Andrey Amador cuenta lo que le pasó a él con la intención de que quienes practican deporte competitivo, pero también recreativo, hagan conciencia.
Uno de los motivos por los que hace unos meses tomó la decisión de retirarse del ciclismo profesional fue cuando pensó en sus hijas Gretta y Abril, así como en su esposa Laura Segú, luego de que le dijeron que lo mejor era bajar las revoluciones.
“Se sabía que tenía alguna cosita en la parte del corazón. Afortunadamente, hoy en día, con todo el tema del alcance que hay, de las facilidades, a nivel de todo sentido, de seguros, precio, se me descubrió lo que tenía”, relató Andrey Amador.
Recordó que él pasó a profesionales en 2009, pero desde antes, practicaba el deporte día de por medio. Y se mantuvo llevando el cuerpo al límite hasta casi 2017, 2018 o 2019, cuando se percató de algo más.
“No era que tenía corazón de atleta, sino alguna cosita más que no puede ser una limitante absoluta, me imagino que en unos casos sí, en otros no. Hay que revisarse de una manera periódica, regular y concientizar también en este caso de la preparación”, mencionó.
Hoy quiere ser responsable y concientizar a muchos deportistas que permanecen llevando el cuerpo al límite, porque tiene muy claro que muchos no solo van a caminar, sino que acuden a competiciones, haciendo horas de fondo los fines de semana, sin saber cómo está su corazón.
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Contó que quizás si esta fibrosis se le hubiese detectado a los 20 o 21 años, habría pensado en alguna opción para poder seguir, como la implantación de un chip; pero lo supo cuando ya había cumplido todos sus sueños sobre la bicicleta.
“Me hubiera tomado ese riesgo, en este caso fue con 39 años, ya con toda mi carrera, cosas peores o mejores o lo que fuera, pero ya estaba contento. No quería tomar un riesgo, hacer una intervención de nada y de manera conjunta tomamos la decisión”, citó, refiriéndose a que supo cuándo era el momento de retirarse de esa exigencia tan fuerte.

Hoy sigue haciendo deporte, pero a su ritmo y sin presiones. Volvió al ciclismo de montaña (MTB) que siempre lo apasionó. Ganó la Titan Desert en Marruecos y acaba de imponerse en la NicaChallengue.
“Ahora hice una competencia y estuve cuatro o cinco días sin entrenar, de una manera más relajada. Salgo y hago tres o dos horitas en bicicleta de una manera más tranquila, ya no hago tantas series de llevar el cuerpo al límite.
”Antes tenía que hacerlo porque para ir a un Tour de Francia o a un Giro de Italia, la preparación es muy exigente en volúmenes para poder afrontar ese volumen de competición y ya no lo voy a hacer", relató.
Como acaba de competir, acudió a Vivit Salud para revisarse nuevamente con el cardiólogo Carlos Brenes, porque sabe que aunque va en plan tranquilo, ya en carrera “se pica” y sabe que tiene que medirse.

“No voy a decir el nombre, pero recuerdo que a un compañero y a mí nos llevaron donde otro cardiólogo, que pudo ser en 2009 o 2010. A mí me dijeron que tenía una dilatación, por el deporte, y probablemente ya lo tenía. En esa época no había tanta tecnología.
”Al compañero con el que yo estuve a él sí le dijeron que no podía correr así. De hecho, fue a buscar otros equipos intentando que fueran más permisivos, terminó compitiendo. Él terminó la carrera y, lastimosamente, él tuvo muerte súbita en su casa", narró Andrey Amador.
Eso lo hizo caer en cuenta de que cuando un doctor hace la señal de alto y explica que pasa alguna situación que puede ser seria, hay que escuchar, porque para eso están los médicos.
“Nadie quiere aceptar y a veces uno dice voy donde otro doctor para que me diga que sí estoy bien”, citó a manera de reflexión.
Con el consentimiento de Andrey Amador, el doctor Carlos Brenes habló de la necesidad de chequearse, revisarse, de vencer ese temor de decir que es mejor no ir al médico porque algo puede encontrarle.
Destacó que el capo tico estuvo en la élite, con los mejores del mundo y en escenarios imponentes, donde estos chequeos ya son requerimientos como obligación, pero que no se debe tener temor.
“En el caso de Andrey, encontramos una lesión en el músculo cardiaco, una zona que llamamos de fibrosis focal, que creemos que ha sido generada por sobreentrenamiento en algunas fases al inicio, a los 16, 17 o 18 años, de darle intensidades no controladas”, comentó el doctor Carlos Brenes.
Indicó que el corazón intenta adaptarse a esas exigencias, pero hay un precio que pagar y, que en este caso, para explicarlo en palabras sencillas, encontraron una cicatriz en el corazón.
Eso puede generar alteraciones del ritmo, o arritmias, que pueden dar pie a eventos arrítmicos súbitos y hasta comprometer incluso la vida de las personas.
“De ahí que la dosificaficación de las cargas del ejercicio y las recomendaciones que le hemos hecho a Andrey no es bájese de la bicicleta, sino dosifiquemos muy bien y dónde queremos colgar la medalla”, citó el experto.
El doctor resaltó el acto responsable que ha tenido Andrey de cuidar su cuerpo, de entender que como todo en la vida, hay ciclos, momentos, en los que se deben poner en una balanza los riesgos del alto rendimiento, o de la alta competencia y el sobreesfuerzo, la sobrecarga, cuando ya hay una lesión.
“Lo mismo que le pasa a los futbolistas por ejemplo, cuando hay lesiones de meniscos o rodillas, son muy lamentables, pero hay que poner en una balanza. En algunas ocasiones se puede reparar y otras veces el sobreentrenamiento va a seguir generando más lesión.
”Entonces, también hay momentos en los que hay que tomar estas decisiones en una forma responsable. Básicamente lo que hemos encontrado en el caso de Andrey es esto y está en un seguimiento, en un control", destacó el doctor.
También dijo que Andrey no tiene ningún síntoma y no siente absolutamente nada; no ha tenido desmayos, ni palpitaciones.
Las alteraciones que se identificaron en el electrocardiograma posteriormente se vieron en el ultrasonido del corazón, y se analizó mucho mejor con una resonancia magnética cardiaca.
“Se identificó una zona de fibrosis, de una cicatrización que creemos que pudo ser generada por sobreentrenamiento”, concluyó el cardiólogo, haciendo ver la importancia de chequearse.