Un consejo nunca cae mal indistintamente de la edad que se tenga, siempre me lo recuerda mi padre. Esas palabras se escuchan siempre con el respeto debido y luego se toma lo que sirva de ellas o se desecha del todo.
Yo tengo algo que decirle a Fernán Faerron, ese defensor de 21 años que tiene un talento enorme pero que debe cambiar en varios aspectos para que su carrera no pierda más el valioso tiempo, ese mismo que camina a pasos agigantados.
El exdefensor de Alajuelense vivió un torbellino de situaciones en sus dos años vestido de rojinegro. Y varios de esos momentos lo llevaron a tener inconvenientes que se pudieron evitar.
Él tiene un ímpetu que lo invita a comerse el mundo, que lo invita a tener una titularidad a todo precio. Aun así cuando esto lo lleva a pensar que los jugadores más experimentados le tienen envidia por sus condiciones.
O bien, lo lleva a entrenar incluso con revoluciones al mínimo porque si maja el acelerador sus compañeros no le alcanzan en rendimiento.
Su paso por el club también lo llevó a no medirse en las relaciones interpersonales con sus compañeros. A tal punto de llegar a un cara a cara con un joven portero por temas ajenos al terreno de juego.
No Fernán, en la vida hay que saber cerrar páginas para que las relaciones personales no nos afecten en el desempeño laboral. Una cosa no se mezcla con la otra.
Faerron es un jugador inteligente. En los juegos se desempeñó de gran manera y no se le puede negar que siempre tuvo una actuación destacada, pero en esas escenas siempre jugó con tratar de llevar a la afición a sus molinos. Levantaba las manos y con palmas pedía una bulla a las gradas, también le daba palmaditas al escudo, esos signos que siempre son combustible al corazón del hincha que no le importa nada más que un buen juego.
Siempre buscó tener a la afición de su lado y que cada ausencia sorpresiva en las convocatorias lastimaran al técnico o al gerente deportivo con las críticas. Una ruta entendible para el aficionado que no conoce lo que pasa en el club.
Mi mayor consejo, si me lo permite, es saber escuchar a los que tienen experiencia en el fútbol. En tener la humildad de poder pedir un consejo a quienes ya caminaron los senderos que usted anhela recorrer. Tener claro que los logros se construyen con paciencia y no con la premura de que seis meses buenos lo llevarán a un equipo grande de Europa, como piensan en su círculo más cercano.
Fernán, el paso por Alajuelense debe llevar a la meditación. Muchas personas con las que usted compartió coinciden en dos cosas: usted es muy buen jugador y que también debe centrarse en que las titularidades se construyen con el trabajo de la semana y no solamente con lo que se hace en los 90 minutos.
Espejos en los que deben mirarse los jugadores jóvenes como usted sobran, Diego Estrada, David Ramírez y Yosimar Arias son solo tres ejemplos.
Indistintamente de lo que pase con su futuro cercano, hay situaciones que pasaron en su antiguo club y que no se deben repetir. Fernán, es solo un consejo.