Con una diana del veterano Sergio Ramos, el Monterrey mexicano empató este martes 1-1 con el Inter de Milán en su debut en el Mundial de Clubes en Pasadena, el este de Los Ángeles.

El español Ramos, de 39 años, adelantó a los Rayados con uno de sus emblemáticos cabezazos en el minuto 25 y el argentino Lautaro Martínez colocó el empate en el 42 en una calurosa tarde en el estadio Rose Bowl.
Estas tablas permiten a River Plate quedar como líder solitario del Grupo E tras su victoria 3-1 ante el Urawa Red Diamonds japonés.
El empate supone otro jarro de agua fría para el Inter, que dos semanas atrás fue humillado en la final de la Liga de Campeones ante el París Saint-Germain por 5-0.
Monterrey pudo incluso llevarse los tres puntos en un espectacular disparo del español Sergio Canales que se estrelló en el palo en el minuto 64.
El rumano Cristian Chivu, nuevo entrenador interista, ejecutó cuatro cambios respecto a la debacle de Múnich, dejando en el banco al francés Marcus Thuram.
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Monterrey, primera escuadra mexicana en entrar en liza en el Mundial, también estrenaba timonel con el español Domènec Torrent, asistente durante una década de Pep Guardiola.
Ambos técnicos plantaron a sus nuevos pupilos en un esquema de similar orientación defensiva, con Sergio Ramos ordenando la zaga regiomontana, flanqueado por otros dos centrales.
El argentino Lucas Ocampos provocó un tiro de córner y Sergio Ramos, como en sus mejores tiempos, se anticipó a los defensores para elevarse en el aire y conectar un cabezazo picado que sorprendió a Yann Sommer.
En su posible último gran torneo internacional, Ramos amplió así su galería de icónicos goles de cabeza, en la que tiene lugar privilegiado el testarazo en el minuto 90+3 de la final de la Liga de Campeones de 2014 ante el Atlético de Madrid.
Con el número 93 a la espalda como recuerdo, el campeón mundial español le limpió simbólicamente el botín a su compatriota Oliver Torres, autor del milimétrico tiro de esquina.
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El gol de su capitán encendió las gradas del centenario Rose Bowl, donde la escuadra mexicana tuvo amplia mayoría entre los 40.311 espectadores.
Desde el banco, Chivu respiró con alivio cuando el Inter igualó el marcador antes del descanso con una excepcional jugada de laboratorio.
En una falta centrada, el albanés Asllani descolocó a la defensa mexicana al picar la pelota para la irrupción de Carlos Augusto, que le cedió el gol en bandeja a Lautaro Martínez, para decretar la igualdad.