
Más allá de que esta venidera edición de la Vuelta a Costa Rica pueda ser más difícil que la anterior, el eliminar uno de los ascensos al Cerro de la Muerte sí es un golpe a la exigencia y tradición del giro.
Lo primero por sus condiciones, pues la alta montaña es siempre un atractivo que le da emoción e incertidumbre a la caravana multicolor.
Por ejemplo, el frío es un factor a tomar en cuenta, un invitado por lo general inesperado pero que esporádicamente ha castigado a los corredores.
“Por emoción y tradición siempre va a ganar el Cerro. La emoción de esas etapas difícilmente se ve en otras, y jamás va a haber tanta gente en la orilla de la carretera en el camino a Dominical como en el Cerro”, aseveró el extécnico y experto en ciclismo Manuel de la Cruz Murillo.
Precisamente ahí viene todo el tema de tradición, pues para muchos amantes del ciclismo, y público en general, esa etapa es parte de la agenda de fin de año.
“ La eliminación de etapas no solo debe valorarse por lo ciclístico sino también en lo cultural. Ese ascenso al Cerro ya la gente lo tenía como un día familiar, es un ritual de ese día ir a ver la etapa, difícilmente alguien va a ir de San José para el regreso”, dijo José Adrián Bonilla.
De la mano con el público también sufrirá la exposición de marca de cada uno de los equipos.
“Sí será un impacto a la tradición, es una etapa donde nosotros como equipos lucimos nuestras marcas, por ese lado sí nos veremos algo afectados”, dijo Yurandir Leandro, técnico del JPS-Giant.