
La Selección de Costa Rica empató con Honduras y quedó en el tercer lugar de la eliminatoria, quedando fuera del Mundial 2026; con esta situación el país arriesga pérdidas de entre $85 millones y $120 millones, según un estudio de la Universidad Nacional (UNA).
En este contexto, el análisis del economista Leiner Vargas, del Cinpe de la UNA, señala que al no clasificación de Costa Rica al Mundial 2026 provocará un impacto económico total estimado entre $85 millones y $120 millones, al sumar efectos directos, indirectos y costos económicos.
En la parte directa, la Federación Costarricense de Fútbol dejará de recibir entre $9 millones y $12 millones correspondientes al premio FIFA por participar en la Copa Mundial. A ello se añaden entre $1,5 millones y $2 millones en apoyo de preparación, entre $2 millones y $4 millones por derechos de transmisión y entre $1 millón y $2 millones en mercadeo, para un total de entre $14 millones y $25 millones que no ingresarán al fútbol nacional.
Los efectos indirectos que calcula el estudio incluyen una caída en el consumo en comercios de entre $25 millones y $40 millones, una reducción de entre $8 millones y $12 millones en inversión publicitaria y medios, y un impacto de entre $15 millones y $20 millones en turismo y marca país. En conjunto, estas partidas representan entre $50 millones y $70 millones adicionales que el país dejará de percibir por la ausencia de la Sele en la cita mundialista.
Cuando la Sele participa en un Mundial, se activa una cadena de consumo que abarca la compra de pantallas de televisión, alimentos, bebidas, reuniones familiares y ventas de camisetas o artículos alusivos, que benefician tanto a grandes empresas como a pequeños comercios. Sin Mundial, buena parte de estas decisiones de consumo se reduce o se posterga, lo que afecta la dinámica económica de hogares y negocios.
El estudio también destaca el papel del Mundial como vitrina de marca país. La participación en Italia 1990 y, sobre todo, el desempeño en Brasil 2014 colocaron a Costa Rica en la conversación internacional y despertaron interés en turistas e inversionistas. La ausencia en 2026 restará presencia mediática en la principal plataforma global del fútbol, junto con una menor exposición para territorios y empresas que suelen asociar sus campañas a la Sele.
Para el entorno deportivo, la no clasificación implicará menos oportunidades de vitrina para los futbolistas costarricenses, una reducción de contratos publicitarios y una caída en la valorización del mercado de jugadores. El caso de Keylor Navas, quien dio el salto al Real Madrid después del Mundial de Brasil 2014, ilustra cómo un torneo de esta magnitud define carreras y abre puertas en ligas de alto nivel.
Desde la antropología social, el académico Onésimo Rodríguez, del Idespo de la UNA, considera que el impacto suele sobredimensionarse cuando se asocia la identidad nacional de forma casi lineal con el rendimiento de la Sele. El investigador sostiene que la cultura costarricense no depende de un resultado deportivo y que el país mantiene su vida cotidiana más allá de un marcador en la eliminatoria.
Para Rodríguez, la principal consecuencia se ubica en el plano simbólico, porque las victorias de la Sele generan entusiasmo, esperanza y una fuerte presencia en programas deportivos y de opinión. Sin embargo, el académico insiste en que, en términos estrictamente identitarios, la nación conserva sus rasgos fundamentales y continuará su marcha con o sin participación en el Mundial.
“A veces se piensa que sería un descalabro para el país, porque algunas personas asocian identidad nacional o nacionalismo con la selección nacional de fútbol y eso no es así. No digo que no sea importante en términos culturales, pero sí es algo que se sobre magnifica”, mencionó.
Mediciones recientes del Idespo muestran que una de cada cuatro personas declara poco o ningún interés por el fútbol, por lo que la preocupación por la Tricolor no se puede presentar como una experiencia uniforme de toda la población. Este dato refuerza la idea de que el debate alrededor de la Tricolor responde más a un enfoque mediático que a un consenso nacional absoluto.
Donde sí existe alarma es en las conductas asociadas a partidos de alto impacto. Datos citados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) apuntan a aumentos cercanos al 45% en reportes por violencia intrafamiliar durante y después de encuentros de gran relevancia, además de un mayor riesgo de accidentes de tránsito por consumo de alcohol. El académico señala que estas manifestaciones revelan problemas sociales y culturales previos que no se pueden atribuir solo al fútbol.
Por otro lado, Vargas advierte que la ausencia en el Mundial puede debilitar la referencia deportiva nacional para niños y jóvenes. Sin figuras costarricenses visibles en la competencia, las nuevas generaciones se identifican sobre todo con estrellas globales como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o Jude Bellingham, en un contexto de fuerte globalización de contenidos deportivos.