La Selección de Costa Rica inició la eliminatoria mundialista dando tumbos, con dos empates que no saben a nada. Obviamente, prensa, dirigentes y aficionados se volvieron locos y todos piensan que tienen la solución.
En medio de las opiniones desinteresadas, que buscan abrir el debate y ayudar a la Sele, se mezclan los juegos de intereses que son imposibles de filtrar en el balompié profesional, una industria que mueve tentador dinero. Y no nos referimos al tremendo botín que significa un premio mundialista, ese óleo donde ponen la mano los equipos de Primera, Segunda, Tercera, playa, sala, futbolín, bolinchas, dardos y chapas de botella. Dejar de recibir ese cofre sería una pérdida para todos; algunos ya deben tener presupuestados tales milloncitos para el otro año.
Sin embargo, meter jugadores en la lista del Mundial representa atractivos incentivos adicionales para los equipos. Ahí es donde el debate corre el riesgo de contaminarse. Es más fácil presionar por futbolistas que hayan estado en la eliminatoria, y no montar la campañita después, con el Mundial encima y la lista formada. Lamentablemente, nada en el fútbol puede interpretarse sin que haya algún interés detrás.
Así que, ante el pésimo inicio de la Selección, abundaron las voces (algunas, no todas, persiguiendo el beneficio señalado) que piden, urgen, exigen llamar a veteranos dejados de lado. Incluyendo hasta a los que decidieron renunciar voluntariamente hace un tiempo. Por alguna razón, parece que si los legionarios jóvenes en su prime no han podido, los veteranos de nuestro lento campeonato sí van a poder.
No parece tener mucho sentido esa “lógica”. Pero no importa, vamos a matricularnos con la corriente de moda. Así que, en el entendido de que “la edad es solo un número” (ese lugar común lo escucharemos miles de veces estas semanas, hasta lograr torcerle el brazo al Piojo Herrera en la convocatoria de octubre), aquí van algunas humildes sugerencias.
LEA MÁS: La respuesta de Kendall Waston cuando le hablaron de la Selección Nacional
Empecemos por la defensa. ¿Quién más calificado que el histórico Capitano Roger Flores? Tiene 68 años, pero recordemos: la edad no importa. Le daría al equipo pierna fuerte y además participó en la eliminatoria y el glorioso Mundial de Italia 90. Nada lo asusta, y de fijo no se hubiera arrugado ante el “Muro” del estadio de Managua.

Para la portería, Keylor es de los pocos rescatables en la actual Selección, junto a Manfred Ugalde. La regañada que pegó después del partido contra Haití fue breve pero épica. Sin embargo, como el objetivo con la Sele es “envejecer por envejecer” (ya saben, manejo de camerino y todo eso) ahí tenemos esperando la oportunidad a dos arqueros ilustres como Alejandro González (70 años) y Marco Antonio Rojas (72). Nada mejor que revivir la emocionante rivalidad de los años 80. Elegancia bajo el arco y además espectaculares piruetas para salir volando en las fotos.
Se habla mucho de la línea de volantes. Resulta casi ofensivo que nadie haya mencionado a Rolando Villalobos (72 años). El Cadáver dominaba como nadie la pelota y era un ajedrecista, pensaba tres o cuatro jugadas por anticipado. Joaquín Bernardo Guillén y Héctor Marchena prometen maña y hacha en la contención; el problema es que en la época actual, con el VAR, no sobrevirían a la primera revisión. Tal vez German Chavarría (67 años), que ponía el pie duro pero discreto y nunca vio una tarjeta roja.
Para goles, por supuesto que Evaristo Coronado. Apenas 65 años, un novato comparado con otros mencionados aquí. Su estilo se presta para chocar con los hondureños y abrir espacio a la velocidad de, digamos, un Claudio Jara, un Zurdo Jiménez o un Leonel Hernández, figuras importantes que también podrían estar en la lista.
Sigamos: Luis Enrique Galagarza ponía a llorar a los rivales con solo acercarse; Marvin Obando era una centella por su banda (hazte a un lado, Alonso Martínez) y Roy Sáenz tenía gol hasta cuando iba por un café a la Soda Palace. Quizás Repretel pueda prestar a Hernán Morales, porque la Patria está primero.
Esta es una propuesta seria. Al final del artículo viene el email, por si alguien quiere unirse al debate y sugerir otros nombres.