Dejemos de lado por un momento la camiseta que más nos apasiona en el fútbol nacional o la que más odiamos, también tratemos de olvidarnos de esos fanatismos absurdos que nos nublan. Si es de los que logra quitarse todo esto, podrá ver claramente que Herediano no solo es el favorito para ser campeón del Torneo de Apertura 2021, sino que únicamente un desastre podría evitar que el Team de la vuelta.
A quienes no son seguidores florenses les costará digerir mi sentir, pero voy a dar mis argumentos objetivos, más allá de que Herediano fue primero de la fase regular y tiene la gran final asegurada. También sé muy bien que Saprissa, rival de los rojiamarillos en semifinales, es el más ganador de Costa Rica, me sé de memoria el “no se repartan nada ...” Igual, no hace falta que me recuerden que la S levantó la copa en el certamen anterior pese a una campaña paupérrima y luego de clasificar en el cuarto lugar como ahora (sin quitar méritos, los accidentes del fútbol no se dan siempre).
Obviamente conozco la historia que evidencia que el líder parte con una extraña desventaja, ya que quien fue primero solo ganó ocho de los últimos 20 campeonatos. Acá también quiero frenar a los que me saldrán con la “Súper Liga” cargada de figuras a más no poder y con el CAR produciendo futuras estrellas a diestra y siniestra. Serán menos los que salten, pero aunque Santos y su proyecto son buenos, faltan elementos para colgarse la medalla. Luego de todo esto que me sacarán a relucir, voy a explicar lo que pienso.
Para empezar, este Herediano llega en un nivel muy alto y es desde la llegada de Jeaustin Campos no ha perdido en 12 partidos. Es más, su rendimiento es del 83%, luego de nueve victorias y tres empates.
Eso sí, lo más sobresaliente es que marcó 20 goles en esta seguidilla y apenas recibió dos, lo que habla de su equilibrio en cancha. Incluso, el propio técnico morado, Iñaki Alonso, reconoció que el Team tiene lo que exige el fútbol moderno: mucho orden y pegada.
Aunado a esto, los florenses cuentan con una combinación óptima de experiencia y juventud; con futbolistas como Yendrick Ruiz (goleador del certamen con 10 tantos) y Gerson Torres o Jewison Bennette, desequilibrante y con hambre de triunfo. Claro, donde saca más ventaja el Tigre es que es que no es solo un puñado de buenos jugadores o veteranos que pueden tapar los horrores con emotividad, como en Alajuelense o Saprissa, sino que tiene conjunto y juega como una unidad.
Por más estrellas que se reúnan, el amalgamar a todos y lograr que se dejen egos de lado por el bien común es lo más complejo en este deporte. Claro, la planilla de los heredianos es igual de fuerte que la de morados o manudos, que no se malinterprete.
De igual forma, la batalla en los banquillos la gana por goleada Jeaustin Campos, tanto por sus cinco títulos en el fútbol nacional, como sus 17 series de muerte súbita en Costa Rica. Ganó 14. No hace ni falta compararlo con Albert Rudé, Alonso o el mismo Erick Rodríguez, quienes están muy lejos de esto.
Evidentemente no se puede ocultar que Campos también está necesitado de bañarse de gloria nuevamente y así no vivir solo del pasado, porque su último cetro en primera lo ganó en el Invierno 2014 y luego de esto su logro más sonado fue el ascenso con Jicaral.
Esa misma hambre y ego de un estratega con ADN ganador le da un plus para sacudirse y demostrar que está más vigente que nunca.
De último solo voy a mencionar la carta que tiene Herediano y con la que no cuenta nadie más: la garantizada gran final si falla en la segunda fase del Apertura 2021.
Bueno, y no quiero dejar de lado que si hablamos de presión, aunque muchas veces erizos y tibaseños se burlan de Herediano por tener menos fanáticos, el Team maneja mucho menos de este sentimiento de exigencia y necesidad absoluta de sus aficionados por triunfos. Más aún porque tanto Saprissa como Alajuelense fallaron en la Liga de Concacaf y cambiaron a la escuela española de entrenadores en busca de su redención.
Por cierto, y para cerrar, en los últimos 10 años Herediano ganó siete títulos, Saprissa siete y Alajuelense cuatro. Así que nadie tiene que contarle a los florenses lo que es la experiencia en finales.