
Con su taquicárdica victoria del sábado en la Serie Mundial, los Dodgers de Los Ángeles agrandaron su reinado en el béisbol norteamericano con todas las armas de una nueva dinastía, comenzando por sus ases japoneses Shohei Ohtani y Yoshinobu Yamamoto.
La franquicia angelina es la primera que gana dos títulos consecutivos de las Grandes Ligas en el último cuarto de siglo y acapara un total de tres trofeos de los últimos seis en juego.
Ohtani, instalado en la discusión de los mejores beisbolistas de la historia, es el principal responsable de este bicampeonato aunque en el sétimo y definitivo partido del sábado ante los Azulejos de Toronto cedió el protagonismo a los héroes más inesperados.
Yamamoto fue reconocido con el premio al Jugador Más Valioso (MVP) tras una de las mayores gestas que se le recuerda a un lanzador en una Serie Mundial.
El japonés, que había realizado 96 lanzamientos como abridor de la victoria del viernes, reapareció sin descanso en el juego final para dejar en blanco a los Azulejos en las dos últimas entradas.
Los Dodgers terminaron ganando por 5 a 4 con un jonrón de Will Smith en el undécimo inning, pero nunca hubieran llegado hasta ahí si el venezolano Miguel Rojas no hubiera pegado un cuadrangular en el noveno para empatar el marcador.
Rojas y Smith rescataron así a unos Dodgers sobrepasados por Toronto en muchas fases de la eliminatoria, reivindicando a un elenco de secundarios siempre a la sombra de galácticos como Ohtani, quien lo hizo además ejerciendo su doble rol de lanzador y bateador por primera vez en una postemporada.
En el camino a su segundo Clásico de Otoño en dos años como Dodger, Ohtani agrandó su leyenda con hazañas como la combinación de 10 ponches lanzados y tres jonrones bateados que logró ante los Cerveceros de Milwaukee, quizás la mejor actuación de la historia del béisbol.
Los problemas llegaron cuando los Dodgers se vieron acorralados por Toronto y exprimieron de tal manera a Ohtani que acabó encontrando los límites de su talento sobrenatural.
Los Dodgers pueden también mirar al futuro con confianza al tener atado al Babe Ruth contemporáneo por otras ocho temporadas, como parte del monumental contrato que le firmaron por una década y 700 millones de dólares.
