
En el 2018 la piscina olímpica del Polideportivo de Cartago se cerró por un problema administrativo y luego por la urgencia de que se le realizaran varias reparaciones. Parecía que solo se trataba de meses sin que una población de alrededor de 1.000 personas tuviera la posibilidad de usar uno de los corazones del reducto brumoso, sin embargo, la cuenta ya supera los tres años.
La buena noticia es que hay un plan y presupuesto para repararla y regresarla a la comunidad. La mala es que este dolor de cabeza es tan solo uno de los tantos con los que debe lidiar el Comité de Deportes de Cartago, el cual ha sufrido varios cambios en su directiva.
Cuando empezó el calvario quien estaba al frente como presidente era Mauricio González, quien en su momento comentó que desde hacía 20 años no se le daba el mantenimiento adecuado a la piscina. Después su puesto lo ocupó Jesús Sánchez y posteriormente Arianda Salazar, quien renunció recientemente por asuntos personales y laborales. El puesto debe reponerse, proceso que aún no ha sido concluido.
Además de la persona que ingrese, también hay nuevas caras, como la de Francisco Valverde, quien llegó al comité hace aproximadamente tres meses como secretario y de inmediato se percató de varias situaciones que han afectado el funcionamiento exitoso o al menos normal del deporte brumoso.
El problema más grande recae en las 13 demandas que acarrean en contra por diversos temas, la reparación de las piscinas (una de ellas ya está lista) y el pésimo estado de la cancha de voleibol de playa, así como las malas decisiones alrededor de esta. Además, otras áreas del Polideportivo requieren importantes reparaciones.
“Es increíble la situación en cómo encontramos el Comité Cantonal de Deportes. En su momento despidieron a entrenadores sin sustento, a veces sin criterio legal. El tema de la piscina, la cancha de voleibol... esto es una caja de sorpresas, una casa abandonada, y ahora hay que repararla”, señaló.
Cuando la piscina se cerró fue porque se vencieran los contratos del personal, entre ellos los entrenadores, quienes velaban por el buen uso de la instalación. Eso se resolvió, pero luego se vio la urgencia de reparar el piso de la piscina, el cual ya había cumplido su vida útil. Se hizo la licitación y un yerro en ese proceso acabó con la esperanza de la reapertura, al menos para ese momento.
Después apareció la pandemia y también el tema dinero, porque los arreglos eran más de los imaginados inicialmente; ya no se trataba de ¢87 millones sino de ¢300 millones. En octubre de 2020, Jesús Sánchez indicó que gracias a la Ley del Cemento sería posible obtener ese monto.
Finalmente, así sucedió, pero los pasos para tener el dinero son lentos. Si bien ya está aprobado, aún no llega a las arcas de la Municipalidad, la cual es la encargada del proyecto. En principio el calendario trazado indicaba que la piscina estuviera lista para abril de 2022, aunque ahora la única fecha es el primer semestre del 2022.
“Se atrasó un poco con la tardanza del Icoder en el giro de recursos. Los procesos de contratación dependen de qué tan peleados sean. A veces se apelan, a veces no”, indicó Redondo a este medio.
Mientras avanza lo que se convirtió en la calamidad más difícil para la población brumosa, el CCDRC trabaja con los otros males. Un informe solicitado por el secretario actual reveló que la cancha de voleibol de playa, la cual se construyó con un presupuesto de ¢35.353.976, ahora necesita un arreglo de ¢40 millones, es decir, más del costo inicial.
La asesora externa en ingeniería y arquitectura del Comité, Andrea Aguilar, señala en otro informe que “los trabajos realizados no fueron los adecuados, no cuentan con drenaje, arena adecuada, nivelación ni geotextil. Es por esto que, para poder repararla, se debe eliminar todo lo existente, sobre todo porque debajo de la arena tiene arcilla que en lugar de drenar el agua se queda acumulada”.
Sin embargo, el Comité no pudo aplicar la garantía porque la empresa encargada (Corporación Femaco S.A) se declaró en quiebra.
Y aún así, lo que más preocupa internamente son las demandas, que si bien aún no se han resuelto, de tener un resultado negativo, el monto a pagar sería muy alto. De las 13 demandas, ocho corresponden a entrenadores, cuatro a proveedores, dos de terceros y la última de una funcionaria administrativa, quien ya la ganó.
Las finanzas no están en rojo pese a la pandemia, asegura Valverde, pero sí podrían estarlo dependiendo de cómo se den los diferentes fallos.
“Hay contenido presupuestario para compra de implementos, uniformes, todo ese tipo de cosas. Sin embargo, no tenemos ingresos frescos, por ejemplo, antes se cobrarba para utilizar la piscina, alquiler de canchas de tenis... Es importante, eso sí, destacar que este concejo municipal y la alcaldía están trabajando fuerte con la junta directiva actual para sacar el Comité adelante, algo que no se hacía antes, hay unión para levantar lo que queda del Comité de Deportes de Cartago”, finalizó.