
Marvin Solano (69 años) asumió el mando del Luis Ángel Firpo de El Salvador para el segundo semestre del 2025. El entrenador costarricense llegó al balompié cuscatleco de forma sorpresiva —ni él mismo lo tenía en sus planes—, aunque asegura sentirse muy feliz de haber aceptado el reto.
Solano conversó con La Nación y reveló cuál ha sido la clave para generar un efecto tan positivo en El Salvador, donde su equipo acumula 16 puntos de 18 posibles y comparte la cima del torneo con el FAS.
Aunque el técnico prefiere no lanzar las campanas al aire, lo cierto es que ha creado un aura a su alrededor, especialmente porque el Firpo no atraviesa buenos tiempos desde hace más de una década y suma ya 13 años sin conseguir un título.
“Ellos creen y respetan mucho el fútbol de Costa Rica. Cosas que allá criticamos, acá las admiran. Por ejemplo, les llama mucho la atención la infraestructura, el manejo de las ligas menores. Les gusta cómo se trabaja el fútbol tico”, comentó.
Solano explicó que, desde su llegada, se involucró completamente en el proyecto, apostando por un profesionalismo total, desde la cancha hasta el llamado “entrenamiento invisible”.
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“Lo primero fue que llegamos una semana antes para conocer el ambiente. Me reuní con los capitanes, traje un preparador físico de Costa Rica, Ricardo Arley. Comencé a estudiar el fútbol salvadoreño y logré entender a qué me iba a enfrentar”, detalló.
“Desarrollé una estrategia en los niveles mental, físico y táctico que ha generado confianza en los jugadores”, añadió.
La llegada del estratega a tierras salvadoreñas fue poco convencional. Fue contactado directamente por el gerente deportivo del Luis Ángel Firpo, quien le ofreció la oportunidad.
“Había viajado varias veces a dar cursos en El Salvador, y creo que por ahí vino la recomendación, a través de la Asociación de Entrenadores de El Salvador. En realidad, pensaba que mi futuro estaría en Guatemala, donde tenía conversaciones avanzadas con dos equipos, pero me llamó la atención un club grande como Firpo”, señaló.
El gran reto de Solano es devolverle protagonismo local al histórico equipo salvadoreño, que no celebra un campeonato desde hace 13 años.
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“Es un equipo muy joven, con cuatro seleccionados. El trabajo mental ha sido muy bueno. Me sedujo el reto porque tienen más de una década sin títulos. Tengo mucha energía, estamos actualizados, la dirigencia se ha casado con el proyecto y voy con todo”, afirmó con determinación.
La última experiencia del técnico fue con Limón Black Star en 2023. Ahora, en El Salvador, vive un renacer en su carrera.
“Estar en El Salvador es como estar en Costa Rica hace algunos años. No hay temor de andar por las calles, la gente es muy educada. El estadio es un punto de encuentro familiar. Le digo que la seguridad es tremenda; hay jugadores que dejan el carro afuera del estadio cuando viajamos, y eso a mí me sorprende”, concluyó sobre su experiencia fuera de los campos.
En Costa Rica, Solano fue campeón con el Club Sport Herediano en el torneo de Verano 2013, tras una recordada serie final ante Cartaginés. También dirigió a muchos otros equipos en Primera y Segunda División, como Puntarenas, Liberia y Pérez Zeledón.