De carácter fuerte y siempre frontal, el expiloto de Fórmula 1, el colombiano Juan Pablo Montoya Roldán, reconoció que en el pasado su relación con los medios de comunicación y con algunas personas del entorno del automovilismo mundial no fue la mejor.
Sin embargo, el ganador de siete Grandes Premios de la Fórmula 1, las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Daytona, aseguró que siempre buscó superarse, y para ello debía demostrarlo en la pista.
Montoya, quien estuvo en Costa Rica en el marco de la tercera edición del evento LEP 2025 (Liberty Empresas Presenta), organizado por la compañía Liberty, conversó con La Nación sobre su pasado y presente.
El exitoso piloto colombiano confesó que su triunfo en el Gran Premio de Mónaco (2003) es la victoria que más recuerda, aunque aclaró que hoy su mayor objetivo es apoyar la carrera de su hijo, Sebastián Montoya, de 20 años, quien corre en la Fórmula 2 con la escudería Telmex.
Admirador del piloto brasileño Ayrton Senna, Montoya de 49 años, fue tercero en la Fórmula 1 en 2002 y 2003 con Williams, y cuarto en 2005 con McLaren. Además de sus siete victorias, acumuló 30 podios y 13 pole positions en 95 Grandes Premios de F1, durante cinco temporadas.
Usted mismo aseguró que siempre fue una persona complicada de tratar. ¿A qué se debía su carácter?
Uno quiere ganar, ser el mejor. Y en el momento en que uno está manejando y compitiendo, tiene que estar dispuesto a sacrificar todo por esos triunfos. Si uno no lo hace, alguien más lo hará. Para ser el mejor hay que trabajar más duro, sacrificarse más, prepararse más y estar 100 % comprometido con la causa, dejando de lado las distracciones.
¿En qué lugar se ubicaría entre los mejores pilotos del planeta, tras haber ganado en carreras tan importantes como la Fórmula 1, las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Daytona?
En este momento soy simplemente el papá de Sebastián. Lo que hice ya no me importa. Fue muy bueno, gané mucho y fue muy chévere, pero para mí la vida sigue. Ahora estoy enfocado en Sebastián y en su carrera. Lo que estamos haciendo con Liberty me tiene contento, porque estamos trabajando mucho.
Pero muy pocos pilotos lograron lo que usted ganó.
Siempre dije que el día que dejara de correr pensaría: “¡Wow, todo lo que logré!”. Pero al mirar hacia atrás, todo queda en la historia. Soy más de vivir el presente, lo que está pasando ahora, y no quedarse en el pasado. Siempre hay que pensar hacia adelante.
En varias entrevistas aseguró que se retiró de la Fórmula 1 porque se aburrió. ¿Se aburrió muy pronto? ¿En algún momento se arrepintió de su decisión?
No, para nada. Entiendo a los aficionados que se levantaban a ver las carreras y las disfrutaban. Cuando digo que me duele, es por ellos. Pero uno no puede tomar decisiones basadas en lo que la gente quiere, sino en lo que es mejor para uno mismo.
Costa Rica tiene a un joven de 18 años, Evan Michelini, compitiendo en Fórmula 4 en Europa, y a un piloto de 25 años destacando en la categoría de Lamborghini Super Trofeo, en los Estados Unidos. ¿Qué consejos les daría a ellos?
Que trabajen más que el resto, que dediquen más horas. Si uno quiere oportunidades, debe buscarlas y ponerse en situaciones complicadas. Hay que correr en categorías donde no es fácil ganar. Cuando se gana fácil no se aprende nada. Es como jugar golf con un amigo que nunca ha jugado y decir: “¡Uy, soy mejor que usted!”. Pero vaya a jugar con alguien que sabe y verá la diferencia. Hay que ponerse en retos difíciles, estar dispuesto a aprender y mejorar.
¿A qué dedica su tiempo Juan Pablo Montoya?
Realmente el 90% de mi tiempo lo dedico a Sebastián y a su carrera como piloto. El resto al golf. Juego bien, pero como todos siempre quiero mejorar.
Según su criterio, ¿existe alguna clave para que un piloto logre terminar su carrera sin accidentes en la pista?
Es parte de la vida. Así como puedes tener un accidente en la pista, también puedes tenerlo en la calle. Michael Schumacher tuvo un accidente esquiando, después de arriesgarse toda su vida en autos sin que le pasara nada. La vida da vueltas, pero uno debe seguir adelante y estar en paz con las decisiones que toma.