Apenas tenía cinco años cuando vio a una figura que lo impactó. Era muy niño para acercársele o pedirle una foto, pero una tía lo animó. Ella le pidió a Rodrigo Badilla, uno de los mejores árbitros que ha tenido el país, que si se podía fotografiar con el niño.
Ese chiquillo de Fray Casiano de Puntarenas creció con la idea de ser como su coterráneo Badilla y la vida lo llevó a seguir sus pasos. Hoy, David Gómez es uno de los árbitros que brillan con luz propia en Costa Rica.
“Esa foto es un recuerdo. Estaba en el kínder y tuve la oportunidad de estar con don Rodrigo Badilla, cuando recién venía llegando del Mundial de Estados Unidos 1994, y creo que desde ahí empezó a nacer en mí esa semilla por llegar a ser árbitro”, dijo David, quien, como si fuera ayer, revivió ese instante junto al mundialista Rodrigo Badilla.
“Cuando uno está pequeño y logra ver a una persona que salía en televisión, siempre queda esa imagen, o esa sensación de llegar a ser como él, sobre todo porque venía de un mundial y somos de la misma provincia, de Puntarenas. Por supuesto que fue como la figura a seguir, y para nadie es un secreto la carrera que tuvo don Rodrigo, que fue muy brillante en lo nacional e internacional”, destacó David Gómez Araya.

Pero si hay alguien a quien David agradece haberle inculcado ser árbitro de fútbol, es a su tío, quien sigue pendiente de él, como cuando daba los primeros pasos en el mundo del balón y el silbato.
“El arbitraje para mí empezó desde muy joven, creo que eso ya uno lo trae. Cuando estaba en el colegio, un tío, Jorge Farrier, fue quien me inculcó el arbitraje”, mencionó David, quien añadió que su tío está muy orgulloso de él.
“Me envía como 250 fotos por partido, 300 videos, y estoy agradecido con la vida por dármelo a él como tío, casi como un padre, y que haya sembrado en mí esa semillita del arbitraje. ¿Quién quiere ser árbitro hoy día? Solo un loco; y tomamos esta locura con responsabilidad y pasión”, expresó David Gómez.

Gómez, quien debutó en Primera División en el Clausura 2016, en un partido de Liberia contra Santos de Guápiles, destacó que hace un tiempo se encontró con Rodrigo Badilla, quien observó la fotografía.
“Le causó gracia y a mí también”, dijo David, quien no ha vuelto a coincidir con el exmundialista.
“Creo que después de su etapa de árbitro, como que se apartó un poco del arbitraje. La relación con Rodrigo es amena, pero el contacto es poco. No he tenido la opción de recibirle algún consejo, pero los tiempos y las generaciones han cambiado; rescato la presencia que tenía Rodrigo en la cancha”, indicó David.
David comentó que en la actualidad no tiene un modelo a seguir, menos fijarse en un árbitro y copiar o imitar su forma de dirigir.
“Uno crece viendo muchos árbitros, estilos y personalidades; sin embargo, en la vida todos nos forjamos nuestro propio destino y marca. La idea es hacer las cosas bien y dejar una imagen positiva. Como en la vida, hay que tomar las cosas buenas de las personas y lo que se debe mejorar, tratar de afinarlo”, señaló David.
David Gómez tiene cuatro años de ser árbitro FIFA. A sus 37 años, no ha dirigido en un mundial, pero no se obsesiona; solo quiere hacer las cosas bien y esperar la oportunidad.
“No sé qué me traerá Dios en el futuro, pero todo lo que sea crecimiento y, como siempre se dice en la vida, que el techo sea el cielo, y uno —de la mano de Dios— trata de seguir creciendo. No sé hasta dónde Dios me tendrá en esta apasionante aventura. No he tenido la oportunidad de dirigir en un Mundial y uno nunca debe cerrar las puertas en ninguna circunstancia. FIFA y Concacaf dan oportunidades y lo importante es estar preparado”, opinó David.

El primer clásico del Torneo de Apertura estuvo a cargo de David Gómez Araya, quien lució bien, no tuvo problemas e hizo un buen trabajo. David siente que ha mejorado, por eso la Comisión de Arbitraje recurre mucho a él para nombrarlo como central o en el VAR.
“He trabajado con el control de emociones; a veces a uno, como persona y en esta profesión, las emociones le pueden pasar la factura y creo que he trabajado en eso, en estar más tranquilo y relajado. Gracias a Dios, y de la mano de don Enrique (Osses) y toda la Comisión de Arbitraje, me ha ido de la mejor manera. La idea es no ser un chispazo, sino constante, que es lo que más cuesta. No puedo salir a un partido sin poner todo en las manos de Dios”, dijo David, oriundo de Fray Casiano de Puntarenas, una comunidad con muchos retos, pero que le entregó al fútbol no solo a David, sino a otras figuras como Anthony Hernández, Kliver Gómez y Jurguens Montenegro.