
La paciencia con Gustavo Herrera se le está acabando a la afición. Luego del naufragio de Saprissa en la Copa Centroamericana, los seguidores tibaseños pusieron al joven panameño en el centro de las críticas.
El canalero ha jugado los nueve partidos de esta temporada (cinco por el Torneo de Apertura 2025 y cuatro por la fallida Copa Centroamericana), la mayoría como titular, y su cuota goleadora asusta: cero. No se ha estrenado en la red, pese a que ya suma casi diez participaciones.
Los silbidos fueron muy evidentes el martes en la Cueva, los 83 minutos que estuvo en la cancha ante Motagua, y se intensificaron cuando abandonó el terreno para darle campo a Gerald Taylor, en medio de la desesperación por conseguir un gol que nunca llegó.
El entrenador Vladimir Quesada tuvo que salir a defenderlo en la conferencia de prensa tras ese 0-0 ante los hondureños que los dejó eliminados del torneo. Incluso, el técnico hasta quiso “trasladar” los abucheos al panameño hacia otro futbolista, que no identificó.
De entrada, Quesada se refirió a la ubicación de Herrera en el campo, una manera de explicar que el problema no va por ahí. “Lo colocamos en el puesto donde mejor se siente, como centro delantero. Hizo muy buenos movimientos de venir a recibir, apoyarse, picar a la espalda de los volantes y defensores contrarios. Ayudó y colaboró en las posesiones largas, sobre todo en el primer tiempo”.
Después, Vladimir hizo una valoración que choca de frente con la percepción de los seguidores morados. “Usted podrá no estar de acuerdo (le dijo a un periodista), pero para mí fue uno de los mejores partidos que le he visto a Gustavo. Creí que los silbidos eran para otro jugador, y no para Gustavo, obviamente no voy a decir el nombre del otro jugador”.
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Y luego Quesada remató insistiendo en su idea: “Hizo uno de sus mejores partidos en este corto tiempo que ha estado en el Saprissa. Recordemos algo: jugar en Saprissa no es fácil”, agregó para poner en contexto la presión a la que son sometidos los jugadores del club tibaseño, especialmente uno tan joven.
Herrera tiene 19 años y llegó precedido con la fama de ser la última “joya” del fútbol panameño, que suele exportar talento a diferentes partes del mundo. Saprissa lo contrató no con la expectativa de completar su formación, sino en el entendido de que ya está en capacidad de dar frutos, pese a su corta edad y trayectoria. Pero de momento, el diamante no está brillando y ya la afición empieza a cobrarlo.