
A estas alturas, ya no sorprende que la Copa Oro se juegue siempre en Estados Unidos. Lo que sí debería sorprendernos es que a nadie en CONCACAF parezca incomodarle. Y sí, está claro que el dinero pesa (y mucho), pero ¿y la justicia deportiva? ¿El crecimiento del fútbol en la región?
Cada edición, Estados Unidos arranca con ventaja. Juega en casa, conoce los estadios, duerme tranquilo. México, aunque no juegue en su territorio, lo hace rodeado de camisetas verdes que corean su himno con más fuerza que cualquier otro país del área. En la Copa Oro, incluso cuando enfrenta a Estados Unidos, parece que juega de local. Es como si jugaran en el Estadio Azteca.
Y si hablamos de resultados, el dominio es clarísimo: de las últimas 17 ediciones, México ha ganado 9 veces y Estados Unidos en 7 ocasiones. El único país que logró romper ese binomio fue Canadá, que se coronó campeón en el año 2000. No se trata solo de quién la organiza, sino también de quién tiene más posibilidades de ganarla.
Mientras tanto, el resto: Costa Rica, Panamá, Honduras, Jamaica o Guatemala, se enfrentan a un torneo donde siempre son visitantes. No podemos comparar, por ejemplo, el rendimiento de Costa Rica contra Estados Unidos en la Copa Oro con lo que sería un partido en el Estadio Nacional, donde tradicionalmente les ganamos. Las condiciones de localía hacen una diferencia real.
¿No sería más justo rotar la sede? ¿Darle a otros países la oportunidad de sentir lo que significa organizar un torneo del área? No se trata de quitarle nada a Estados Unidos, sino de repartir mejor la fiesta. Y no me refiero a ceder uno que otro partido, como ya ha pasado en ediciones anteriores, sino a variar realmente la sede del torneo, con todo lo que eso implica.
Centroamérica, si se organiza bien, podría compartir sede entre varios países. Costa Rica, por ejemplo, ya ha demostrado que puede ser anfitrión de torneos FIFA con altísima calidad.
La pregunta no es si se puede, sino si hay voluntad. Y la otra pregunta: ¿de verdad queremos que la Copa Oro siga siendo “el torneo de verano en Estados Unidos” donde siempre ganan las mismas dos selecciones o estamos listos para convertirla en lo que debería ser: ¿un torneo de todos?
Esto no significa que con ello vamos a ganar la Copa Oro, tenemos claro que las selecciones del norte son equipos difíciles de vencer. Pero sí nos daría un torneo más justo, donde al menos todos tengamos la posibilidad de jugar en igualdad de condiciones.