres y Jurguens Montenegro; ambos futbolistas ingresaron de cambio en el complemento y le dieron otro peso al equipo patrio que le faltó profundidad en la primera parte.
Montenegro entró por Manfred Ugalde, mientras que Torres lo hizo por Jefferson Brenes.
En principio, Douglas Sequeira apostó por controlar la media cancha con el volante contención de Herediano y aunque por lapsos funcionó, el cuadro tico careció de acompañamiento para Ugalde, quien estuvo muy solo en el ataque.
Con el marcador en contra, Sequeira buscó ganar un hombre más en el ataque y de esta forma incluyó a Torres y dejó solamente con la función de recuperador al mediocampista de Alajuelense, Bernald Alfaro.
La llegada de Torres le permitió a la Selección ganar profundidad por ambas bandas, porque el extremo no solamente aportó desequilibrio, sino que también combinó con Luis Díaz y Jimmy Marín para crear pequeñas sociedades y abrir espacios.
Por su parte, Montenegro es un atacante acostumbrado al choque constante y en ese punto supo lidiar con el férreo juego de la defensiva contraria para imponerse en varias situaciones en el área de Estados Unidos; en este punto Ugalde no pudo marcar diferencia ya que el juego físico le pasó factura.
La entrada de Jurguens le permitió a Costa Rica pegar un balón en el vertical de mano derecha de los estadounidenses después de que el erizo se impusiera en las alturas en un tiro de esquina.
En el cierre del compromiso, Gerson Torres sacó una jugada individual y se metió en el área contraria, cuando ya iba rumbo al marco se resbaló por la presión de la defensa rival y perdió la pelota, no obstante consiguió llevar peligro hasta el último minuto.
Los futbolistas con su buen nivel impulsaron el despegue de otros que les costó meterse en el cotejo como Luis Díaz. El capitán de la Sub-23 tuvo 60 minutos muy discretos, pero cuando Costa Rica empezó a tener posesión ofensiva mostró su tradicional desequilibrio y velocidad.
Los dos revulsivos que la Tricolor necesitó desde el primer minuto estaban en el banquillo, al final aunque entraron bien no fueron suficientes para tener un arranque más positivo en el Preolímpico rumbo a Tokio.
“Estamos conscientes que no será fácil, pero tenemos el grupo para lograrlo. Ahora toca México y hay que llegar de la mejor manera a ese partido”, afirmó Ian Smith, lateral derecho respecto a lo que viene en el Preolímpico en declaraciones al departamento de prensa de la Fedefútbol.