Es fácil convertir a Patrick Sequeira en la víctima de Keylor Navas.
Es fácil considerarlo el pobrecito, el desplazado, el opacado. Es fácil creerlo condenado al destierro de los que nunca juegan, si el número 1 regresa a la Selección de Costa Rica. Lo fácil, sin embargo, no siempre resulta productivo.
Lo último que necesita Patrick Sequiera es la victimización disfrazada de solidaridad.
Dejémoslo que luche, que aprenda, que se inspire compitiéndole al héroe de Brasil 2014, el de las tres Orejonas, el del Real Madrid y el Paris Saint Germain, nuestro GOAT, uno de los pocos en el mundo que ha compartido camerino con Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, Neymar y Mbappé. Dejémoslo que vaya al banquillo y, por qué no, que disfrute como nunca cada minuto ganado.
Dejémoslo, también, que exija a entrenar como chiquillo al de Newell’s Old Boys.
Alguna vez consideré la despedida de Keylor Navas una especie de “no hay mal que por bien no venga”. Mandó a Sequeira a la portería contra Brasil, Colombia y Paraguay. Le puso los guantes en nada menos que la Copa América. Le permitió el lujo de dejar a Vinicius Jr. con ganas de gol.
Tasado en $300.000 en julio del 2024, Sequeira hoy vale $1.5 millones, según estimaciones de Transfermark, el sitio alemán especializado en el mercado de piernas. Todo, en ese tramo de ausencia del Halcón.
En ese momento, la partida de Keylor y la irrupción de Sequeira nos permitieron decir sin miedo: “hay portero”. Cuando temíamos al día después, el mundo no se acabó con aquel video en que nos dijo ‘hasta pronto’ en mayo, 2024. Tampoco se acabará ahora con el regreso. Al contrario; podremos decir: “hay porteros”.
Si el significado de darle la “oportunidad” es salvar a Sequeira de la competencia contra un legendario, tendríamos que revisar el concepto. El joven tendrá, según yo, la oportunidad de copiarle al mejor y de contarle a sus hijos que le ganó a Navas en un reto o el otro.
Navas será de entrada el titular. Todos lo sabemos. Por nombre, por liderazgo, por experiencia, por ese profesionalismo con que vigila su porcentaje de grasa y otros factores clave para mantenerse en plenitud. Será el elegido del Piojo Herrera por ese efecto que provoca en los rivales. Todos lo sabemos.
¿Y qué tiene de malo?
Aunque hace mucho dejé de idolatrar a jugadores, alguna vez lo comparé con el Mio Cid Campeador, el héroe que venció aún después de la muerte. Conocedores del miedo que infundía en sus enemigos, lo sentaron erguido sobre su caballo, Babieca, y lo llevaron al campo de batalla sin vida. Fue su última victoria.
Lo mismo sucede a veces con los arqueros y aunque Navas no será Rui Díaz de Vivar, tiene un respeto ganado a punta de paradones y achiques. Eso juega. De igual forma, queda obligado a repetirlos y él lo sabe.
Será el titular, pero no descartemos que Patrick Sequeira le gane el puesto tarde o temprano. Cuando suceda -no es descabellado cuando se está ante la legenda de 38 años y la promesa de 25- espero de Keylor Navas la misma grandeza con que José Francisco Porras aplaudió los prometedores inicios de aquel menudito portero oriundo de Pérez Zeledón. ¡Y era Porritas!, como le decían con cariño los propios y los ajenos, el cancerbero del inolvidable mundial de clubes con Saprissa y titular de la Sele en Alemania 2006.
Por ahora, me temo, si algo puede liquidar a Patrick Sequeira no es el regreso de Keylor, sino que un país entero lo convierta en su víctima.