Marvin Angulo es un 10 que habla con la pelota en sus pies. Normalmente en sus declaraciones es comedido. Pasa por la zona mixta casi que inadvertido, pero el miércoles por la noche no fue así. Todo lo contrario.
Tras el pitazo final, Angulo salió a los medios de comunicación con un verbo fuerte, picante y reclamando lo suyo: la titularidad.
Dice no querer polémica, pero es claro: está harto de ser siempre “el sacrificado”, como él mismo lo dice.
Pese a ser un punto alto en el buen inicio de los morados, Wálter Centeno lo envió al banquillo en el empate sin goles ante Pérez Zeledón.
Eso lo hizo sentirse contrariado, pero Angulo ya sabe que con él es así. Quizás su perfil bajo ante las cámaras y que es un jugador que no causa revuelo, les permite a los entrenadores saber que si lo relegan, no pasará nada.
Pero ojo: esto cambió el miércoles porque las declaraciones de Angulo fueron una irrupción a lo que ha venido haciendo en el equipo. Ahora reclamó su campo.
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“Eso es un tema no de ahorita o un año atrás, ya viene de hace tiempos. El equipo está bien, el sacrificado soy yo, el equipo anda mal y ahí aparezco yo. Me tomo las cosas tranquilo, no quiero darme mucha pelota a eso para no hacer polémica. Les toca a otras personas decidir y hay que respetar”, comentó Angulo.
Para el mediocampista el tema es complicado, tanto así que nunca lo había revelado, aunque le sucediera con otros entrenadores como Jeaustin Campos, Carlos Watson, Vladimir Quesada y Wálter Centeno. Aunque hay que decirlo: la mejor versión de Angulo la sacó Watson, quien fue el que más confió en sus capacidades, tanto en Uruguay de Coronado como en el Saprissa.
“Ese tema no es de ahorita, es de tiempo atrás. Siempre el sacrificado es Angulo. Lo único que me queda es quedarme callado porque si me pongo a renegar, el que pierde soy yo”, añadió.
Incluso, el futbolista reveló que antes de iniciar un torneo se prepara psicológicamente para afrontar estos altos y en las alineaciones del club, un día se está y al otro no, pese a actuar de buena manera.
“Creo que ya con lo que he vivido hasta me preparo mentalmente antes de un torneo para saber que si ando bien en cualquier momento van a sacarme. Es parte del rol que me toca. ¡No sé por qué, pero me toca! Ahí es donde uno tiene que estar preparado, porque sino en uno o dos torneos va para fuera. Eso me ha mantenido bastante tiempo en Saprissa, una vez más que me toque ese rol no pasa nada, hay que estar preparados”, explicó.
Aunque espera que estas reacciones no tengan consecuencias a lo interno del plantel, Angulo decidió golpear la mesa.
Ya Marvin es un 10 consolidado en la S. A sus 33 años ha celebrado seis títulos con los morados, cinco de campeonatos nacionales y uno de Liga Concacaf. Una de sus principales características es aparecer cuando el equipo más lo necesita.
“Con el paso del tiempo y la trayectoria que tengo, puedo decir que si uno se enoja, pierde. No pierden los compañeros ni el entrenador, es uno porque si uno se molesta y se desengancha la afición le va a exigir”, detalló.
La noche no fue como Marvin la planeó, pero el jugador espera retomar su campo en el once estelar en la próxima fecha, que será este domingo a las 4 p. m. ante Herediano, en el Estadio Eladio Rosabal Cordero.
En el actual certamen, Angulo tiene cuatro partidos, 289 minutos y un gol.