Este lunes se cumplieron 10 años desde que Wílmer López jugó por última vez, en su partido de despedida contra un equipo de amigos. El exjugador conversó con La Nación sobre las diferentes facetas de su vida desde que colgó los tacos.

“Mi vida desde mi retiro ha cambiado mucho. Todo cambia y todo pasa. Uno está consciente de que ya no es el protagonista que era hace 10 años para atrás. Uno antes, cuando era jugador activo, veía que era más reconocido, pero eso se acaba y va quedando de lado. Aún así uno agradece siempre el cariño de toda la gente que hasta estos momentos me sigue queriendo”.
El ícono de la historia manuda se dedica actualmente a trabajar en el mercadeo del club, visitando empresas y comunidades para lograr convenios que beneficien al equipo.
Ante la pregunta de si ha visto en liga menor futbolistas que se asemejen a sus características como jugador, Wílmer afirma que hay talentos interesantes que requieren tiempo para llegar a su máximo potencial.
“Algo bonito es que trabajo donde quiero estar. Me ha tocado ver de todo, uno ve muchachos que vienen con muy buenas condiciones y características, pero se les debe dar el tiempo para ver sí realmente logran afianzarse en nuestra institución”, respondió el Pato.
Para Wílmer, como liguista resulta muy dolorosa la época actual sin títulos, pero cree que el plantel de los rojinegros tiene capacidad para cortar la sequía de cetros que data de 2013.
“Nos duele a todos los liguistas y es algo que estamos deseosos de que se acabe. Creo que hay un buen equipo para este torneo, el cuerpo técnico tiene el respaldo de todas las partes que involucran la institución y creo que este torneo tenemos mucha esperanza de que la Liga sea protagonista y lógicamente que busque el campeonato”.
El ídolo rojinegro quiere mantenerse ligado a la institución hasta la edad de su jubilación. De todos los puestos que ha desempeñado en el conjunto alajuelense, no tiene una posición favorita, pues para él lo importante es aportarle al club dondequiera que lo necesite.
“Si me siento cómodo en una institución y es realmente donde quiero estar, no tengo por qué andar buscando salir. No importa la posición donde esté, todo es en pro y en busca de ayudar a la institución a salir adelante desde el puesto en el que esté. Si puedo quedarme aquí hasta que me pensione, ¿quién va a decir que no?", citó.
Y agregó: “En todas las posiciones en las que he estado me he sentido muy bien, estuve en liga menor al inicio, donde empecé a dar mis primeros pasos como entrenador. La formación y preparación de jugadores es una posición bonita, y cuando uno ve que juegan en Primera División y están consolidados, me siento satisfecho de saber que algo aporté en su formación. En la parte administrativa también me siento cómodo porque tengo un contacto increíble con el aficionado y con la gente de las diferentes empresas que visitamos, entonces siempre me mantengo en eso y el contacto con la gente siempre ha sido muy bueno”.
Para Wílmer, la clave para tener tanta sintonía con la afición se debe a su sentimiento liguista, y que nunca ha dicho ni hecho nada en contra de la institución, sino que ha procurado el beneficio del club y no el propio.
“Como jugador la gente vio la lealtad y honestidad hacia esta institución y estos colores, entonces la empatía y el cariño y el mutuo aprecio ha sido tanto que 10 años después se ha mantenido, y yo espero que así sea por muchísimos años más”, dijo.
El "6″ manudo incluso siente el cariño de niños menores de 10 años que nunca lo vieron defender la casaca eriza, aunque sabe que para ellos es más difícil conocer la historia y la huella que él dejó como jugador del club.
“Es muy difícil que esos niños me tengan presente porque no me vieron jugar, pero tal vez el papá o la familia le dicen quién fue uno y ya el chiquillo se da cuenta. Eso no es algo que me duela, porque realmente los niños ven a los jugadores de ahora. Es normal que vean a McDonald, a Moya, Róger, Alex López; son los que ellos siguen y va a pasar toda la vida”.
Wílmer tiene cinco hijos, todos han jugado fútbol, aunque ninguno he hecho una carrera en el balompié, algo por lo que no sufre el Pato, pues son profesionales y es satisfactorio para él.
“Todos mis hijos han jugado desde pequeños, las dos mujeres y los tres hombres, pero ninguno ha hecho carrera en esto. Los tres mayores ya trabajan, estudiaron y todo. Quedan los dos menores de 18 años y la menor que también juega. Estoy esperanzado en que alguno de ellos la pegue. Si no se les da, tampoco es algo que me ponga a pensar”, expresó.
Wílmer confiesa que nunca ha sentido tentación de volver a ponerse los tacos y saltar a un campo de juego a aportar, pues es consciente que su momento ya pasó y se enfoca en darle a los futbolistas actuales las herramientas para jugar de la mejor manera.
“Siempre he sido muy realista, entonces ya uno sabe que no depende de uno que pase o no pase algo, más allá de acomodar y dirigir como cualquier entrenador. No me he puesto a pensar qué pasaría si yo pudiera entrar y hacer diferencia, porque el tiempo de uno ya pasó”, concluyó