
Con tal de incendiar la previa del partido entre Nicaragua y Costa Rica, Marco Antonio Fantasma Figueroa se brincó uno de los códigos elementales del deporte, que es el respeto al adversario. En una rocambolesca conferencia de prensa, cargó contra el mejor portero de la historia de Concacaf, Keylor Navas, y lanzó insinuaciones temerarias hacia el árbitro solo porque es mexicano, la misma nacionalidad del Piojo Herrera.
A riesgo de quedar como un hablador, pobló de minas el ambiente, arengó a los aficionados nicaragüenses, le metió presión al réferi y de alguna forma incomodó al plantel tico; por más blindaje que tengan, en el camerino de Costa Rica se tuvieron que enfadar con los disparates del Fantasma.
Nadie se mete con un ídolo de la trayectoria de Keylor, pero Figueroa apeló a innobles argumentos sabiendo que le servía envenenar la cancha ante un oponente superior sobre el papel. Con el entorno así de contaminado, Costa Rica se empezó a jugar el boleto al Mundial este viernes, y el inicio no podía ser más preocupante.
Todavía nos estamos preguntando cómo fue posible echar a perder un partido con ventaja en el marcador y un hombre de más. Es botar el jaque mate cuando el rival perdió la Dama. Ahí es donde emergió de nuevo el Fantasma; ya no el entrenador pendenciero y conspiranoico de la conferencia de prensa, sino el estratega que supo reacomodar artillería con la tropa disminuida.
Tenía la pizarra en contra, un jugador menos y la previsible avalancha de Costa Rica para liquidar el encuentro, pero Figueroa dobló la apuesta con los cambios ofensivos de Byron Bonilla y Bancy Hernández. La Selección tica ni se enteró; en el momento que reaccionaron ya los locales se habían adueñado de la pelota hasta crear el inevitable preámbulo del gol.
Todo nace de un medio campo débil, donde Brandon Aguilera lamentablemente sigue sin convencer, así que el equilibrio recae en Orlando Galo, cuyas prioridades son más bien defensivas. Alejandro Bran tampoco anda en su mejor nivel, aunque al menos cobró el tiro de esquina que terminó en el gol tico, gracias a un salto de Alexis Gamboa a lo Pelé en la final de México 70.
Nicaragua se envalentonó aquellos 20 minutos del segundo tiempo, mientras el Piojo Herrera acomodaba al equipo con línea de cuatro; es decir, desajustó la defensa sin detectar que la media cancha había perdido la brújula. Se engolosinó con la posibilidad del segundo tanto y dejó pasar las evidentes señales de que los pinoleros iban adelantando líneas.

Para cuando despertó, el dinosaurio ya estaba ahí. Nicaragua fabricó un penal muy conversado (la falta existió, pero fuera del área) aunque igual ya estaban tocando la puerta desde hacía rato. No fue que se encontraron ese gol, lo construyeron pese a la desventaja numérica, ante una Selección tica que parecía estar pensando en cualquier otra cosa, quizás en si no será muy temprano para sacar los adornos de Navidad.
Si alguien hubiera puesto el partido en ese instante, habría dicho que Costa Rica era el equipo con un jugador menos. Nunca hubo respuestas, ni dentro de la cancha ni desde el banquillo.
Kenay Myrie algo intentó, en una banda en la cual Carlos Mora sigue entre signos de pregunta por sus limitaciones al momento de defender. Manfred no lo puede hacer todo solo, Alonso Martínez dejó los goles en Nueva York (ojalá le manden por encomienda alguno para el martes) y Anthony Contreras desaprovechó los pocos minutos que tendrá para convencer al cuerpo técnico de que merece estar ahí.
El Fantasma Figueroa llegó a disculparse después del juego: todo había sido una puesta en escena, un sainete bien ensayado, como los pleitos de cartón en los pesajes del boxeo. Obtuvo su botín de oro y le ganó el pulso táctico al Piojo, con la selección de un país donde el fútbol ha crecido, mas continúa siendo un deporte de planos secundarios.
El grupo eliminatorio empieza cerrado; los dos favoritos sacaron empates de visita que destilan preocupación. Para Costa Rica, la oportunidad de reivindicarse está a la mano, con el partido ante Haití del martes. Pero las dudas ya están sembradas: si no pudimos ganarle a Nicaragua con 10, ¿qué nos espera contra Honduras?