Esta anécdota/chiste se ha contado muchas veces y con diferentes variaciones, pero vale la pena retomarla: iba un señor manejando por la pista cuando recibe una llamada de su esposa. El tipo contesta y le dice la señora alarmada: “Tené mucho cuidado, en las noticias dicen que va un loco contravía justo por esa carretera”. El marido le responde muy tranquilo: “Sí mi amor, pero resulta que no es uno, son un montón, a cada rato me los estoy topando”.

El Comité de Licencias de la Federación Costarricense de Fútbol emitió dos resoluciones dolorosas, severas e históricas en contra de Santos y la Asociación Deportiva Guanacasteca, por presuntas irregularidades administrativas y financieras. De acuerdo con esos fallos, los dos clubes perdieron su derecho de jugar en Primera División.
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Ambos equipos tuvieron la oportunidad de defenderse y presentar sus descargos. Luego de las primeras resoluciones en su contra, apelaron y volvieron a perder, tanto en el Comité como en el Tribunal de Apelaciones de la Federación. Es decir, fue un proceso largo y robusto, donde las sentencias eran revisadas y corroboradas.
Revocar la licencia fue una medida dura y extrema, pero apegada a los reglamentos. Es doloroso porque ambos clubes involucrados representan a comunidades enteras, de fuera del Valle Central.
La ADG forma parte de la identidad nicoyana y su nombre está en la historia de nuestro deporte. Las demás aficiones ven con respeto las idas al Estadio Chorotega, donde el equipo local derrite a sus rivales con el sol de la bajura y Alfredito los provoca con retahílas desde la malla.
Santos tiene un subcampeonato nacional y cruzar el Zurquí también se convirtió en un ritual para los demás equipos. Por eso es triste ver a ambos perder la categoría en un escritorio.
Sin embargo, las anomalías detectadas por el Comité de Licencias justificaban tan drástica decisión. Pese a la confidencialidad de los procesos, trascendieron detalles sobre la ADG como una presunta opacidad en el cambio de administración y depósitos de cientos de miles de dólares sin origen comprobado.
El fútbol profesional está rodeado de cuestionamientos y por ello es indispensable absoluta transparencia en el manejo financiero. El Comité federativo determinó que se incumplieron las normas y aplicó la sanción con criterio técnico.
Actualmente, en el fútbol nacional hay partidos investigados por presuntos amaños de resultados; dos de estos hechos ya fueron comprobados en las instancias federativas, con castigo para los dirigentes involucrados. En uno de esos casos, los inversionistas tomaron control del club y al día siguiente -de acuerdo con la denuncia presentada- estaban proponiendo amañar un encuentro para perder ellos mismos.
Por otra parte, un dirigente de los años 2000 cumple cárcel en Estados Unidos, pues se determinó que el dinero invertido en nuestro fútbol era producto de una millonaria estafa en aquel país. Es decir, hay hechos concretos y graves que ameritan investigar y si es del caso aplicar correctivos.
En general, el mundo del balompié nacional respaldó la decisión de la Fedefútbol en los casos de Santos y ADG. Hubo un lamento unánime, pero no por el actuar de la Federación, sino por los hechos en sí mismos que obligaron a tomar tan dura determinación.
Ahora, el Tribunal Administrativo de Conflictos Deportivos del Icoder resolvió a favor de Guanacasteca y ordenó que se les incluya en el proceso de licenciamiento para la próxima temporada. En la práctica, esto es borrar todo lo que decidieron el Comité de Licencias y el Tribunal de Apelaciones de la FCRF para el caso de la ADG.
Por supuesto, reconocemos el derecho de los equipos involucrados de recurrir a las instancias que consideren necesarias. En un régimen justo y legal, todos pueden defenderse y pelear hasta el final del camino. Sin embargo, también es de recibo que las sentencias sean examinadas y si es del caso cuestionadas a la luz de los valores que deben prevalecer en el deporte. Además, hay que tomar nota de la denuncia que hizo la Federación, pues los dirigentes del equipo involucrado hicieron declaraciones previas muy confiados en que la resolución del Icoder les sería favorable.
El Comité de Licencias tomó una decisión valiente y difícil. Aunque se trata de un grupo independiente, hay una directriz del presidente del Comité Ejecutivo, Osael Maroto, para que los órganos del fútbol actúen con criterio técnico y sin plegarse a intereses políticos o de cualquier tipo. La solución fácil hubiera sido volver a ver para otro lado, quedarse callados, o peor aún, negociar el silencio a cambio de codiciados votos en la Asamblea.
Afortunadamente, el asunto no queda descarrilado. Antes de volver a la Primera, la ADG deberá completar el riguroso proceso de licenciamiento de la Federación, donde obviamente se aplicarán los mismos criterios estrictos para ellos y los demás equipos.
Sin embargo, en la lucha por hacer el fútbol más transparente, lo resuelto por el Tribunal del Icoder es un retroceso. El balompié nacional estaba dando pasos difíciles, pero en la dirección correcta, hasta que apareció alguien manejando contravía.